El temor "castro-chavista" de Mauricio Macri para convencer a Larreta más allá de las encuestas
La designación de Jorge Macri como candidato único para la Ciudad no habría sido una decisión tomada solo en base a porcentajes. El temor a un asedio político y el reflejo del paradigma "castro-.chavista" en la lectura del expresidente. Qué carta se reserva el alcalde
Todo indicaría que Soledad Acuña será la candidata a vicejefa de Gobierno en la Ciudad de Buenos Aires. Es un compromiso personal que tomó Horacio Rodríguez Larreta con ella, quizás la más larretista de su equipo, altamente valorada por sus altos índices de gestión y por impulsar fuertemente -desde adentro- lo que muchos funcionarios porteños ponían en duda: la apertura de las escuelas en plena pandemia.
Lo cierto es que no es necesario anunciarlo todavía. El decreto de convocatoria para elecciones PASO convoca a votar, en forma concurrente con las elecciones primarias nacionales (el 13 de agosto), un/a candidato/a a Jefe/a de Gobierno.
La fórmula es un paso posterior, un gesto de quien -en principio- será designado como presidente de la Legislatura porteña y eventualmente podrá será reemplazado por acuerdo de mayorías. Ya sucedió con María Eugenia Vidal cuando fue por la gobernación a la Provincia de Buenos Aires y más tarde con Diego Santilli, cuando se candidateó a primer candidato de Juntos por el Cambio en el mismo distrito.
¿Se sumará Acuña en forma activa a la campaña, si es elegida? ¿Será un paso posterior? ¿Se evitará el tema antes de las PASO? "Son definiciones de estrategia política", comentan las huestes larretistas, incapaces todavía de ver cómo sigue toda la política, ya que en Juntos por el Cambio la CABA es un eslabón -seguramente el más importante que el PRO tiene entre manos- de un posicionamiento nacional.
Lo curioso es lo que se comenta en Uspallata. Acuña no descarta la posibilidad de ser candidata de Martín Lousteau, con quien viene trabajando hace tiempo, con naturalidad y agenda en común. Jorge Macri, para qué negarlo, es otra tribu dentro del PRO, con otros énfasis, siempre más dirigidos al rudo escenario del conurbano profundo.
Es verdad que Vicente López es un distrito pegado a la Ciudad. Y también que quizás los nuevos tiempos exijan nuevos modos. Una Buenos Aires asediada por una Provincia en llamas -ganando o perdiendo el Frente de Todos la contienda electoral- supone nuevos desafíos, donde la paciencia y los acuerdos trabados durante 16 años por el PRO ya no alcancen para garantizar la gobernabilidad.
Preocupación por el escenario más allá de 2024
Sí, desde Mauricio Macri hasta el último funcionario del PRO son conscientes de que un escenario desconocido se abre más allá de 2024, donde las reglas que rigieron la democracia en los últimos 40 años quizás ya no alcancen para garantizar la convivencia. Temen que que durante esta misma instancia electoral, la pelea lleve a una conclusión definitivamente agrietada: la Ciudad de Buenos Aires vista como el enemigo de la Argentina.
La lectura de un núcleo de PRO es que los procesos autocráticos en América Latina se vieron obligados a aplastar autonomías para afianzarse en su poder absoluto. En algunos casos triunfaron (Caracas) y en otros fracasaron (Santiago de Chile), aseguran. Ese paradigma, que muchos llaman "castro-chavismo" flota detrás de esos análisis.
Hay quienes aseguran que fue ese el argumento con el que Mauricio terminó de convencer a Horacio de que tenía que ser el primo Macri el sucesor. Ganando la contienda nacional, y aún la provincial, priorizar nitidez de carácter frente a al perfil progre-porteño. Alguien con experiencia y preparado para los peores escenarios.
¿Será tan grave lo que viene?
A las 9.30 en punto del martes, tranquilo porque ya estaba listo para su anuncio el acuerdo alcanzado en el PRO, Horacio Rodríguez Larreta saludó a los presentes que se habían agrupado para escucharlo en la Universidad de Belgrano y aseguró que "vamos a sacar a la Argentina adelante con la gente, pero tenemos que ir fuerte y rápido. Hace años que venimos en un péndulo de violencia y persecuciones. Pero tenemos que ir a un cambio profundo, que permita sostenerse en el tiempo, para lo que necesitamos estabilidad económica".
Larreta es un custodio de la unidad en la coalición opositora. Le resulta eso más sencillo que palpar el malestar general, porque está gobernando en medio del asedio. Lo mismo le sucedió a Macri, que llegó al 2015 creyendo que todo lo podría luego de haberse librado del kirchnerismo.
En el medio de la vida de ambos, apareció Patricia Bullrich y las cartas empezaron a desordenarse. Todos y cada uno, no solo en el PRO, también en la UCR, la Coalición Cívica y los peronistas republicanos buscan nuevas soluciones a las nuevas preguntas, que conllevan el más grande interrogante electoral: Javier Milei.
En la Ciudad, al eficiente Fernán Quirós le llevó todo el día dar a conocer el texto resignando su candidatura a gobernar la Ciudad. "Como les comunicó Horacio, Jorge tiene en las encuestas tomadas una intención de voto muy consolidada y yo una potencialidad muy auspiciosa", aceptó. Lo hizo convencido, pero con dolor. Tenía esperanzas hasta el último minuto.
Y fue sincero. "Confío en el liderazgo de Horacio y en la determinación de Jorge para seguir mejorando la calidad de vida de los argentinos y los porteños", convencido de que "la mayoría de los porteños consideramos que el PRO tiene que seguir gobernando la Ciudad y para eso debemos estar representados por un solo candidato".
Es el espíritu que ayer dominó Uspallata. Resignación de cuadros propios para lo que viene, una reconfiguración que será más o menos exigente de acuerdo a la evolución del contexto. Todavía falta un gran paso más para la oposición: la provincia de Buenos Aires y sus infinitas incógnitas.
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