Se dispara el gasto electoral: ¿y el déficit?
Cómo cerrarán las cuentas fiscales este año con la expansión proyectada para los próximos meses, según los economistas. Qué puede exigir el FMI en un acuerdo.
El gasto público acelera en el segundo semestre y las elecciones legislativas agregan combustible a esa marcha. Si bien en la primera parte del año el Gobierno ganó aire al ajustar las cuentas -con incrementos por debajo de la inflación en jubilaciones y salarios -, ¿qué puede ocurrir con el déficit fiscal hasta fin de año?
"El Gobierno sobrecumplirá la meta de déficit primario contemplada en el presupuesto (4,5 por ciento del PBI). En nuestro escenario, el rojo fiscal primario se ubicará entre 3 y 3,5 por ciento, a pesar de la inyección de gasto de estos meses. El fuerte ajuste de la primera mitad del año dejó un déficit acumulado de apenas 0,7 por ciento del producto, lo que le da espaldas para ser más expansivo en estos meses previos a las legislativas de noviembre", señala Ricardo Delgado, socio y director de la consultora Analytica.
Para Camilo Tiscornia, socio director de CyT Asesores Económicos, el rojo fiscal primario (sin considerar intereses de deuda) también cerrará 2021 por debajo del 4 por ciento del PBI. ¿Cómo se financiará el mayor gasto que viene? "En forma conservadora puede estimarse que el límite a los adelantos transitorios (del BCRA) se ubicará cerca de $ 2 billones a fin de año y dado que el stock de adelantos es de $ 1,45 billones, hay un remanente de financiamiento de $ 550.000 millones", detalla.
"En cuanto a las utilidades (del Banco Central), el presupuesto 2021 contempla un monto total de $ 800.000 millones, de los cuales $ 520.000 millones ya fueron transferidos, por lo que el Tesoro podría obtener todavía $ 280.000 millones. Así, el financiamiento del BCRA podría totalizar $ 830.000 millones", completa.
"Hay que tener presente que el segundo trimestre fiscal del año pasado, anualizado, el déficit era de casi 12 puntos del producto, en plena pandemia. A partir de octubre empezó un proceso de ajuste, parte por reducción de gastos extraordinarios de la pandemia y parte por inflación, que permitió mejorar la recaudación y licuar gastos, fundamentalmente jubilaciones", analiza Fernando Marengo, socio y economista jefe de Arriazu Macroanalistas.
Marengo proyecta que por ese efecto de la primera parte del año el desequilibrio cerrará en torno a 3 puntos del producto, "una reducción muy grande con respecto al año pasado". No obstante, advierte que "está el desafío de cómo se financia eso si no se logra elevar los niveles de rollover de deuda" en el mercado local.
¿Qué puede plantear el FMI -con el que habrá que renegociar los vencimientos antes de marzo próximo- respecto de ese nivel de déficit? "Una meta fiscal y monetaria más dura será incluida en el nuevo acuerdo con el FMI. El año próximo el déficit será más bajo, lo que es condición necesaria, pero no suficiente, para empezar a bajar la inflación y contener la brecha cambiaria. Cuánto de reformas exigirá el Fondo es una incógnita", responde Delgado y agrega: "Lo que sí parece claro es que un nuevo contrato con el FMI puede servir de guía básica, de hoja de ruta que permita coordinar las expectativas privadas y comenzar a resolver los graves desequilibrios macro. No es poco".
Para Marengo, partiendo de un déficit de 3 puntos del PBI en 2021, el Fondo pedirá un ajuste, pero "no enorme". "Pero ese ajuste va mucho más allá de lo que pide el FMI. (El Gobierno) lo tendrá que hacer por un tema de restricción presupuestaria. Financiar un poco más de 2 puntos de déficit primario en una economía que no tiene financiamiento externo es todo con emisión o deuda en mercado local. Si no se genera confianza post elecciones y post acuerdo, no habrá ingreso de capitales".
"La falta de voluntad del Gobierno por comprometerse a un ajuste fiscal y a reformas estructurales, que es lo que demandará el FMI, es lo que explica la dificultad de llegar a un acuerdo. En el mejor de los casos, el Gobierno podrá comprometer una reducción gradual del déficit que quede a fin de este año, y como lo ha hecho en el pasado, basado más en la expectativa de crecimiento de la economía que en reducciones de gasto, que es lo que el FMI buscaría", opina por su parte Tiscornia.
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