

El secretario de Relaciones Parlamentarias del gobierno y dirigente del Movimiento Evita, Fernando "Chino" Navarro no para un segundo en arrojar frases filosas y una mirada aguda de la política. "La Argentina no es un país óptimo para invertir pero tampoco es un país donde nadie invierte", dijo al evaluar la actual situación económica.
Navarro exigió en este contexto la necesidad de "definir un modelo de Nación que perdimos en 1976" y admitió que hay tensiones fuertes en el Frente de Todos pero aclaró que "Alberto Fernández es el único que puede conducir la diversidad y matices" en el espacio oficialista. Sobre la designación de Martín Soria en el Ministerio de Justicia, el secretario Parlamentario dijo que el flamante funcionario "va a actuar bajo la condición del Presidente".
Con definiciones contundentes y un fuerte optimismo en que el Frente de Todos ganará las elecciones legislativas "por más de 40 puntos", Navarro dialogó con El Cronista desde su despacho situado en el primer piso de la Casa Rosada, a pocos metros de su jefe más cercano, Santiago Cafiero.
-¿No cree que la designación de Martín Soria en el Ministerio de Justicia reforzará el discurso duro del kirchnerismo en el gobierno?
-La designación de Martín Soria está cruzada por dos aspectos centrales. El tiempo que administró Alberto Fernández para designar a su ministro y por análisis tremendistas de un sector de los medios de comunicación y la oposición. Todo eso dar como resultado que la gestión de Soria va a ser dura y poco dialoguista. Martín Soria dio declaraciones como diputado nacional de lo que piensa de la Justicia. Pero como Ministro de Justicia va a actuar bajo la condición del presidente Alberto Fernández y con firmeza va a buscar consensos con la oposición y el oficialismo para avanzar en reformas que ya están en el Congreso y mejorar el funcionamiento de la Justicia para cualquier argentino de a pie que se pasa años en causas que no se resuelven y más aun en el 50% de jóvenes que están en las cárceles sin sentencias. Tengo expectativas en la gestión de Martín Soria y sobre todo porque sé que el que tiene en claro hacia donde vamos es el Presidente.
-¿Cuáles son los temas prioritarios que tendrá el gobierno en el Congreso además del proyecto de Ganancias
-El tema de impuesto a las ganancias no es un tema menor. Ya durante nuestro gobierno cobró volumen y nos empezó generar conflicto con los sectores del trabajo. Siempre nos quedó la duda porque no se sabe a ciencia cierta si en las elecciones incidió en los resultados de 2013 y 2015 aquella gran parte de los trabajadores afectados por el impuesto a las ganancias. Macri hizo campaña diciendo que lo iba a eliminar ese impuesto y eso no solo no cumplió sino que agravó este tema. Por eso este proyecto es un reconocimiento a más de un millón y medio de trabajadores que estaban afectados y a la vez creo que esto va a incidir positivamente en dinero que va a ir al consumo para una economía que ya está creciendo. Además de eso, vamos a poner a disposición del Congreso todos los detalles del acuerdo con el FMI y tendremos respaldo del Congreso que es un requisito que plantea la Constitución. Habrá otras propuestas que contemplen el debate, el consenso. En general la oposición ha acompañado las iniciativas que propuso el Poder Ejecutivo. Esperemos que la oposición se mantenga en esos criterios de racionalidad, cosa que no ocurre generalmente en un año electoral.
-Es que hoy se vislumbra una oposición más dura....
-Hay una oposición en crisis. El Presidente lo dijo en varias oportunidades. El que tiene responsabilidad de gobernar tiene una actitud y el que tiene el rol de opositor como legislador o candidato actúan con más libertad. Pero en Juntos por el Cambio hay un sector minoritario con gran respaldo de los grandes medios que tienen discursos que rayan lo antidemocrático. Por ejemplo, yo conozco a Patricia Bullrich y Waldo Wolf y sé que tienen un mensaje democrático pero en su discurso mediático para diferenciarse de los moderados de Juntos por el Cambio y traer a Macri al centro de la escena van construyendo un Frankestein donde en alguna marcha reivindican la dictadura. Discursos de mano dura que dan mucha pena y vergüenza ajena. Ese fanatismo los alinea con sectores de lo más retrógrado de la Argentina. En el Frente de Todos también hay sectores que rayan el fanatismo y a los fanáticos hay que aislarlos. Cuando vez a un fanático corré para otro lado. La Argentina se construye con debate, racionalidad y desencuentros por supuesto. Pero hay que construir encuentros y superar las diferencias pensando en resolver los problemas estructurales de la Argentina que Macri agravó y que la pandemia terminó de destruir. Que la crisis ayude no para hundirnos sino para mejorarnos.
-¿Qué rol deberían tener los movimientos sociales en todo esto?
-Los movimientos sociales tiene un rol no visualizado o no valorado. A mi me hace ruido cuando los llaman piqueteros. ¿Por qué? Porque cortan las calles. Pero cuando personas de otro sector social cortan las calles es un acto ciudadano. Hay una cuestión de prejuicio y descalificación. Hoy en Argentina funcionan 15.000 ollas populares que gestionan diariamente por lo menos una o dos comidas diarias. Todas esas comidas las preparan los referentes y las mujeres de los movimientos sociales. No es sólo entregar la comida sino compartir el dolor y la esperanza. La tarea de contención social no está contenida por el Estado o los grandes medios sino por hombres y mujeres que creen que esta crisis debe transitarse en paz. Alberto Fernández valora y destaca ello. Pero hay dirigentes que hablan de pobrismo o populismo que quiere secuestrar el voto. Es todo un disparate. Sino cómo ganó Vidal la gobernación bonaerense. Si era un voto secuestrado como dicen no puede haber ganado ni Vidal ni Macri. El peronismo pierde en muchos lugares arrasados por la pobreza.

-¿Pero los movimientos sociales solamente están para contener?
-Sueño que este gobierno logre que el 30 % de la obra pública este llevada adelante por las organizaciones sociales. Las cooperativas son las que deben llevar adelante este trabajo. Claro que esto siempre va a generar tensión con los intendentes en sus territorios. Deben ser cooperativas de pico y pala, no figuras donde se escondan empresas que ganen más plata. Si el 30% de la obra pública lo ponemos en estas cooperativas va a ordenarse la gente con el trabajo. Es un desafío que el Presidente lo tiene presente pero que el propio aparato del Estado le cuesta llevar a la práctica. Creo que la obra pública potenciará en 700.000 puestos de trabajo con un dinero en obras que ya está. Ello impactará fuertemente en la consolidación de la cultura del trabajo. En momentos de emergencia se toman decisiones de emergencia y hoy estamos en emergencia. Hoy tenemos la ley de góndolas pero las cooperativas no están en condiciones de proveer y tener asistencia en todas las góndolas.
-¿La tensión entre kirchnerismo duro con el albertismo no debilitan a la figura del Presidente?
-Alberto fue el primer kirchnerista desde la creación del Grupo Calafate por ello todo es muy relativo. Es cierto que hay una tensión entre sectores ligados a Cristina y otros grupos del Frente de Todos por ejemplo en el tema de Justicia. Pero yo comparto la idea de que la justicia funciona mal y que a Cristina se la persigue desde la justicia federal, desde un sector de la oposición y un sector de la prensa. Es que son todas causas judiciales donde se viola la legítima defensa o no se respeta el debido proceso. Acá se metió presa a gente sin pruebas suficientes. Dicho esto, hay una tensión en el Frente de Todos. Algunos creen que los problemas de la justicia se resuelven de forma inmediata y otros creen que hay que resolverlo atendiendo otras cuestiones de la política. Pero eso no debilita la figura del Presidente. Cristina lo elige a Alberto Fernández como candidato a presidente porque es un hombre razonable y moderado y tiene diálogo con grupos económicos, actores de la oposición y porque es el único que puede conducir la diversidad y matices en el Frente de Todos. Es obvio que hay problemas y va a ser peor porque la pandemia no terminó. Pero en la medida que Alberto Fernández tenga en claro su objetivo con diálogo y consensos se va a lograr.
-¿No es contradictorio ese dialogismo que ve en Alberto Fernández con sectores duros del kirchnerismo?
-La política se analiza a partir de un balance. Desde el 10 de diciembre del 2019 hasta hoy muestra que queremos construir un acuerdo. Pero no cualquier acuerdo. Un acuerdo para que haya en 10 años un dígito de pobres, que haya más exportaciones y que la justicia funcione bien.
-¿Piensa que el Frente de Todos ganará las elecciones legislativas en este contexto de crisis económica?
-Primero creo que el Frente de Todos discute en on y en off y es razonable. No somos un frente que viene de un país normal sino que nace entre actores que se conocen y urgidos en un país que se derrumbaba y que Macri iba a continuar derrumbándolo. Si no nos uníamos era suicida. El Frente de Todos es un acuerdo electoral con acuerdos programáticas. Es obvio que habrá discusiones pero lo bueno es que esas discusiones enriquezcan la mejor decisión. No va a haber ruptura porque está claro que afuera del Frente de Todos está Siberia con 50 grados bajo cero. Tenemos que tener la fortaleza de pelearnos mucho pero salir de ahí con ideas y acciones que resuelva los problemas del país. El único que puede conducir este proceso es Alberto Fernández. La crisis es grave y será peor. Pero estamos creciendo en forma heterogénea. Y estoy convencido de que vamos a ganar por arriba del 40% las elecciones en la provincia de Buenos Aires. Lo digo porque camino los barrios humildes y hablo con mucha gente. Y si me equivoco y nos toca perder no vamos a aflojar.

-Algunos economistas hablan de señales contradictorias y falta de seguridad jurídica que alejan a los inversores....
-El microclima de los sectores financieros cuentan una Argentina que no es real. Por supuesto que es verdad que los que dicen que va a diluviar y después algún día aciertan porque llueve dos días. Pero hay muchas pymes que quieren invertir aquí. Hay laboratorios que quieren producir aquí la vacuna para toda América latina. No se han ido empresas de la Argentina. Se han vendido activos que es muy diferente.
Nos somos el país óptimo para invertir pero tampoco somos el país que nadie invierte.
-¿Qué falta para ser un país óptimo?
-La Argentina debe redefinir un modelo de Nación que perdió en el año 1976 y eso implica lograr un gran acuerdo, con una propuesta. La idea de la conformación del Consejo Económico y Social que se armó apunta a eso. Allí se reúne desde una campesina de la agricultura familiar del Mocase a un representante de la UIA.
-¿Si tuviera que señalar el desempeño de uno a 10 qué puntaje tendría el gobierno hoy?
-No lo sé. Porque para unos un 6 es poco y para muchos es una nota buena en el contexto en que estamos. Sé que hemos aprobado por amplitud. De eso estoy seguro. Aunque sé que debemos trabajar más para el año que viene tener un 8 o un 10. Y tengo la tranquilidad de que tenemos un presidente honesto, sensible, infalible no. No es infalible. Tiene dudas y gracias a Dios que tiene dudas. Me asustaría alguien que se cree omnipotente y se cree dueño de la verdad.
-El tema es cuando hay contramarchas permanentes en la toma de decisiones y no sólo dudas...
-Si vas en la ruta y te perdés qué haces. Regresas. Qué país tiene plan para la pandemia. Ninguno. Hasta Merkel tuvo que redefinir su plan en Alemania. La Argentina tiene un plan. Pero esto se demuestra con el tiempo. Acá vino cada uno su librito y sus planes y muchos fracasaron. Nosotros tenemos un plan: tasa de interés competitiva, un dólar competitivo, un control adecuado para defender a nuestra moneda. No entramos en default. Si tenemos las grandes variables económicas bajo control y si tratamos de ir por el medio racionalmente y trabajamos los recursos con transparencia y encaramos la negociación con el FMI con racionalidad nos va a ir bien. Tenemos inserción en el mundo y tenemos convocatoria de diálogo y la unidad.














