

En la búsqueda de la unidad electoral en la Provincia, el diputado nacional Cristian Ritondo se convirtió en algo más que el delegado personal de Mauricio Macri en las negociaciones con Javier Milei y lleva a la mesa de diálogo los pedidos de un partido que supo conducir los destinos del distrito electoral más importante del país y que, además, retiene poder territorial a través de legisladores, intendentes y concejales.
Si bien el intercambio se había iniciado antes de las elecciones porteñas, se sabía que el resultado que se obtuviera marcaría una línea para las negociaciones en la Provincia de Buenos Aires. En ese sentido, la victoria de ManuelAdornifortaleció la posición libertaria que se resumía en la máxima"juntos, pero pintados de violeta".
Hoy en el PRO bonaerense hablan de una negociación que tiene dos capítulos: uno es el que corresponde al turno de septiembre -en el que se elegirán cargos provinciales y municipales-, y el otro que se dará en octubre para renovar los cargos legislativos nacionales.
Sobre el segundo, desde La Libertad Avanza fueron claros y taxativos: la boleta de octubre será violeta y los candidatos del PRO estarán bajo ese sello. Eso es "innegociable", conceden.
En el partido amarillo entienden que el "Triángulo de Hierro" que conforman el presidente Javier Milei, Karina Milei y Santiago Caputo "está mirando la elección nacional de octubre" y que, por ello, se dejó trascender que no es tan importante lo que pueda pasar en los municipios bonaerenses.
"Obviamente les importa ganar la elección. ¿Por qué? Porque si salen primeros, ellos se terminan consolidando como la oposición al kirchnerismo. Pero más importante es octubre, donde si no salen primeros puede llegar a traer algún problema de confianza y un impacto en la macroeconomía", explicó a El Cronista un conocedor de la dinámica del partido que fundó Mauricio Macri.

En la elección de septiembre, apuestan, la boleta será blanca porque va a tener los dos sellos partidarios. Como ejemplo se pone el caso de Chaco, donde el oficialismo provincial ubicó su logo y el de LLA en la misma nómina.
Eso le permitiría al PRO mantener su marca que -según entienden quienes lo conducen- sigue teniendo su propio valor. Sin embargo, ese punto todavía no está cerrado y hay tiempo hasta mediados de julio para conseguir un entendimiento.
Por otra parte, la carta que Ritondo necesita jugar con más fuerza es aquella que los intendentes de su partido le han marcado: que en los 13 distritos en los que hay un jefe comunal, las listas a concejales y a consejeros escolares sean armadas por ellos. "Cristian es el encargado de que el armado de la lista local la haga el intendente. Son 13 de 135 municipios, no es o no debería ser un obstáculo para el acuerdo", piensan los amarillos de la provincia.
En ese sentido, en una reunión realizada la semana pasada, los jefes comunales le remarcaron a Ritondo la importancia que tiene para ellos ese armado: "Para cualquier intendente, un concejal más o un concejal menos puede ser vital para aprobar un presupuesto".
Aunque hay una línea común en el planteo, el actual intendente de San Nicolás, Santiago Passaglia, ya afirmó que no será parte del armado del PRO y de LLA y que competirá con sello propio. Tampoco es claro cómo se van a conformar las listas a diputados y senadores provinciales, dónde y cómo se mezclarán aquellos legisladores que buscan una reelección con los nuevos postulantes de cada fuerza.
"Lo importante para los intendentes es lógicamente mantener el armado de sus distritos" en los que, muchas veces, ya conviven en alianza con los libertarios o con radicales, declaró un conocedor de la interna amarilla. Así, sobre las espaldas de Ritondo recae la necesidad de mantener el equilibrio, entre lo posible y lo deseable, entre ser competitivo y "ganarle al kirchnerismo" y mantener el sello del PRO con vida. La tarea encomendada, no será sencilla.













