Con el apoyo a Sánchez, los catalanes también consiguen ventajas fiscales y económicas
Los acuerdos del PSOE con los independentistas catalanes también incluyeron acuerdos económicos largamente esperados por Barcelona.
El clima político español está muy tenso. El Partido Popular y Vox tomaron las calles desde que se oficializó las negociaciones por la ley de amnistía entre el gobierno en funciones y los partidos separatistas catalanes, ERC y Junts per Catalunya. Entre tanto ruido y crispación, hoy el Congreso de los Diputados, con 179 votos favor y 171 en contra, invistió al socialista Pedro Sánchez presidente del Gobierno.
Sánchez tendrá por delante una legislatura marcada por la polémica ley de amnistía, precio que tuvo que pagar para quedarse cuatro años más en La Moncloa. Aunque si bien el perdón de los políticos independentistas ocupó la mayor parte de los comentarios, desde que el popular Alberto Núñez Feijóo fracasó en su intento de investidura, las cuestiones económicas también ocuparon muchas horas de negociaciones entre los representantes de Madrid y Barcelona.
De igual modo que la amnistía provocó la indignación en una parte considerable de la sociedad, los acuerdos que hacen al dinero tampoco dejó indiferentes por su enorme relevancia. Otra brecha, en este caso mayoritariamente entre economistas, divide a la sociedad española.
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Al igual que la política, la brecha económica es transversal ya que tiene defensores y detractores de uno y otro bando. Entre los economistas socialistas que se oponen a las ventajas cedidas a Cataluña, se encuentra Juan Carlos Díez, quien en su informe mensual enviado a sus colegas economistas, empresarios, políticos y medios de comunicación, entre ellos EL CRONISTA, destaca la preocupación que generaron los acuerdos no sólo con los catalanes, sino también con agrupaciones vascas independentistas.
Díez comienza su relato repasando las reacciones de los principales medios que leen los inversores internacionales que compran deuda española: Reuters, Bloomberg, Wall Street Journal y The Economist. "Tan sólo Financial Times hizo una editorial apoyando los acuerdos si sirven para que Junts y ERC abandonen la vía unilateral de la independencia y abran un periodo de diálogo", destaca.
Díez alerta que en el acuerdo con Junts se incluye la cesión de los tributos que se recaudan en Cataluña a la Generalitat, hecho que se interpretó como un cupo vasco.
- Para el economista, un cupo catalán, similar al cupo vasco, acabaría con el modelo cuasi federal de la Constitución de España y del estado autonómico para pasar a un modelo confederal, similar al de la Unión Europea donde el poder residiría en las regiones y dejaría al centro sin recursos para ejercer la esencia del movimiento obrero y del PSOE desde su creación, que no es otro, según Díez que "diseñar un sistema tributario progresivo donde las rentas medias altas pagan tipos mayores que las rentas medias bajas para desarrollar un estado de bienestar que evite situaciones de pobreza y garantice la igualdad de oportunidades de todos los ciudadanos, independientemente de su nivel de renta y del lugar en el que residan del territorio".
"España nos roba"
Este mito, de acuerdo al economista, quedó mucho más explícito en el acuerdo con ERC. Díez explica que desde el tripartito catalán presidido por Pascual Maragall, y que abarcó desde el 2003 al 2006, comenzó a gestarse el mito de España nos roba y fue liderado en un principio por economistas del Partido Socialista Catalán (PSC), como el consejero Castells. Posteriormente, sigue, con Mas-Colell, quien siendo consejero de economía, formó un grupo de economistas catalanes de universidades de prestigio internacional. "El España nos roba fue el germen del relato épico que los políticos independentistas usaron para decirles a los catalanes que con la independencia vivirían mejor", sostiene Díez.
El economista lamenta que tan sólo él y pocos más se dejaron la piel en los medios para explicar la falacia del maltrato fiscal a los catalanes. Cuenta que España tiene cuatro impuestos que explican el 75% de los ingresos del Estado: cotizaciones a la Seguridad Social, impuesto sobre la renta (IRPF), IVA e impuesto de sociedades. ¿Cómo se distribuyen éstos?
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La cotización va íntegra a pagar pensiones y como desde 2007 es insuficiente, la Seguridad Social acumula una abultada y creciente deuda con la administración central. Del IRPF y el IVA se cede el 50% de la recaudación a las comunidades autónomas.
El IRPF es progresivo y recaudó en 2022 unos 109.000 millones de euros. En lo que hace al IVA, este tributo es proporcional y recaudó 82.000 millones: "Por lo tanto, el IRPF explica el 60% de los ingresos públicos cedidos a las comunidades autónomas y que gestiona la administración central para redistribuir y, al ser progresivo, explica la mayor parte de las balanzas fiscales de las autonomías".
En cuanto a Cataluña, Díez recuerda que tiene una renta por habitante y salarios más altos que Extremadura o Andalucía, motivo por el cual paga más al IRPF y tienen una balanza fiscal negativa. Por otra parte, Madrid tiene salarios más altos que Cataluña, especialmente en los tramos del tipo máximo del impuesto por encima de 60.000 euros donde más se recauda, y por eso tiene una balanza fiscal más negativa que Cataluña.
"Madrid no paga impuestos, los pagamos los madrileños. Yo pago cada trimestre y cada año mucho dinero en impuestos y cuando mi asesor fiscal me dice lo que me van a cargar en mi cuenta del banco no pienso que el Estado me roba, pienso que estoy contribuyendo a pagar pensiones mínimas no contributivas para evitar que millones de pensionistas vivan en la indigencia". Asimismo, recuerda el también columnista de algunos de los principales periódicos de España, los impuestos contribuyen a apuntalar el ingreso mínimo vital de mucha gente que está en claro riesgo de exclusión, la educación de los jóvenes o la sanidad de los mayores.
"Ver el logo del PSOE en el pacto con ERC y de Junts asumiendo en la introducción todo el relato falso de los independentistas es muy duro para este economista observador". Tan duro como los tiempos que corren, y los que vendrán.