

Los argentinos estamos frente a una oportunidad única para abandonar setenta años de retrocesos y frustraciones, y construir un país sustentado sobre el desarrollo económico que es hijo del esfuerzo y la constancia.
Hoy estamos dando debates de fondo, que hace poco más de dos años parecían imposibles en el país. Hemos atravesado una turbulencia cambiaria, prueba de que todavía resta mucho camino por recorrer. Pero el sistema financiero está sólido y estamos dando los pasos para darle sustentabilidad a la economía.
Estamos convencidos del rumbo que trazamos y sabemos que solo podemos ir hacia adelante, porque volver atrás es impensable. Las soluciones a los problemas que enfrentamos no las van a aportar las mismas ideas y mucho menos los hombres y mujeres que generaron esas dificultades.
Todos los días se dan pasos trascendentes desde lo político, lo institucional y lo económico. La lista es amplísima y va desde la normalización de las estadísticas, a la simplificación de los trámites en el Estado, pasando por la eliminación de privilegios o los límites a la reelección indefinida de los intendentes.
Son transformaciones que están sentando las bases para que la Argentina vuelva a ser un país normal, sin mentiras. Para eso se requiere el esfuerzo de todos los sectores, como señaló la gobernadora María Eugenia Vidal.
Uno de los elementos centrales de esa transformación fue la recuperación del crédito. La Argentina había tomado la extraña decisión de vivir sin crédito. La UVA surgió como una alternativa válida para revertir ese déficit, porque permite celebrar contratos de largo plazo aún en contextos inflacionarios, mediante un mecanismo de ajuste que amplía la accesibilidad al financiamiento.
El año pasado el crédito creció un 50% y este año mantiene un protagonismo importante. En particular en lo que refiere a los préstamos hipotecarios, ese instrumento está vinculado además a valores que se habían perdido en la Argentina como el ahorro y el esfuerzo.
En 2017 más de 50.000 familias en todo el país se transformaron en propietarios gracias a este reverdecer de los préstamos hipotecarios. Son personas que enfrentan dificultades y hacen un esfuerzo para pagar cada mes la cuota. Pero cada vez que visito a algún beneficiario de un crédito de Banco Provincia la respuesta es siempre la misma: ninguno quiere volver atrás, nadie quiere ser nuevamente inquilino.
Los argentinos no podemos retroceder como nos proponen algunos sectores irresponsables de la oposición. No podemos volver a un Banco Provincia con apenas 300 hipotecas como en el 2015. En 2017 fueron 11.000 familias que pasaron de inquilinos a propietarios y este año ya superamos las 6.000 otorgadas en cinco meses.
Construir la Argentina que queremos toma tiempo y esfuerzo. Por eso, desde Banco Provincia pusimos a disposición de las Pymes 11.200 millones de pesos en distintas líneas de crédito para financiar inversión que les permitirá generar nuevos empleos.
Lo podemos hacer porque la Provincia puso sus cuentas en orden y dejó de pedirle fondos al Banco, ese mismo dinero que ahora destinamos al financiamiento de las familias, las empresas o los productores agropecuarios.
El desarrollo de un país sólo se puede conseguir sobre bases sólidas, sin mentiras. Estamos convencidos que el liderazgo del presidente Mauricio Macri nos encamina en esa dirección, pero hace falta el aporte de todos porque está muy claro que las respuestas no están en el pasado.










