Surge un nuevo fantasma: las SIRAS reperfiladas
El presente económico luce glorioso frente al futuro. El pasado es éxtasis. La velocidad a la que transitamos por el tobogán va en aumento. Mala praxis, sequía, incertidumbre política. ¿ Qué puede salir bien de corto plazo? El 2023 quedará marcado por una inflación mayor al 125% y una caída de la economía de 4% o más.
En las conversaciones entre empresarios florecen las cuitas. El nuevo temor pasa por el no cumplimiento del BCRA de otorgar dólares a importadores tras el lanzamiento en 2022 de las "SIRA", neologismo criollo sobre la luz verde a las compras al exterior. La promesa oficial fue la de autorizar transferencias a los 180 días. Hasta ahora no hay incumplimientos pero ¿de dónde saldrán los u$s 15.000 millones prometidos?
Con el riesgo país arriba de los 2.000 puntos, confiar en una promesa del Banco Central a seis meses ya era difícil en octubre del 2022. Un canto a la esperanza. En realidad, el accionar oficial en la segunda parte del 2022 fue simple: los pagos de importaciones se postergaron seis meses, las liquidaciones de dólares (Soja I y II) se adelantaron seis meses. Los 180 días pasaron y la sequía aplicó el golpe de KO. Un dato no menos preocupante: el faltante de lluvias continúa y amenaza también al trigo en el segundo semestre, especialmente en el noroeste de Buenos Aires y sudeste de Córdoba.
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El reperfilamiento de las SIRA fue puesto sobre la mesa en el medio de las tensas reuniones mantenidas por el equipo económico con Gustavo Idígoras, el titular de la Cámara de Exportadores de Cereales y de la Cámara de la Industria Aceitera. El eje de las discusiones fue el mismo: la necesidad de dólares para llegar como mínimo a las PASO de agosto. El problema es que los productores no tienen demasiado para vender, con una cosecha de apenas 10 quintales por hectárea en la zona nuclea. No es que no se liquida. No hay mercadería. nadie se guardó nada. Los alquileres de campos del 2022 que se pagan con cosecha no se están pagando. Y la soja que hay se utiliza para comprar semillas.
La escasez de las reservas del BCRA se traslada a los ahorristas con retiros de dólares depositados en los bancos. Ya se "fugaron", otro neologismo económico pero kirchnerista, cerca de u$s 1.200 millones desde que el gobierno anunciara la utilización de los bonos de organismos oficiales, como el FGS del ANSES. En paralelo, continua el "hot sale" de bonos en dólares contra pesos del gobierno para domar al "dólar MEP" y el "contado con liqui".
La batalla para evitar una devaluación con el sinnúmero de restricciones imperantes se siente en los precios. Luciano Cohan, Co-fundador de Alphacast, señaló en twitter que "la semana pasada tuvo la segunda inflación más alta desde la crisis del 2002. La primera fue cuando ganó el kirchnerismo en 2019". El alza semanal fue de 3,5%. La inflación de abril ya luce vintage.
¿Y la oposición? En el PRO juegan al "chicken game": es la competición de autos en la que dos participantes conducen un vehículo en dirección al del contrario; el primero que se desvía de la trayectoria de choque pierde. Un choque de los dos vehículos, sin que nadie frene, significaría que el PRO pierde la presidencial y CABA a manos de Lousteau. Lo lógico sería que antes de la embestida, uno o los dos precandidatos del PRO frenen y acuerden posiciones. Horacio Rodríguez Larreta está saliendo a pescar en aguas inimaginadas, como fue su desembarco con los líderes de la CGT. Del otro, se abona la candidatura de José Luis Espert. Una duda dentro del PRO: ¿aceptaría Diego Santilli llevar también arriba de su boleta, no sólo a Horacio Rodríguez Larreta como precandidata a Presidente, sino también en otra boleta, a Patricia Bullrich? El operativo de seducción ya comenzó, buscando que intendentes de PBA y su estructura jueguen para la precandidata.
Las operaciones de dólar a futuro también son parte de la intervención oficial. Sergio Massa fue invitado por el embajador de China ayer a una cumbre de los BRICS, otra posible fuente de financiamiento aunque no inmediata para el BCRA. Desde el FMI se insiste en que para aportar nuevos fondos, debe haber un salto cambiario. ¿A cuánto? ¿ El oficial a 300 pesos? La batalla por la inflación ya está jugada hasta fin de año. Por más que se adopten las mejores medidas económicas, la desaceleración de los precios no será inmediata.
El capítulo financiero el BCRA lo viene resolviendo a la vieja usanza: llamando a la Casa de la Moneda para emitir directa o indirectamente pesos. En lo que va del 2023, ya van más de $ 1,2 billones inyectados bajo este modus operandi. El Tesoro no entrará en default ni reprogramará vencimientos de la deuda en pesos. Antes el BCRA emitirá pesos para cumplir con los pagos. Ante la alta tenencia de papeles de los organismos oficiales, no sería extraño que se lance un nuevo canje de la deuda para directamente enviar esos vencimientos para el 2024.
El gobierno desea que todo se acelere. La línea de llegada son las elecciones de octubre. Pero más cerca de las elcciones, más crecen los traspasos al dólar y el atesoramiento de sojeros, a la espera de un mejor tipo de cambio. El tiempo es tirano.
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