

El presidente Javier Milei viajará esta noche hacia Oslo, Noruega, para participar de la ceremonia de entrega del Premio Nobel de la Paz a la dirigente opositora venezolana María Corina Machado, líder de Vente Venezuela y una de las voces más críticas del régimen de Nicolás Maduro.
La invitación, cursada personalmente días atrás por la propia galardonada, fue aceptada por el Presidente durante el fin de semana, pese a que la agenda legislativa local lo obliga a una estadía muy breve en el país nórdico.
Machado fue distinguida en octubre por su “incansable labor en favor de los derechos democráticos del pueblo venezolano”. El comité del Nobel destacó que su lucha representa la posibilidad de “una transición justa y pacífica de la dictadura a la democracia” en Venezuela.

Actualmente, la dirigente afirma vivir en la clandestinidad y bajo amenazas constantes de parte del chavismo, encabezado por Maduro y Diosdado Cabello.
La ceremonia tendrá lugar el miércoles 10 en el Ayuntamiento de Oslo, y contará también con la presencia de mandatarios como Santiago Peña (Paraguay) y Daniel Noboa (Ecuador). Para Milei, la participación refuerza su alineamiento internacional con líderes y movimientos que denuncian violaciones a los derechos humanos en la región, además de profundizar su sintonía política con referentes de la centroderecha latinoamericana.
La agenda presidencial en Noruega será intensa: además del acto central, Milei mantendrá un encuentro con el rey Harald V y luego con el primer ministro Jonas Gahr Støre, una señal de continuidad en la apertura diplomática hacia Europa y en la búsqueda de nuevos vínculos estratégicos y comerciales.
El Presidente partirá de regreso el mismo miércoles por la tarde y llegará a Buenos Aires el jueves por la mañana, debido al inicio del período de sesiones extraordinarias en el Congreso, donde se discutirán el Presupuesto 2026 y un paquete de reformas laborales, tributarias y previsionales clave para su programa económico.
El viaje, de menos de 72 horas, combina así una dimensión internacional de alto impacto simbólico y el respaldo a la oposición venezolana en un escenario global, con la urgencia de la agenda doméstica, en un momento en el que el Gobierno busca asegurar apoyos parlamentarios para avanzar con su hoja de ruta económica.













