Discusión teológica

¿Existió JESUCRISTO en la vida real? Estas teorías generan muchas SOSPECHAS en contra

Indagando en la figura de Jesucristo, este análisis se adentra en los debates históricos y teológicos que cuestionan la existencia real del personaje.

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Jesucristo es un individuo que, indudablemente, ha dejado una huella imborrable en la historia de la humanidad, eclipsando a cualquier "influencer" contemporáneo con su palabra que ha resonado durante siglos. 

Aunque sigue existiendo un debate constante y actual entre expertos y teólogos sobre si fue una figura histórica literal, interpretada de manera diversa. John Dominic Crossan, por ejemplo, lo percibe como una figura histórica enfocada en la promulgación de valores éticos, mientras que otros, como George Albert Wells y Timothy Freke, lo visualizan como una figura mítica creada del sincretismo cultural.

Las historias bíblicas y su verdad

Respetando las diversas creencias religiosas, es notable que muchas historias bíblicas acerca de Jesús llevan consigo elementos mágicos y milagrosos, llevando a la sugerencia de que los relatos del Jesús de Nazaret del Nuevo Testamento puedan tener un componente mítico para inspirar a las personas de esa época. 

A medida que la ciencia ha ganado terreno, especialmente desde la Ilustración, las supersticiones y creencias religiosas han sido gradualmente desplazadas por el método científico, permitiendo una comprensión más objetiva de fenómenos anteriormente inexplicables.

¿Exisitó Jesucristo de verdad? Estas teorías generan muchas sospechas en contra. (Imagen: Pixabay)

David Fitzgerald, por más de una década, desde la publicación de su obra Ten Christian Myths That Show Jesus Never Existed At All, ha defendido la noción de un Jesús mítico, argumentando que la mayoría de las investigaciones sobre él se han realizado desde una perspectiva cristiana en lugar de científica o histórica, recuerdan en El Confidencial.

Bart Ehrman, un experto en paleocristianismo, señala que una de las pruebas más fuertes de que Jesús puede no haber existido es la ausencia de su mención en fuentes paganas contemporáneas. "No hay registros de nacimiento, transcripciones de juicio, certificados de defunción... nada", menciona Ehrman en Jesus: Apocalyptic Prophet of the New Millennium, y amplía que, a pesar de existir numerosos documentos de la época por parte de historiadores y filósofos, Jesús no es mencionado en ninguna fuente no cristiana o judía.

La peculiar falta de menciones de San Pablo

En tanto, Pablo de Tarso, un pilar en el cristianismo, sorprendentemente no menciona eventos biográficos específicos de Jesús, ni siquiera hace referencia a los Doce Apóstoles, lo que plantea sospechas y conduce a la creencia de que los evangelios podrían haber sido escritos posteriormente, según Marcus Borg, un teólogo y especialista en el Nuevo Testamento.

Además, la teoría de Donald Guthrie, presentada en los años 60, sugiere que los nombres de los evangelistas -Marcos, Mateo, Lucas y Juan- son seudónimos asignados alrededor del siglo II. Este uso de seudónimos, según Guthrie, era común en esa época y, tras analizar el Nuevo Testamento, concluye que ninguno de los evangelistas afirmó estar presente durante los actos y milagros de Jesús.

¿Exisitó Jesucristo de verdad? Estas teorías generan muchas sospechas en contra. (Imagen: Pixabay)

Las contradicciones en los evangelios

Las contradicciones entre los evangelios también plantean dudas sobre la realidad de los eventos de la vida de Jesús. Marcos, el evangelio más antiguo, fue reformulado tanto por Lucas como por Mateo con correcciones y material adicional, llegando incluso a contradecir el evangelio de Juan, que fue escrito mucho después.

En resumen, la figura de Jesús se percibe de manera diversa según el autor, las creencias y la fe de cada uno. Puede ser visto como filósofo, fariseo liberal, revolucionario o incluso feminista. Fitzgerald argumenta que "Jesús parece ser un efecto, no la causa, del cristianismo", instando a una separación rigurosa de la historia y el mito. 

Sin embargo, las diversas interpretaciones de la Biblia no deben disminuir su valor ni el de las creencias de quienes la leen y estudian, ya que su riqueza también radica en su polivalencia interpretativa.

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