Guzmán tendrá el camino más libre, pero sembrado de problemas
En los papeles, trazar un sendero de expectativas racionales es una tarea que debe llevar adelante todo un gobierno. Ese es el desafío que tendrá que enfrentar Martín Guzmán, ya que en las últimas 72 horas quedó demostrado (una vez más) que no tendrá la colaboración del kirchnerismo, y que además tendrá que lidiar con los multiversos de Alberto Fernández, que un día le dice a los exportadores de granos que no van a tocar las retenciones y luego las defiende como herramienta para contener los precios.
Vamos por partes. Desde el momento en que se llevaron adelante las audiencias para fijar las nuevas tarifas de luz y gas, el dato político que quedó sobre la mesa es que los funcionarios del área energética que se opusieron a la propuesta de Guzmán finalmente resolvieron no bloquear el aumento. El Presidente había lanzado un ultimátum durante su reciente gira europea, señalando que la nueva política tarifaria era parte de una decisión política del Poder Ejecutivo (estaba comprometida con el FMI), y quien no la compartiera se iba a tener que ir del gobierno. Nadie levantó la mano.
A continuación, Alberto decidió darle más poder a su ministro de Economía, y le endosó la responsabilidad de la Secretaría de Comercio Interior, que hasta ahora reportaba a Matías Kulfas. Roberto Feletti evaluó el contexto y prefirió dar un paso al costado. En su carta de renuncia fue claro: sugirió nombrar a alguien que comparta el rumbo económico, haciendo evidente sus desacuerdos con el plan.
La lectura que deja esta movida es que Guzmán deberá remar solo. El kirchnerismo hoy parece dispuesto a quedarse esperando que se cumplan sus pronósticos (que son pesimistas, por si hiciera falta recordarlo) para volver a la carga contra el responsable de la política económica. La diferencia es que la factura llegará también al garante de esta política, que es Alberto Fernández.
Guzmán eligió a Guillermo Hang como reemplazante de Feletti. Hasta ahora era su voz ante el directorio del Banco Central. Se trata de un macroeconomista, que egresó de la Universidad de La Plata. No tiene ninguna experiencia que lo ligue a su nueva función, con lo cual solo tendrá que ser el interlocutor del ministro ante los empresarios. En su lugar desembarcará Agustín D'Attellis, quien en la gestión de Cristina Kirchner orbitó al grupo de economistas conocido como La Gran Makro.
Con la salida de Feletti, la figura de Guzmán gana peso específico en el Gobierno. Ahora tiene que conseguir que el resto del Ejecutivo gestiones para crear expectativas racionales. No lo ayuda el Presidente retomando la defensa de las retenciones (que irónicamente fue el factor por el que se fue Feletti) ni poniendo en la calle billetes que están diseñados para otra Argentina, que no es la que le toca administrar.
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