

La reforma de la Ley de Alquileres quedó en manos del Senado. Fue luego de que este miércoles, el grueso de la oposición en Diputados lograra alinearse para introducirle una serie de modificaciones a la normativa que rige desde el 2020. Al menos con la conformación actual de la Cámara que lidera Cristina Kirchner, las chances de que el tema avance son muy bajas.
En la Cámara de Diputados se alinearon los planetas para que la oposición puediera anotarse un triunfo esta semana. En primer lugar, contaba con una ventaja clave: el tema había sido dictaminado en comisión hace más de un año atrás. Fue luego de las presiones que ejerció la oposición, con Juntos por el Cambio a la cabeza, que amenazó con la convocatoria a una sesión especial para tratar el tema.
Esto forzó al Frente de Todos a habilitar su debate en comisión, lo que derivó en dos dictámenes. El de mayoría era el del Frente de Todos y el de minoría, de la oposición. Con este antecedente, los bloques de la oposición ya contaban con un as bajo la manga: de ponerse de acuerdo en la letra chica del dictamen firmado (había diferencias puertas adentro) y llevar el texto al recinto, se requeriría de una mayoría simple para su aprobación. Y así fue.
Con negociaciones que se extendieron hasta el arranque de la sesión, que había sido impulsada tiempo atrás por el radical Mario Negri, secundado por su par del PRO, Silvia Lospennato, Juntos por el Cambio, Provincias Unidas, SER y parte del Interbloque Federal votaron en tándem la reforma a la ley vigente.

En cambio, en el Senado cuesta creer que poner contra las cuerdas al oficialismo surta efectos. Reunir el quórum para poner en marcha una sesión especial y exponer al Frente de Todos por no querer tratar el tema parece muy difícil para Juntos por el Cambio. Están lejos de los 37 presentes que se requieren y a eso se le suma que los bloques minoritarios que acompañarían la media sanción son pocos.
Para empezar, al menos tres de los cinco senadores que integran el interbloque Unidad Federal que lidera el jujeño Guillermo Snopek plantean que la media sanción, tal cual está, es "horrible".
Pero a esto se le suma otro escollo. La amenaza de una sesión especial fue lo que obligó a los diputados del Frente de Todos a habilitar el debate en comisión. En el Senado, sin esa amenaza, el oficialismo, que también controla las comisiones, no se vería forzado a iniciar ningún tipo de debate en esa instancia.
Sin dictamen, llevar el tema al recinto en una sesión especial tendría una doble complicación: reunir el quórum primero, y los dos tercios después, para su sanción. La jugada fracasaría de plano.
Es por eso que, al menos de aquí al 10 de diciembre, cuando cambie la composición de la Cámara alta, parece difícil que el tema prospere.
El Senado sigue sin sesionar
Mientras tanto, el Senado sigue paralizado. Es que el oficialismo insiste en tratar el pliego de la jueza Ana María Figueroa pese a cumplió los 75 años. El objetivo de la bancada que lidera José Mayans es prorrogarla en su cargo durante cinco años más. Juntos por el Cambio se opone de plano.
El interbloque opositor entiende que la jueza beneficiaría a la vicepresidenta Cristina Kirchner en la causa Hotesur, donde ella y sus hijos Máximo y Florencia por presunto lavado de activos.
Esto dificulta que oficialismo y oposición se pongan de acuerdo en sesionar. De allí que el Senado permanezca prácticamente paralizado. En lo que va del año, hubo apenas una sesión, además de la exposición de Agustín Rossi como jefe de Gabinete. En cambio, ya se acumulan dos intentos fallidos de sesión en 2023. El segundo fue, precisamente, porque el temario incluía el pliego de la magistrada.













