Estudio

Cada vez hay más presión fiscal en España: cómo se ubica en el ranking de la OCDE

El organismo alerta sobre las distorsiones que crea el uso de tipos reducidos y exenciones en el IVA y los impuestos especiales.

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España es el país de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) donde más ha crecido la presión fiscal en la última década, solo por detrás de Eslovaquia y Corea del Sur.

La presión fiscal ha crecido en la mayoría de los países de la OCDE tanto en los últimos diez años (del 31,5% del PIB al 34,1%) como entre 2020 y 2021 (0,6 puntos). En este último caso, los aumentos más marcados se han dado en Noruega (3,4 puntos) y en Chile (2,8). Así lo desglosa el informe Revenue Statistics 2022.

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Entre 2010 y 2021, el indicador que mide el peso de impuestos y cotizaciones sociales sobre la economía ha avanzado 7,1 puntos hasta alcanzar el 38,4% del PIB. 

El repunte ha sido muy notable también entre 2020, marcado por la pandemia, y 2021, caracterizado por una fuerte recuperación. España fue el sexto país del club donde la ratio de impuestos sobre el PIB más avanzó en este corto periodo, en más de un punto y medio, tres veces por encima que la media de la OCDE.

Cómo repercute esto en el salario

Mientras el Gobierno lleva a cabo la negociación para la subida del Salario Mínimo Interprofesional para 2023, que se espera se sitúe en una franja entre 1046 y 1082 euros al mes, el estudio publicado por la OCDE analiza el impacto de las subidas de este indicador. Pero teniendo en cuenta no solo el impacto en los trabajadores, sino también el coste para las empresas.

El estudio analizado, valora el efecto positivo de incrementar salarios mínimos en un momento en el que "la inflación ha alcanzado niveles no vistos en las últimas cuatro décadas, afectando desproporcionadamente a los hogares más pobres". Aunque incide en que su evolución presenta dificultades para seguir el ritmo de la inflación, como informó El Economista España.

El informe de la OCDE resalta la necesidad de tener una "coordinación eficaz" de los ajustes del salario mínimo con las demás disposiciones fiscales y de prestaciones. 

Algo que ha ocurrido en todos los países analizados, incluida España, donde la subida del 5,2% SMI nominal en 2022 no ha impedido la caída del real (que recoge la evolución disparada del IPC). 

Por ello, en línea con la reciente directiva europea de Salarios Mínimos, la organización destaca la importancia de que las cantidades se ajusten periódicamente. Sin embargo recuerda que también existen otras vías para modular la pérdida de poder adquisitivo

La primera pasa por la negociación colectiva, tanto entre empresas y trabajadores, como en el marco del diálogo social con el Gobierno a través de un 'pacto de rentas', para encontrar soluciones que reparta "equitativamente" el coste de la inflación y eviten "una espiral de precios y salarios". 

El informe añade un factor a tener en cuenta: la "coordinación eficaz" de los ajustes del salario mínimo con las demás disposiciones fiscales y de prestaciones, incluidas las medidas extraordinarias adoptadas para amortiguar el efecto de la crisis.

Ello es clave para que el aumento del SMI se traduzca en un aumento del salario neto, pero también para limitar el aumento de los costes laborales para los empresarios.

Por ello, la OCDE propone no limitarse a analizar el SMI como un porcentaje del salario medio o mediano. Si se usa este indicador, el salario mínimo en España equivale al 50% del mediano, un porcentaje por debajo de la media de la OCDE.

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QuÉ implican las distorsiones en el IVA

La OCDE alerta sobre las distorsiones que pueden causar los tipos reducidos, y las exenciones, en la imposición indirecta, en particular en el IVA. El organismo subraya que la mayoría de los países del club contemplan tipos reducidos en el impuesto sobre el valor añadido para una "amplia gama de bienes y servicios", que suelen "perseguir diversos objetivos políticos".

Entre ellos, mejorar la equidad, gravando menos los productos de primera necesidad, como agua, alimentos, servicios de salud o educación. También se usan para estimular el consumo de "bienes de mérito", como los culturales, promover determinadas actividades, como el turismo en España (cuenta con un IVA reducido del 10%), o abordar externalidades ambientales.

"Sin embargo, la evidencia empírica sugiere que las exenciones y las tasas de IVA reducidas no son la manera más efectiva de lograr esos objetivos e incluso pueden ser regresivos", alerta la organización en el informe Consumption Tax Trends 2022, que también publica este miércoles y en el que destaca como los impuestos especiales sobre bienes determinados han perdido mucho peso en las últimas décadas a favor del IVA, como informó El País.

"Otras medidas, como brindar apoyo específico a través del impuesto sobre la renta y/o las transferencias y beneficios, tienden a ser más efectivos para abordar la equidad y perseguir políticas distintas al aumento de los ingresos fiscales", añade.

Eso se debe a que los hogares más ricos tienden obtener un beneficio mayor en términos absolutos de los tipos reducidos del IVA que los hogares de bajos ingresos, porque consumen más.

Este efecto también se produce con los tipos de IVA reducidos utilizados para "estimular el empleo (por ejemplo, en los sectores del turismo o la hostelería), o para apoyar actividades culturales (por ejemplo, teatro) o perseguir otros objetivos no distributivos".

En un reciente informe sobre las medidas contra la inflación puestas en marcha por muchos países, España incluida, la OCDE alertó sobre este efecto. Recomendó huir de las rebajas fiscales generalizadas que se están produciendo sobre todo en la energía y privilegiar las iniciativas enfocadas en los hogares más humildes.

El organismo avisó que subvencionar los precios de gas y electricidad sin diferenciar por renta beneficia más a quienes más consumen, supone una carga para las cuentas públicas y va en contra de la transición verde, porque no desincentiva el consumo energético.

Cuáles son las consecuencias de estos indicadores

Esta desproporción fiscal repercute más en las empresas que en los trabajadores. La ratio entre sus ingresos netos y la de los hogares que perciben un salario mediano también supera la media de la OCDE, superando incluso a países con más ayudas sociales para los trabajadores con rentas bajas.

Una subida del 5%, por ejemplo, se traduce casi por completo en el incremento de los ingresos, aunque solo sea porque el trabajador no recibía prácticamente beneficios sociales que se vieran recortados por el aumento del nivel de renta que conlleva la subida del salario mínimo.

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Como ocurre con otras medidas, como el Ingreso Mínimo Vital, estos resultados ponen en cuestión el impacto real de estas decisiones, de carácter social, sobre el empleo.

En este sentido, no es la subida del SMI por sí misma, sino su incremento sin contemplar un ajuste de las cargas fiscales lo que amenaza con convertirse en un elemento que desincentiva la contratación, aunque el Gobierno español no parece tener en cuenta las advertencias al respecto.

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