

El acuerdo con el FMI resultó ser una buena noticia para la mercado, en tanto y en cuanto el gobierno enfrentó sus desacuerdos internos y no se desbarrancó hacia el default.Como consecuencia de ello el dólar libre bajó y también lo hizo el riesgo país.
Sin embargo, este acuerdo solamente presenta un programa económico para "ir tirando" sin soluciones reales a la falta de crecimiento, la elevada inflación, la brecha cambiaria y las bajas exportaciones. Eso necesitaría reformas estructurales que no están contempladas.
El ruido político que se generó dentro del propio Gobierno indican que este acuerdo light, parece ser que es lo mínimo que podía aceptar el FMI y lo máximo que soportaba la coalición gobernante. Pero no es suficiente para la economía argentina.
El acuerdo, implica una reducción gradual del déficit primario hasta llegar a cero en 2025.Justo cuando aumentan los pagos de intereses y capital de los bonos que fueron recientemente renegociados. Por esola mayor parte del ajuste será para el próximo gobierno.
Por otra parte, este principio de acuerdo no parecería ocuparse de cuestiones fiscales que requieren una mayor revisión del Estado Argentino. En principio, todo el ajuste provendría de la baja de subsidios económicos (al menos para 2022) y por lo que dijo el propio Guzmán, de mejorar la administración tributaria, lo que podría traducirse en algún tipo de moratoria o para deudores impositivos.
Si bien todo ello podría ayudar a mejorar el déficit, lo cierto es que está lejos de ser la revisión integral del sector público que Argentina necesita. Ambas medidas terminarán restándole más recursos al sector privado. Sin mayores detalles es difícil saber si también se revisarán los subsidios a empresas públicas u otros gastos.
En materia monetaria, el esquema parece ser algo más rígido, debido a la limitación de financiar al Tesoro por 1% del PIB en 2022 que bajaría a 0,6% y 0% en 2023 y 2024 de manera respectiva. Por otra parte, la política monetaria se conducirá con un esquema de tasas reales positivas. O sea, que las tasas serían iguales o mayores que la inflación durante este año.
Este esquema de política fiscal blanda con política monetaria dura, también se probó en el gobierno de Mauricio Macri y no dio buenos resultados. Esto se debe a que en Argentina hay dominancia fiscal. Lo que significa que la situación fiscal o mejor dicho el déficit fiscal, domina al resto de las políticas públicas. Así se configura un esquema en el que la política fiscal es dominante por sobre la política monetaria.
Como consecuencia de ello, resulta difícil de sostener una política monetaria dura en un ambiente políticas fiscales más blandas. Aún si se lograse mantener esto durante algún tiempo, con financiamiento, es difícil que el mercado monetario y cambiario "lo compre".
El problema en un país como Argentina en el que no hay acceso al crédito internacional y el créditolocal es muy limitado, si se mantiene el déficit fiscal por un período largo, el mercado podría anticipar financiamientomonetario futuro aún si actualmente no se está dando ahora.
Esto no cambia aun cuando se consiga financiamiento externo por ejemplo de organismos internacionales. Dichos préstamos deberán ser monetizados para poder pagar los gastos del Estado, o sea el gobierno nacional deberá venderle los dólares al Banco Central quien deberá emitir pesos para comprarlos.
Si bien estos pesos que serán emitidos estarán respaldados por reservas no significa que sean demandados por el mercado local y por ello aún pueden tener efectos inflacionarios. En otras palabras, para que el valor del peso deje de caer o baje más lentamente, es necesario que las instituciones que lo emiten sean creíbles. Si debido a la historia el estado argentino tiene una mala reputación combatiendo la inflación, la única forma de generar credibilidad es con cuentas fiscales sólidas.
Una de las cuestiones fundamentales detrás de esta mejora fiscal que propone al principio de acuerdo se basa en la recuperación económica. Sin embargo, la economía argentina lleva una década sin crecer. De hecho, el PBI el cuarto trimestre del 2021 es igual al PBIpromedio de los últimos 10 años.
Por lo tanto, sin que haya reformas estructurales o cambios muy favorables en las condiciones económicas internacionales es difícil pensar que esta recuperación pueda tener suficiente "nafta" como para convertirse en crecimiento económico.
Por otra parte, el acuerdo no parece contemplar algún programa que permita mejorar las condiciones productivas en Argentina como puedan ser baja de impuestos o mejoras regulatorias. De hecho, el cepo cambiario parece que va a mantenerse a pesar de ser un claro obstáculo al crecimiento económico y a las exportaciones.
En otras palabras, el principio de acuerdo con el FMI está lejos de ser el inicio de un programa económico integral que nos saque del proceso de estanflación (estancamiento + Inflación) que ya lleva 10 años en Argentina. Sin embargo, es posible que el FMI aceptara este programa para evitar que las condiciones se deterioren y si es posible mejorar, aunque sea marginalmente, algunas cosas.














