El debate entre los candidatos presidenciales fue diseñado para obtener conclusiones constructivas. Pero se volvió un objetivo más que difícil para cualquier persona que se sentó a escuchar sus puntos de vista. Los postulantes tuvieron tiempo para poder poner sobre la mesa sus propuestas, pero la necesidad de desmarcarse entre ellos para romper los tercios que aún marcan las encuestas fue más fuerte. Por eso el protagonista de este primer encuentro fue el derecho a réplica, el mecanismo que se habilitó para agilizar los intercambios, así como las preguntas cruzadas que se hicieron sobre el final cada uno de los cinco representantes. La economía, como era de esperar, fue la asignatura que disparó más críticas y chicanas. Pero si se baja un poco el ruido ambiente del debate, hay algunos elementos que pueden ser rescatados en un sentido positivo. Con excepción de Myriam Bregman, los demás candidatos ofrecieron una visión con varios puntos de intersección, a saber: alcanzar el equilibrio fiscal, tener un sistema tributario menos costos para la sociedad y ente monetario que no alimente la inflación. Alrededor de estos elementos, desde ya hubo algunas posturas moderadas y otras más extremas. Javier Milei evitó caer en la retórica más dura de la motosierra, pero reiteró su vocación de privatizar empresas públicas, algo que no está presente en otras propuestas. Patricia Bullrich fue la única que sacó pecho con el equipo, al rescatar la figura de Carlos Melconian como su potencial ministeriable. Ni Sergio Massa (que reforzó en los días previos su vínculo con Roberto Lavagna) ni el libertario dieron alguna pista al respecto. El rol del Banco Central fue reforzado por Milei, que recordó su propósito de cerrarlo, y encontró un nuevo cauce en Massa, que habló por primera vez de la posibilidad de crear una moneda digital, con el compromiso complementario de hacer un blanqueo de capitales sin costo. La candidata de Juntos por el Cambio prefirió reiterar conceptos básicos antes que abrir flancos con ideas como la creación de un régimen bimonetario. Schiaretti fue el único que se animó a proponer que el jefe del BCRA sea de un partido opositor al gobierno. En resumen, hay variables básicas de la economía que van a cambiar en un sentido positivo con la llegada de un nuevo gobierno, y ese fue uno de los puntos que vieron los inversores que apostaron a lo largo de todo 2023 por activos argentinos. Lo que falta ahora es encontrar en los candidatos las cualidades que despierten la confianza los votantes. Massa apoyó su discurso en la gente. Bullrich y Milei se jugaron a despegarse del kirchnerismo y la casta, respectivamente. Ahora llegará turno de sacar las primeras conclusiones.