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Patricia Bullrich le ganó una pulseada a Mauricio Macri, otra vez. Mostrando una agilidad notable, viendo claramente que el ex presidente no mantiene un vínculo virtuoso con los gobernadores del PRO, se reunió a las 8.45 con Rogelio Frigerio (Entre Ríos) y con Ignacio Torres (Chubut), dos de los mandatarios de Juntos por el Cambio que vienen manteniendo una relación tensa con el Gobierno.
Oficialmente se asegura que estuvo centrada en asuntos de seguridad, cómo mejorar la articulación entre Nación y provincias en materia de enfrentamiento al delito, narcotráfico y mafias. Pero también hablaron de política. "La foto habla por sí sola", dijeron cerca de Frigerio y Torres.

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Los gobernadores necesitaban ese encuentro. Triunfaron sobre el peronismo después de años y esperaban mantener una relación fluida con el presidente Javier Milei para que la población pueda justificar el cambio de sus preferencias electorales. Hasta soñaron con un vínculo privilegiado. En su lugar, se encontraron con un Gobierno que los considera poco menos que enemigos, que actúa sin consultarlos, y que no tiene interlocutores válidos a quienes trasladar sus inquietudes. Ahora tienen que empezar de nuevo en una relación fallida, que desequilibra no solo las cuentas provinciales sino el equilibrio federal que inspira nuestra Constitución Nacional.
Conociendo al "personaje"
Bullrich brindó sus conocimientos del "personaje" (por Milei). Siendo alguien que no viene de la política, las maneras tradicionales no funcionan. Por ejemplo, no es sustentable ninguna propuesta que no pase antes por su hermana, la secretaria general de la Presidencia, Karina Milei. Una invitación, por ejemplo, tiene antes que pasar por ella. Y tampoco sirve que se le ofrezca ayudas que no pidió. Suele tomarlo mal, casi como ofensivo o, cuanto menos, sospechoso.
Macri podría haber oficiado de "traductor" con los gobernadores. En cambio, le recomendó a Milei que tenga cuidado con los gobernadores, que cuando fue presidente la Nación terminó con déficit y las provincias con superávit. Por lo menos, eso es lo que dice el mileísmo y nadie en el macrismo lo desmintió. Además, los gobernadores pusieron sus fichas en el bloque que preside Miguel Angel Pichetto, lo que rehabilitó esas heridas que ya tienen bastantes años.
Como sea, los gobernadores del PRO también se verán con el ex presidente, quien habla seguido con ellos, aunque todavía no organizó un encuentro para hacer público, que se concretaría la semana próxima.
Los planes de Macri
El ex presidente se encuentra inmiscuido en otra dinámica. Tomó la decisión de presidir el PRO, algo que nunca quiso pero ahora considera imprescindible para sacar al partido que fundó de lo que suele llamar un "no lugar". En su visión, tiene que haber un liderazgo claro que marque un rumbo y le otorgue "nitidez" a una agenda que en mayoría fue tomada por Javier Milei, sin duda hoy el líder de la derecha en el país. Sabe que puede haber algún dirigente que se vaya, y no parece que le preocupe demasiado.
En ese camino, está muy lejos de encarar un cogobierno o algo similar con LLA. Tampoco quiere volver a pedir la presidencia de la Cámara de Diputados para Cristian Ritondo (el único cargo que sugirió, se asegura en el macrismo). "Ese momento ya pasó", le dijo a uno de sus más cercanos amigos. Y habría agregado que "ayudar sí, todo lo que se necesite, eventualmente con algún profesional que pueda aportar en alguna de las áreas, pero de ningún modo asumir una responsabilidad política".
Una razón para actuar de esa manera es bastante obvia. Primero tiene que definirse la conducción del PRO. Otras no lo son tanto. Además de los modos que tiene Milei, que en muchos casos el mismo Macri considera que es necesario destacar positivamente, hay temas de prioridades en la agenda que son distintos.
La ex ministra de Educación de CABA, Soledad Acuña, que estuvo el fin de semana de carnaval en Cumelén, le planteó que la agenda en materia educativa está ignorada por el Gobierno, cuando debería ser una prioridad para lograr objetivos al concluir los cuatro años de gestión. "Mauricio estuvo totalmente de acuerdo", le dijo a El Cronista.
Por otro lado, Macri se mostró preocupado frente a la parálisis del Gobierno en la mayoría de las áreas y la dificultad de "quedarse con la última palabra pero no lograr los objetivos, es lo mismo que nada". Y habría puesto como ejemplo el ya famoso tema de los más de 20 fideicomisos, que por la mala praxis del oficialismo en Diputados, siguen vigentes.
Para satisfacción del PRO, Manuel Adorni salió a desmentir que fuera inminente un encuentro entre el Presidente y Macri hoy en la conferencia de prensa. Lo curioso es que la versión había salido desde el propio Gobierno y jamás fue confirmada por el macrismo. No solo porque el ex presidente seguirá hasta el fin de semana en Cumelén. Sobre todo porque ambos no necesitan una "cumbre": hablan cada vez que quieren y sin la mirada inquisidora de los medios.













