No se trata de una encuesta formal ni de un muestreo científico. Es ni más ni menos que el resultado de una decena de reuniones en las últimas semanas con centenares de empresarios de pequeñas y medianas empresas en todo el territorio de la Provincia: las pymes vuelven a demandar créditos para inversión productiva después de un año en que tuvieron el ojo puesto en el financiamiento de corto plazo para sortear la crisis.

Desde un productor lechero de la localidad de Trenque Lauquen que quiere mejorar sus instalaciones para aumentar el límite de producción de cada uno de sus animales, hasta una empresa del sector aeroespacial de Chivilcoy que aspira a la renovación tecnológica para ganar mercado, los ejemplos se repiten en toda la Provincia de Buenos Aires.

Pymes del Parque Industrial La Cantábrica en el Partido de Morón que buscan exportar, de Ezeiza que apuestan a nuevas líneas de producción o de Moreno, Lanús, Pehuajó, Tres Arroyos o General Rodríguez que aspiran a crecer.

En apenas quince días esa demanda agotó la línea de crédito para inversión productiva para parques industriales en los que Banco Provincia tiene sucursales con una tasa del 29%, lo que nos llevó a duplicar esa oferta.

Según el Informe sobre Bancos que publica cada mes el Banco Central, Banco Provincia lidera el ranking de financiamiento a pymes. Es consecuencia de la decisión política de la gobernadora María Eugenia Vidal de que el banco deje de financiar a la política como lo hacía en el pasado, para poner el acento en la producción y en las familias.

En el último año concretamos más de 500.000 operaciones de descuento de cheques a pymes por $ 45.000 millones con una tasa del 29%, la mitad del promedio del mercado. Cubrimos ese diferencial de tasa con fondos propios en su gran mayoría a partir de la convicción de que el banco público debe estar junto a las pequeñas y medianas empresas en tiempos de dificultades.

Hoy esa demanda, reflejo del stress financiero que produjo la crisis, no ha desaparecido. Pero la novedad es que un número creciente de pequeñas y medianas empresas buscan financiamiento para expandir sus líneas de producción tanto para el mercado interno como para la exportación.

La imagen es dispar según el sector que se analice pero la apertura de mercados está empujando el surgimiento de nuevos proyectos. El mercado financiero dispone de u$s 15.000 millones ociosos para financiar proyectos de exportación a tasas muy bajas y ahí es donde debemos poner el acento.

La economía empieza a mostrar señales de que los cambios profundos están dando sus frutos. El superávit fiscal, la estabilización financiera y la tendencia bajista de la inflación son muestras de que el esfuerzo de todos estos meses valió la pena.

Por primera vez la Argentina podrá mostrar que, como resultado de un claro liderazgo político y la madurez de la sociedad, atravesó una crisis profunda sin alteración de las reglas de juego y sin festivales de decretos de necesidad y urgencia que, a cambio de un alivio pasajero, dinamitase la confianza en el largo plazo.

El desafío es profundizar este rumbo para que esta haya sido la última crisis macroeconómica y se abra un camino al desarrollo, sustentado en las exportaciones de productos con valor agregado y el desarrollo del mercado interno.