En un contexto de creciente apertura comercial con mayor influencia de bienes, maquinaria e insumos importados de China, principalmente, la irrupción de robots suma presión a una industria con cada vez más sectores “perdedores” del modelo Milei.
Para los más apocalípticos esta transición, promete catapultar la productividad y la calidad, en tanto que los optimistas plantean que existen desafíos “urgentes” en materia de financiamiento, talento y planificación estratégica para evitar la profundización de las desigualdades.
Mientras ingresan en contenedores robots de 580 kilógramos que pueden levantar hasta 2000 kilos y prometen revolucionar la actividad logística, el sector de almacenamientos es un de los que perdió más puestos de empleo el último año.
Según datos de la Superintendencia de Riesgos de Trabajo (SRT), en el primer semestre de 2025 cerraron 3647 empresas con al menos un trabajador registrado, lo que representa una caída del 0,7% respecto de diciembre de 2024. El sector más golpeado fue el de transporte y almacenamiento, que perdió 1396 firmas en el período analizado, equivalente a una baja del 3,8%.

Aunque la Argentina aún se encuentra rezagada en comparación con el promedio global –con aproximadamente 25 robots por cada 10.000 empleados, frente a los 151 de la media mundial– la tendencia de la robotización está claramente en alza.
Según la Encuesta de Transformación Digital realizada por la Unión Industrial Argentina (UIA) a fines de 2024 sobre más de 500 empresas, se obtuvieron datos que dimensionan el escenario actual: 20% de las empresas industriales ya utiliza robots en alguna área de su operación, ya sea en procesos productivos o de apoyo.
Además, 40% de las empresas conoce la tecnología, pero aún no la aplica, lo que evidencia un potencial de adopción futura significativo.
Este panorama sugiere que la irrupción de la robótica no es un fenómeno de nicho, sino una transformación incipiente con un amplio margen de crecimiento en los próximos años.
Las proyecciones más optimistas apuntan a un crecimiento del 50% en el número de robots industriales para 2025 y 2026, lo que llevaría el parque actual a unas 4500 unidades. Sectores como el automotriz, la electrónica, los alimentos y la logística ya lideran la incorporación de esta tecnología.
El rol de las Pymes
La automatización no es solo para las grandes industrias. El caso de Centum, empresa tecnológica con más de 25 años de trayectoria, ilustra cómo esta revolución llega a las PyMEs a través de la logística. Al convertirse en representantes de Multiway Robotics, un líder mundial en soluciones intra logísticas, han logrado integrar el Sistema de Gestión de Almacenes (WMS) de su ERP con robots que automatizan el movimiento de pallets.
La incorporación de robots responde a las necesidades puntuales del cliente de transportar pallets. “La importación de la máquina implica un proceso de setup donde se customiza al layout del depósito y la ruta que tiene que hacer el robot y nosotros ponemos gente o bien la marca que viene desde China para hacer ese setup”, explicó Juan Pablo Di Tommaso, CEO de la empresa.
El robot, guiado por sensores y rutas predefinidas, navega, levanta la carga y la transporta, recalculando la ruta en tiempo real si detecta obstáculos. Este sistema permite reducir pérdidas hasta en un 35% y aumentar la precisión de inventario más de un 25%.

Además, genera un ambiente de trabajo más seguro y permite automatizar tareas como apilar mercadería en altura, mover varias cargas a la vez, y operar en pasillos angostos o cámaras de frío sin exponer al personal.
“El mercado está listo para que las pymes tengan en 2026 una adopción de tecnología madura e integrada", explicó Di Tommaso y destacó que los robots porque les permiten a las empresas dar un salto cualitativo al profesionalizar la gestión de sus almacenes, “con un impacto económico de eficiencia en la inversión y humano al generar ambientes de trabajo más seguros y optimizados”.
La próxima etapa, según el ejecutivo, continuará con la necesidad de un robot que desarme el pallet y lo divida en cajas y otro robot que las abra para sacar las unidades.
Factor China: oportunidad con condiciones
La disponibilidad de equipamiento de automatización y robótica, a menudo proveniente de China –un líder mundial que concentra más robots industriales que el resto del mundo junto–, se percibe como un motor para la modernización.
Desde la UIA, explican que la apertura es positiva y acelera procesos de modernización que, de otro modo, llevarían más tiempo, siempre que la tecnología “sume capacidad, mejore calidad y ayude a que nuestras empresas compitan con estándares internacionales”.
Sin embargo, el acceso a la tecnología no resuelve el desafío por sí solo. La evidencia, incluso con el análisis de la consultora Accenture, subraya que la demanda de tecnólogos, perfiles técnicos y especialistas en automatización superará la oferta de profesionales que se están formando hoy en el país.

“Podemos tener mayor acceso a equipamiento importado, pero si no contamos con las capacidades humanas para operarlo, integrarlo y mantenerlo, el impacto será limitado”, explico Laura Segura, directora de innovación de la central industrial. “La apertura comercial -agregó- debe venir acompañada de una estrategia para formar talento, actualizar perfiles técnicos y fortalecer la capacidad de absorción tecnológica del sector productivo"
En este punto, la influencia de China no es solo comercial. El país asiático ha hecho de la robótica y la Inteligencia Artificial (IA) un pilar de su estrategia de soberanía digital y modernización industrial, generando un ecosistema de soluciones que hoy están accesibles al mercado global, incluyendo el argentino.
El caso de la autopartista nacional WEGA, que implementó la automatización logística con robots, es un ejemplo concreto. Rafael Neto, su presidente, destacó que esta inversión no solo fue posible para una PyME, sino que les permitió alcanzar una reducción del 40% en errores operativos y una mejora del 20% en capacidad operativa en sus almacenes en solo tres meses, al tiempo que generó ambientes de trabajo más seguros y optimizados.
Sin embargo, la UIA advierte sobre riesgos concretos si la transición tecnológica se deja librada al azar. Entre ellos, mencionó la brecha de inversión ya que las empresas que pueden invertir en tecnología se diferenciarán de las que no pueden, lo que requiere políticas de financiamiento adecuadas y accesibles.
También puso la mira en las brechas de capacidades al señalar que la falta de talento técnico necesario y la carencia de programas de formación y actualización profesional pueden ser una limitante infranqueable para la adopción.
“La robótica es una herramienta decisiva para mejorar la competitividad industrial, pero su impacto será positivo en la medida en que exista una estrategia ordenada, con financiamiento accesible, capacitación continua y trabajo conjunto entre el sector productivo, el sistema educativo y el Gobierno. Cuando la transición tecnológica se planifica, se vuelve una oportunidad; cuando se deja librada al azar, puede profundizar desigualdades”, opinó Segura.
El futuro del empleo industrial
Ante la transformación de los puestos de trabajo –donde se generan nuevos roles, se transforman otros y se exigen perfiles más híbridos, combinando la operación de robots y la IA–, la necesidad de planificación estratégica es ineludible.

La UIA sostiene que esta transición es más que una inversión; es una política de desarrollo productivo que requiere un enfoque coordinado. Empresas, sindicatos, universidades, centros tecnológicos y el Estado deben trabajar juntos y a nivel federal para anticipar los cambios y acompañar a los trabajadores en la reconversión de roles y la adquisición de nuevas competencias.
De hecho, la transformación tecnológica es un eje central de la agenda de diálogo institucional de la UIA con el Gobierno Nacional. El objetivo es que la Argentina avance con una estrategia a nivel país que articule formación, empleo y tecnología, y que garantice que la modernización tecnológica sea una prioridad nacional sostenida en el tiempo, impulsando juntos la competitividad, la productividad, la inversión y el empleo formal en todo el territorio.
La apertura comercial de la mano de la tecnología china puede ofrecer los medios, sin embargo, en un escenario donde se pierden 28 empresas por día, según CEPA, el éxito dependerá de la capacidad del país para generar condiciones de competencia, financiamiento y desarrollo de talento para motorizar el crecimiento.
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