

En vísperas de la marcha en memoria de Nisman y en pleno feriado de Carnaval, el Gobierno decidió ayer abrir un doble frente de conflicto. El canciller Héctor Timerman sorprendió con una convocatoria a la prensa en la que informó que había citado a los embajadores de EE.UU. y de Israel para que transmitieran a sus capitales dos notas relacionadas a la cuestión AMIA-Irán. En esos textos, de redacción casi idéntica, hay de todo. Sin embargo es poco lo que se entiende.
Timerman expresa allí una sorpresiva preocupación de la Argentina por las diferencias entre Israel y EE.UU. en torno a las negociaciones sobre el programa nuclear iraní (Israel lo considera "malo y peligroso" y busca firmemente impedir la firma de un acuerdo entre Teherán y Occidente). Reitera la voluntad argentina de que el atentado contra la AMIA sea incluido en la agenda de diálogo del llamado Grupo de los 5 + Irán ("lamenta" que no haya sido escuchado su pedido anterior). Y advierte a ambos gobiernos sobre dos cuestiones: primero, que la Argentina no va a "tolerar" ser escenario de "operaciones políticas, de inteligencia o peor aún, de hechos o acciones más graves por conflictos que le son completamente ajenos a su historia"; y luego, exige que esos mismos dos embajadores "observen las normas y conductas" diplomáticas y se abstengan de interferir en los "asuntos internos" del país.
La carta además, apunta al Poder Judicial. Recuerda la responsabilidad de la justicia federal en el esclarecimiento del atentado a la mutual judía de 1994 y la de la Corte Suprema en la investigación sobre el ataque a la Embajada de Israel, de 1992, tribunal que, dice, "hace años que no informa sobre ninguna actuación o avance en la investigación".
Timerman trabajó sobre los textos la noche del lunes (ayer desde temprano estaba buscando al traductor para pasarlos al inglés). Su carta recoge en parte expresiones de la Presidenta durante su último acto en la Casa Rosada. Y también recupera otros mensajes de la Presidenta sobre la falta de avances en las investigaciones de los atentados.
La Presidenta ya había hablado del riesgo de traer al país "el drama y la tragedia de otras regiones remotas del mundo", en su primera aparición después de la muerte del fiscal Alberto Nisman. Pero es la primera vez que el Gobierno advierte sobre "operaciones políticas, de inteligencia" y "de hechos aún más graves" en territorio nacional vinculadas a aquellas tragedias. Y más aún, en un documento oficial dirigido a otro país.
¿A qué hechos se refiere concretamente la nota del canciller Timerman? ¿Habla de los dos atentados del pasado, como podría entenderse, o advierte sobre eventuales hechos, del presente? El canciller no respondió ayer dos llamados telefónicos para despejar estas dudas.
Ayer la administración en Washington estaba cerrada, por causa de una tormenta de nieve, pero desde el Departamento de Estado se hizo saber que rechazaban el pedido de Timerman para que se incluyera la cuestión AMIA en las negociaciones con Irán y consideraban además que no sería apropiado hacerlo. "La muerte del fiscal Nisman no debe detener la búsqueda de la Argentina de los responsables de ese brutal ataque terrorista.
Continuaremos ofreciendo nuestra asistencia tanto para la investigación sobre la AMIA como la de la trágica muerte del fiscal Nisman", dijo un vocero del Departamento de Estado. En la embajada sin embargo intentaban hacerse una idea sobre qué estaba tratando de decir realmente Timerman.
En la embajada de Israel se esperaba una respuesta de su cancillería. Hasta anoche no había llegado. En el último mes se especuló con que Israel cree que el fiscal Nisman fue asesinado. En días pasados, el ex embajador Daniel Gazit le confió en privado a un hombre de su confianza que adhería a esa hipótesis.
En conversaciones informales, entre los dirigentes de la comunidad judía algunos de los párrafos de la carta se entendieron como un mensaje dirigido a Irán. Julio Schlosser, presidente de la DAIA, no aventuró una respuesta, pero dijo que en la carta de Timerman "hay muchas cosas que nos llaman la atención y son difíciles de entender".
"Nunca en nuestros contactos el canciller nos hizo mención a operaciones políticas o de inteligencia como los que menciona en el texto. Tendría que explicar el canciller a qué se refiere", sostuvo Schlosser ayer ante una consulta.
En lo que concierne a la Justicia, la carta de Timerman será analizada mañana en una acordada de Corte Suprema.
Las notas del canciller responden al formato que acostumbra a usar el Gobierno: reparte culpas y elude responsabilidades. Pero además, esta vez siembra intrigas y no representa ningún aporte al esclarecimiento de la cuestión Nisman ni mucho me nos, al de los motivos del frustrado acuerdo con Irán. ¿De qué está hablado entonces Timerman?













