

"Alegría". Esa es la consigna elegida para impregnar de optimismo al espíritu libertario en el último tramo de la campaña rumbo a las elecciones del 26 de octubre. El acto de mañana en el Movistar Arena con el presidente Javier Milei como actor central será clave en ese intento, mientras La Libertad Avanza (LLA) y el Gobierno atraviesan la tormenta perfecta, que combina la incertidumbre financiera con la pérdida de la brújula política rumbo a las elecciones del 26 de octubre.
El riesgo de que salga muy mal es alto: en medio del huracán político y financiero, la decisión de fingir demencia para montar una fiesta mientras se sostiene al candidato en la Provincia de Buenos Aires, José Luis Espert, acusado de presuntas conexiones narco no convence a todos. El economista concentra dudas -y desconfianza- dentro del propio oficialismo desde mucho antes. Y a eso se añade que tampoco hay un consenso unificado en torno al regreso de Mauricio Macri a Olivos.
"Espertjuega o juega, no hay alternativa", resume una voz cercana al círculo de estrategas de la Casa Rosada ante la consulta de El Cronista. Lo llamativo es que, pese a todas sus diferencias, los dos vértices principales del "Triángulo de Hierro" -la estructura que integran Karina y Santiago Caputo con el mandatario y a la que se sumó recientemente Guillermo Francos- habían puesto reparos a la designación de Espert como cabeza bonaerense.
En la previa del cierre de listas, cuando se lotearon los espacios -mucho antes de colocar los nombres-, Milei ya había dejado en claro que quería a Espert en el primer lugar. También impuso el segundo, reservado para la actriz y modelo Karen Vázquez Reichardt, a quien solo conocía por intercambios en redes sociales durante la campaña de 2023. Su acercamiento y visita a Casa Rosada se produjo recién después de la asunción, por mediación de Sandra Pettovello, pero esa es otra historia.
La figura de Espert nunca fue de devoción dentro del mundo libertario. Muchos lo conocen desde sus tiempos como referente liberal, cuando en 2019 fue el primer candidato en levantar esa bandera como opción política. Para algunos, aquella aventura fue funcional al peronismo y ayudó a dividir el voto de Juntos por el Cambio; otros, en cambio, le reconocen haber dado una batalla ideológica cuando el liberalismo era mala palabra.
Entre estos últimos se apoyauna primera lectura que atribuye a Milei una decisión reivindicatoria: sostener al economista como candidato pese a la resistencia interna. "Espert sigue al frente solo por decisión presidencial", sostienen en el oficialismo. El Presidente toma muchas decisiones desde su valoración de las personas más que por los cálculos políticos. Su insistencia con Macri es otro ejemplo de ello.

Pero dentro del Gobierno y del espacio de LLA en general no abundan los que están dispuestos a poner sus manos en el fuego por el diputado. "A Espert nadie lo quiere. Nunca fue un buen candidato para la Provincia. Tiene un discurso muy duro que no penetra. Mide menos que el sello. Pero Milei prometió bancarlo ahora y en su aventura a la gobernación, y en eso está", sintetiza una fuente oficial.
Desde el entorno de Karina Milei también cuestionaron su elección. La secretaria general de la Presidencia desconfía de él y no olvida las veces que -según se comenta- Espert habló mal de los hermanos Milei en estos idas y vueltas en su relación. Como sucedió en otras oportunidades, "El Jefe" habría tomado nota y nunca lo perdonó.
En el ecosistema liberal-libertario, los caminos de Espert y Milei se cruzaron más de una vez y no siempre en buenos términos. Muchos dirigentes que hoy orbitan en torno a Karina Milei y Las Fuerzas de Cielo militaron con Espert hasta 2021, cuando comenzaron a migrar hacia el nuevo espacio libertario.
Una referente bonaerense lo describe como "incapaz de armar equipos", mientras otros lo señalan por su personalismo y maltrato. "No hay nadie que se haya ido bien de su lado. A muchos los dejó colgados del pincel con sus movidas", resume un exaliado.
¿Por qué, entonces, Milei lo sostiene contra la opinión de casi todos? Según fuentes oficiales, el diputado llegó a ofrecer su renuncia al Presidente el viernes pasado. Pero Milei volvió a validarlo. Eso no implica que el resto del gabinete haga lo mismo. "Patricia (Bullrich) no puede quedarse callada bancando a un tipo con supuestos vínculos con el narcotráfico siendo ministra de Seguridad. Pero nadie lo quiere salir a defender porque no saben hasta dónde pueden quedar pegados. Está ahí porque Milei quiso que esté ahí", sentencia un funcionario.
Las denuncias sobre Espert no son nuevas, pero en los últimos días surgieron nuevas evidencias y su reciente confesión por video solo buscó contener el escándalo. Las lágrimas parecen no bastar a todos y todas. Un dirigente bonaerense describe todo el episodio como una "bomba de racimo": "Para mí no es una explosión puntual, vamos a ver esquirlas cayendo por doquier. Temo que no hayamos visto el final de todas estas evidencias y las sigan soltando de acá al 26".
Otra lectura, dentro del oficialismo, vincula la decisión de Milei con las presiones externas. Entienden que el Presidente no quiere mostrarse débil ante las acusaciones del kirchnerismo y de Juan Grabois, ni frente a la creciente demanda mediática para que Espert se baje. Tampoco quiere ceder ante las presiones de Mauricio Macri por cambios, cuya reunión reciente con Milei no habría sido tan cordial como sugieren los posteos en redes posteriores de sus testigos.
Una última hipótesis apunta a Santiago Caputo, el estratega que diseñó las victorias de 2021 y 2023: deslizan que fue su consejo pese a que nunca comulgó con la figura del economista como cabeza de lista. "Santiago confía un 100% en sus encuestas", explican fuentes libertarias. Quienes deslizan esta línea comulgan con la lectura de que el costo político de desplazar a Espert es mayor que mantenerlo. A eso se suma que las boletas únicas de papel ya están impresas y Espert, guste o no, será el rostro violeta en PBA el 26 de octubre así no compita.
Desde un primer momento, el Gobierno se había prefijado una "campaña corta", concentrada en las dos semanas finales, cuando Milei regrese de Washington y se defina la estrategia para intentar remontar en Buenos Aires. La incógnita central que deberá resolver la Mesa Política esta semana es qué hacer con Espert, mostrarlo o sentarlo en tercera fila, como hizo esta semana en el acto frente al penal de Ezeiza. Nadie duda de que será una campaña caliente.

En ese contexto, reapareció Mauricio Macri en Olivos la semana pasada, de la mano de Guillermo Francos y un intercambio de chats con Milei desde Nueva York. Las visitas, no obstante, "no terminó bien" según fuentes del Ejecutivo. "Macri vino olfateando que era una cita obligada. Venía diciendo en off que no quería saber nada hasta después de octubre y apareció con su discurso de siempre. Eso no cayó bien y se empiojó todo", revelan.
Pese a ello, en un sector del Gobierno admiten que el diálogo con el expresidente es necesario: "Los votos de los ñoños republicanos son de Macri y de nadie más. Ni Santilli ni Ritondo", reconocen. Sin embargo, dudan de su capacidad para aportar nuevas fuerzas que garanticen gobernabilidad, algo que Estados Unidos exige como condición para un nuevo acuerdo financiero.
"Mostrar gobernabilidad no es hablar con Macri. Es tener gobernadores que te acompañen, que te aprueben proyectos, que levanten la mano cuando lo pedís", explican desde la Rosada. "Macri no te suma nada: los diputados y senadores que tenía ya negociaron con nosotros."
Del otro lado, en el macrismo aseguran que solo están en "modo escucha". Reclaman un programa común y participación real en un eventual relanzamiento del gobierno, con equipos y responsabilidades compartidas. Una coalición más amplia que deje a un lado la mirada sectaria que prevaleció en el mileísmo desde diciembre de 2023. Hasta hace poco, se hablaba de diciembre. La semana pasada en lo más alto del Gobierno afirmaban que Milei no quería abordar el tema de un cambio de gabinete, al menos, hasta noviembre.
En el entorno del expresidente Macri, creen que el interés de Milei por recomponer la relación responde más a una señal para convencer a la Casa Blanca que a un genuino acercamiento político. Sacan a relucir, una vez más, su experiencia de gestión. En su cuenta tuit, Milei dejó entrever que cualquier entendimiento recién se discutirá después del 27 de octubre, un día después de las elecciones. Hasta entonces, la desconfianza en ambos lados de la calle es mutua.













