El turismo argentino en jaque: de la mano de cielos abiertos, Brasil se lleva a los viajeros locales
La industria del turismo cambió radicalmente este año. Es que, con la nueva política económica que introdujo el gobierno de Javier Milei, la Argentina se volvió más cara y dejó de ser atractiva para los extranjeros. Ahora, los argentinos empiezan a mirar hacia afuera
Con una Argentina más cara para el viajero extranjero y en medio de la implementación de la política de cielos abiertos, mediante la que el Gobierno busca una mayor conectividad aérea, tanto dentro del país, como a nivel internacional, las tendencias del turismo cambiaron radicalmente este año. Los viajes al exterior predominan, aún en medio de una recesión económica, y Brasil se prepara para recibir una enorme cantidad de turistas argentinos.
Por otro lado, ofertas, descuentos, financiamiento y pago en dólares para evitar impuestos son las medidas con las que las empresas del sector intentan reactivar las ventas y tentar a los viajeros. Sin embargo, se espera una caída de hasta el 30 por ciento para el sector en 2024.
"El empresario hotelero y gastronómico, en su mayoría PyME, en general, desarrolló una gran capacidad para adaptarse y diversificar la oferta, lo que incluye promociones como "3x2" en noches de alojamiento, paquetes que combinan hospedaje con servicios de spa o experiencias gastronómicas, descuentos según el medio de pago, y colaboraciones con eventos culturales. Estas estrategias buscan captar la atención de un viajero que no solo busca precios competitivos, sino también experiencias memorables", indica Rafael Miranda, vicepresidente de la Federación Empresaria Hotelera Gastronómica de la República Argentina (Fehgra).
La explicación tiene varios puntos. Además de la recesión general que atraviesa la economía argentina actualmente, lo que disminuye, tanto el nivel de actividad, como la duración de las estadías, se suma una brecha cambiaria inferior a la del año pasado que no favorece a la llegada de extranjeros. A su vez, la relativa estabilidad del dólar impulsa a los locales a viajar al exterior, sobre todo, a Brasil.
Según los últimos datos del Indec (correspondientes a septiembre), el turismo emisivo, es decir, los argentinos residentes que viajaron al exterior, aumentó un 30,4% si se compara con el noveno mes del año pasado. Esto quiere decir que unos 580.700 viajeros salieron del país en septiembre. En tanto, ingresaron a la Argentina unos 461.900 viajeros extranjeros, lo que significó una baja interanual del 15,9 por ciento.
"Desde inicios de 2024 se redujo la cantidad de turistas visitando la Argentina. Se encareció como destino turístico y si bien al correr de los meses está mejorando el flujo, todavía no alcanza para equiparar los niveles del año pasado, cuando la brecha en los tipos de cambio le daba una oportunidad a cualquier extranjero, pero, especialmente, a países vecinos, que venían a visitar el país y usaban sus ahorros en dólares para conseguir una ventaja muy interesante. Esto ahora está reducido por la disminución de la brecha y por una apreciación de nuestra moneda. A cambio, estamos ganando en estabilidad. En el tiempo, la Argentina irá recuperando más turistas extranjeros, de hecho, para fin de año ya están mejorando los índices", asegura Pablo Aperio, director de la agencia de viajes Travel Services.
Próximo destino: Brasil
Si se tiene en cuenta el total de turistas que viajaron al exterior en septiembre (461.900), el informe del Indec reveló que el 16,7 por ciento eligió a Brasil como destino. Le siguen Chile y Europa, con 16 por ciento y 15,5 por ciento, respectivamente.
En este contexto, el país vecino se convirtió en uno de los destinos turísticos más elegidos por los argentinos y se acerca a Miami, históricamente popular entre los viajeros locales. Tras la devaluación del real, la brecha entre estos dos destinos se achicó en detrimento de la ciudad estadounidense.
"Desde septiembre crecen las compras para Brasil. En octubre, en particular, tuvimos buenas ventas para enero de 2025 a destinos de playa y la demanda para febrero ya arrancó, especialmente para Florianópolis y Río de Janeiro. Es un cambio respecto del año pasado que teníamos a Miami como líder y que ahora va a competir con destinos como el Caribe con Cancún y Punta Cana y Madrid como principales destinos para el verano en el exterior", indica Aperio.
La debilidad del tipo de cambio en Brasil es un proceso que inició a mediados del año pasado y se da en un entorno de debilidad económica en el país vecino. El dólar pasó de R$ 4,7 en ese entonces, hasta los R$ 5,48 actuales, lo que implica una devaluación cercana al 17 por ciento desde el tercer trimestre de 2023 hasta la fecha.
Entonces, de cara a la temporada de verano, se espera un récord de oferta aérea para conectar a la Argentina con Brasil. De hecho, según proyecciones de la Agencia Brasileña de Promoción del Turismo Internacional (Embratur) habrá unos 820.000 asientos disponibles en vuelos entre los dos países en el primer trimestre del próximo año, el mayor número de asientos desde 2008, cuando comenzó la estadística.
Esto se da en el marco de la implementación de la política de cielos abiertos en la Argentina que comenzó a principios de año con el ministro de Desregulación y Transformación del Estado Federico Sturzenegger a la cabeza. El Gobierno puso primera con la modificación del Código Aeronáutico, con el fin de aumentar la competitividad, desregular la actividad y sumar jugadores en el mercado aerocomercial local.
Hoy, son 12 las líneas aéreas que operan vuelos directos desde el país hacia destinos como Río de Janeiro, San Pablo, Bahía, Paraná, Santa Catarina, Distrito Federal, Ceará, Pernambuco, Minas Gerais y Río Grande do Norte.
La low cost Flybondi es una de ellas y ya está reajustando su oferta para poder satisfacer la demanda de vuelos de cara a la temporada de verano. "Nuestras rutas más solicitadas son Río de Janeiro y Florianópolis. Para el verano vamos a reforzar las frecuencias. En el caso de Florianópolis, haremos dos vuelos diarios de lunes a domingos a partir de diciembre, mientras que Río de Janeiro pasará de 13 vuelos semanales a 21 vuelos por semana", adelanta Federico Pastori, Chief Commercial Officer de la compañía.
La otra aérea de bajo costo que opera en el mercado local JetSmart también vuela al país vecino. En el caso de las conexiones hacia Florianópolis ofrecerá once vuelos semanales en enero, mientras que las de Río de Janeiro pasaron en octubre a siete vuelos por semana.
El norte y el sur resisten
Aunque la actividad en el turismo local bajó notablemente, los meses más difíciles fueron los primeros del año. Ahora, después de un invierno frío en el que, según datos de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), viajaron en el país un 11,9 por ciento de argentinos menos que el año pasado, la demanda empieza a reactivarse lentamente.
"Notamos un creciente interés para viajar este verano. Esto se ve reflejado en las búsquedas para diciembre, enero y febrero, que aumentaron un 136 por ciento a nivel nacional, en comparación con el promedio de los meses de mayo, junio y julio", comenta Paula Cristi, gerente general de Despegar para Argentina y Uruguay.
En cuanto al turismo local, Bariloche, Ushuaia y El Calafate lideran las ventas para enero y febrero, en tanto Salta, Mendoza y Córdoba empezaron a recibir más demanda para diciembre.
"Notamos un incremento interesante de los destinos del partido de La Costa por viajeros locales. Por su parte los viajeros extranjeros disfrutan el país de punta a punta, con el foco en experimentar nuestra gastronomía y grandes vinos, pero disfrutando de nuestra imponente naturaleza. A su vez, en la post pandemia vimos reflejado un interés muy especial en los argentinos por continuar descubriendo su país", suma Jimena Gutiérrez, gerente General de Booking.com para la Argentina, Uruguay y Paraguay.
Los destinos más buscados por argentinos en Argentina, para temporada de verano son Mar del Plata, Bariloche, Villa Gesell, Pinamar y Villa Carlos Paz. En tanto, las búsquedas de los extranjeros en la Argentina las lidera Buenos Aires, seguido de Mendoza, Bariloche, El Calafate y Ushuaia. Según datos de Despegar, los extranjeros que más eligen visitar la Argentina son brasileños, en primer lugar, y le siguen chilenos, peruanos y colombianos.
"La hotelería argentina, como otras industrias, no consigue bajar tarifas porque los costos fijos (luz, gas, personal) se duplicaron, y eso hace que todos hayan tenido que subir las tarifas para ser rentables. En esta coyuntura, muchos argentinos se inclinan por Brasil o los Estados Unidos, que son destinos que actualmente se volvieron competitivos", indica Diana Moschini, gerente de Correntoso Lake & River Hotel.
Temporada de estadías más cortas
También, según la CAME, en las últimas vacaciones de invierno la estadía media bajó de 4,5 días en 2023 a 4,1 este año y el gasto diario en promedio fue un 3 por ciento inferior a precios reales (es decir, descontando la inflación).
"Observamos una tendencia clara hacia viajes más cortos. Para la próxima temporada estival en la Argentina, proyectamos que las estadías serán más breves, reflejando esta tendencia global que, a la vez, responden a un contexto de menor gasto por parte de los consumidores, ya que la recuperación de los niveles de consumo en nuestra actividad aún es limitada. Los turistas nacionales probablemente optarán por destinos cercanos, en línea con las condiciones económicas", explica Miranda.
En este caso, los hoteles sufren las consecuencias. En octubre la ocupación en los alojamientos de lujo -de cuatro y cinco estrellas- no llegó al 50 por ciento y se trata del peor número registrado pospandemia, según el informe del mercado hotelero que elabora Newmark, una empresa de servicios inmobiliarias corporativos. "Hay una recesión clara en la economía del argentino. Esto, si bien en los productos de lujo no se nota, porque tiene mucho público extranjero, el destino en general y, específicamente, las cabañas y hoteles de menor categoría, sufrieron mucho este invierno con un 35 por ciento de ocupación", expone Moschini del Hotel Correntoso.
La ocupación de este tipo de hoteles registró hasta septiembre 2024 un promedio del 49 por ciento. Esto fue por debajo de 2022 y 2023, cuando esos números fueron del 53 por ciento y 50 por ciento respectivamente. Sin embargo, los números son superiores a los hoteles de uno, dos y tres estrellas. El promedio de ocupación en estos casos apenas alcanza el 35 por ciento.
"Las reservas para la temporada actual son notablemente más bajas que las del año pasado. En el destino Cataratas venimos sosteniendo una caída de alrededor del 30 por ciento durante meses, incluyendo vacaciones de invierno y la tendencia del verano no marca también un desafío. Y, aunque hubo un aumento en la llegada de turistas extranjeros, no fue suficiente para compensar la disminución de turistas nacionales", revela Silvia Radins, gerente general del hotel Iguazú Grand.
Una caída que se sintió en el aire
Según datos de septiembre de la Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC), el turismo aéreo doméstico registró una caída interanual del 9,1 por ciento. A nivel de aeropuertos, los principales sufrieron pérdidas considerables, siendo Aeroparque el más afectado, con una caída del 10 por ciento. Otros más pequeños como Chapelco y Resistencia mostraron un crecimiento positivo, aunque en volúmenes relativamente menores.
Como consecuencia de esto, y en virtud de los cielos abiertos, las aéreas reforzaron su oferta hacia destinos internacionales. Tal fue el caso de Aerolíneas Argentinas. A partir de enero, comenzará a volar dos nuevas rutas que conectarán a Punta Cana con Rosario y San Miguel de Tucumán. Además, sumará más frecuencias desde Buenos Aires y Córdoba hacia el Caribe.
Mientras la línea aérea de bandera avanza en su política comercial, la posibilidad de su privatización se empezó a hacer más fuerte ante los reiterados paros que están llevando adelante los sindicatos del sector, en reclamo de falta de acuerdos paritarios. Eso a pesar de que quedó afuera de la lista de las empresas privatizables que el presidente Javier Milei envió al Congreso en la Ley Bases.
Sin embargo, el Ejecutivo ya inició conversaciones para vender la empresa estatal, a la vez que el presidente de Aerolíneas, Fabián Lombardo, deslizó la posibilidad de buscar alianzas en el mercado. Hasta el momento, se presentó un proyecto con la firma de Hernán Lombardi y otros diputados del PRO para declarar sujeta a privatización a la empresa aérea.
En tanto, Arajet, la aerolínea de bajo costo de bandera dominicana, también sumará, a partir de diciembre, más vuelos para conectar a la Argentina con Punta Cana, uno de sus hubs principales y desde donde se podrá viajar a otros destinos (unos 200), entre ellos, México, los EE.UU. y el Caribe.
Los pedidos del sector
El sector no logra despegar completamente y, de cara a una nueva temporada, los desafíos están a la vista. Aunque la estabilidad macroeconómica posibilita cierta proyección a futuro, indispensable para la industria, las cuestiones regulatorias e impositivas siguen siendo una traba para las empresas de la industria.
"Apoyamos todas las medidas que permitan que los viajeros cuenten con más y mejores alternativas para viajar. Creemos que la falta de previsibilidad y de reglas claras pone en mayor dificultad a una industria que todavía no se ha recuperado. Somos parte de un sector que trabaja con la planificación como uno de los ejes esenciales y, en este sentido, la previsibilidad es fundamental", comenta Cristi de Despegar.
Desde principios de año, la modalidad de pago en dólares se empezó a fortalecer entre los viajeros argentinos. De hecho, las agencias de viajes y las aerolíneas empezaron a aceptar la divisa extranjera como forma de pago. Se trata de una alternativa que surgió luego de la devaluación que llevó a cabo Javier Milei durante sus primeros días al frente de la Casa Rosada. Ahora, los clientes abonan tanto paquetes, como vuelos y alojamientos al exterior sin impuestos (PAIS y percepción de ganancias), lo que genera un ahorro del 40 por ciento en el precio final de los servicios. "El 60 por ciento de los viajes al exterior hoy se abonan en dólares en Travel Services", revela Aperio.
"Deberíamos nivelar el grado de imposición con los países que son exitosos en materia de turismo y cuyo sistema tributario es el modelo del nuestro. Concretamente Europa, donde hay una diferencia en la alícuota de IVA, siendo la general del 21 por ciento y la del sector del 10 por ciento; a su vez, no existe Ingresos Brutos, cuya alícuota promedio en la Argentina ronda el 4 por ciento para la actividad; no existe el impuesto a las transacciones financieras, ni el impuesto PAIS, ni tampoco tasas como Seguridad e Higiene o Tasa de Comercio", precisa Miranda.
El futuro de la industria
La desregulación del mercado aerocomercial argentino que comenzó hace unos meses el ministro Federico Sturzenegger fue el puntapié inicial para el comienzo de la reactivación del sector.
"Si avanza la política de cielos abiertos y las aerolíneas deciden intensificar su relación con la Argentina, se espera la vuelta de algunas líneas. Esto permitiría recuperar rutas y competitividad. La mejor manera de acceder a tarifas más económicas es sumar más jugadores, rutas y opciones de vuelos", sostiene Aperio. Y suma: "La Argentina necesita más disponibilidad de frecuencias y asientos de cabotaje e internacionales y las low cost no son las únicas que rápidamente pueden proveer estos lugares".
El primer resultado de la política provino desde Paraguay. Es que Paranair, aerolínea del país vecino, será la primera en abrir los cielos argentinos. Dado que, recientemente, el Gobierno habilitó a las líneas aéreas a volar rutas nacionales con tripulación y aviones extranjeros, la línea aérea conectará dos ciudades de la Argentina mediante la ruta Asunción-Córdoba-Mendoza. Esta conexión, que tiene como destino inicial y final a la capital paraguaya, se inaugurará en febrero de 2025 y tendrá dos frecuencias semanales. Este tipo de rutas son muy utilizadas en la aviación, sobre todo, para maximizar la eficiencia de los aviones, que son los principales activos de las aerolíneas.
Esta nota salió publicada en la edición N° 371 de la Revista Apertura.
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