La señal habla de un país en declive y no de dirigentes dispuestos a remontar la crisis de este tiempo. El arranque de la campaña electoral comenzó de la peor manera. Aquella que privilegia los agravios personales por sobre las propuestas de Estado, sobre todo en una Argentina que muestra cada vez más las vísceras de una etapa política que termina con recesión, inflación, déficit fiscal y pobreza en aumento.

El impacto de las inundaciones debería mostrar a los candidatos presidenciales más cerca uno de otro. Pero Daniel Scioli se sintió tocado porque creyó ver la mano de Sergio Massa detrás de la difusión de la noticia que lo mostraba participando de una fiesta deportiva y respondió con una acusación velada sobre costumbres incomprobables de su adversario.

En la misma línea, Elisa Carrió lo había atacado a Massa vinculándolo sin mostrar pruebas con el narcotráfico. Pero la respuesta del diputado, con denuncia en sede judicial, apuntó a la salud mental de su contrincante con lo cual todo terminó en un toma y daca de bajo nivel.

Deberán reaccionar y volver a la senda del debate de propuestas si es que quieren que la sociedad les confíe el manejo del país apenas dentro de un año.