Las joyas de la inversión extranjera y cómo puede Argentina atraer más dólares

Un nuevo informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) señaló que a lo largo del 2022 ingresaron a América Latina y el Caribe 224.579 millones de dólares de inversión extranjera directa (IED), una cifra que representa un salto de 55,2% sobre el registro anterior y el máximo valor desde que se cuenta con estadística.

En la región, los buenos resultados se concentran en América del Sur que acaparó más del 80% de la participación, con Brasil a la cabeza, lejos. En este sentido, José Manuel Salazar-Xirinachs, Secretario Ejecutivo de la CEPAL apuntó al comportamiento "heterogéneo" del ingreso de capitales.

Además, aseguró que no existe equivalencia entre la mayor inversión y el desarrollo económico y marcó este punto como uno de los desafíos centrales de cara a una desaceleración de la economía.  "La transición energética y el desarrollo productivo sostenible son oportunidades para el crecimiento", dijo y llamó a los países mejorar el diseño de sus políticas.

De acuerdo con el informe, casi todos los países de América Latina y el Caribe recibieron más inversión extranjera directa en 2022, sin embargo, el caso de Brasil, que recibió un 41% del total regional y que figura como quinto destino de la IED mundial, se distanció del segundo en la región, México (17%).

Con un buen desempeño, pero a una amplia distancia del podio se ubicaron Chile (9%), Colombia (8%), Argentina (7%) y Perú (5%).

En el caso de la Argentina, se destacó el saltó de 123% interanual en la IED que alcanzó los u$s 15.000 millones; el comportamiento fue similar al de  Chile (129%) y superior al de Brasil (97%).

Dinámica y expectativa

La dinámica respondió a la recuperación pospandemia pero "no es claro si se mantendrá en niveles similares en 2023", advirtió el informe "La Inversión Extranjera Directa en América Latina y el Caribe 2023" y destacó que, desde 2013 las entradas de IED en la región no superaban los 200.000 millones de dólares.

El peso de estos flujos en el PIB regional también aumentó en 2022, llegando a representar el 4,0%, según el documento. "El reto de atraer y retener inversión extranjera directa que contribuya efectivamente al desarrollo productivo sostenible e inclusivo de la región sigue más vigente que nunca", afirmó Salazar-Xirinachs.

"Hay nuevas oportunidades en una era de reconfiguración de cadenas globales de valor y de relocalización geográfica de la producción ante una globalización cambiante", agregó el Secretario Ejecutivo de la CEPAL, en conferencia de prensa desde Santiago de Chile.

A nivel regional, un 54% de la inversión extranjera directa ingresó al sector de servicios, aunque también se destacó un repunte tanto en manufacturas como en recursos naturales. Las inversiones en servicios financieros; electricidad, gas y agua; información y comunicaciones; y servicios relacionados con el transporte tuvieron la mayor participación en el rubro pionero.

En materia de impulsores, Estados Unidos representó el 38% del total y la Unión Europea el 17%, entre los principales inversionistas en la región, mientras que la IED proveniente de países de la misma región de América Latina y el Caribe tuvo un salto importante al pasar de 9% a 14% del total.

Palancas de la inversión

Desde la CEPAL identifican la transición energética como uno de los principales impulsores del crecimiento económico, que puede convertirse en gran motor de la transformación productiva de la región, por lo que a partir de los recursos disponibles recomiendan a los Gobiernos darle prioridad en sus agendas productivas a actividades como litio, hidrógeno verde, energía solar y eólica.

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Según se explicó, el porcentaje de la capacidad instalada de energía renovable de América Latina y el Caribe es superior al promedio mundial, y la matriz de generación eléctrica es una de las más limpias del mundo.

Por lo tanto, si incrementa su oferta de energía renovable, la región podría convertirse en origen de la producción de bienes que hoy en día se producen en países con matrices relativamente menos limpias.

"Los Gobiernos deben liderar la coordinación de estrategias para el éxito de la transición energética en la región", subrayó el documento de la Comisión y entre las responsabilidades apuntó a garantizar la reducción radical de las actividades energéticas no renovables como exigen los compromisos climáticos, además de mitigar sus efectos negativos y sus costos económicos y sociales, sobre todo en términos de inversiones, empleo e ingresos.

Por eso, para que la transición sea "rápida y segura" recomiendan desarrollar políticas a largo plazo que promuevan las inversiones en fuentes de energía renovables.

Sin embargo, frente al potencial disponible de recursos no renovables, la CEPAL alertó que en este proceso se debe considerar la importancia que todavía tiene este sector para algunos países de la región, "especialmente en materia de generación de ingresos para atender demandas sociales, de desarrollo productivo y de seguridad energética".