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Febrero será el mes bisagra para la inflación que quiere mostrar Massa

Hay una brecha que tiene preocupado a Sergio Massa, y no es solo la cambiaria, aquella que marca la diferencia de precios entre el tipo de cambio oficial y todo el abanico de financieros y paralelos. Es la percepción que tienen los analistas (pero que también comparten inversores y empresarios) de que la inflación se mantendrá este año en un sendero de 5%, al menos hasta junio. El ministro de Economía mantiene la fe en sus objetivos, pero en la intimidad hoy asume que se han vuelto más difíciles: llegar en abril a una variación que empiece con 3%, cuando todos los pronósticos auguran un arranque de más de 5% en enero, va a ser una misión casi imposible. Hará falta algo más que un acto de fe para llegar a esos números.

El Gobierno le puso fichas a la nueva versión de Precios Justos, que promete un monitoreo de precios más ajustado. El compromiso de los grandes fabricantes de ajustar a un ritmo de 3,2% mensual una enorme canasta de alrededor de 50.000 productos funciona en los canales formales (supermercados y mayoristas), pero se vuelve más débil a medida que las listas traspasan la frontera de los comercios barriales y los autoservicios que están fuera del ojo oficial. Una vez más quedó claro que los controles "militantes" no son la herramienta que garantiza que los precios vayan por el carril deseado. Son apenas una forma de escrachar al "club de los remarcadores".

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La maraña de Excel que maneja la Secretaría de Comercio, ampliados ahora a rubros sensibles como la educación, sigue teniendo un poder acotado si no hay señales de otras variables como el tipo de cambio, la tasa de interés y el financiamiento del déficit.

Si la brecha entre lo que Massa aspira a lograr y lo que cree el mercado no se achica, es porque falta poner sobre la mesa elementos que refuercen las expectativas. Las empresas saben que conseguir que la inflación baje de 95% a 60% sería positivo para todos, pero necesitan que algunas convergencias planificadas por el equipo económico empiecen a plasmarse en los hechos. Una de esas tiene que ver con el rumbo de las paritarias. Otra con la disponibilidad de dólares que tanto complica a quienes dependen de insumos importados. En el camino hay precios que se despertaron (como el de la carne, que dejó de tener a la sequía que obligaba a liquidar animales como freno) y otros que siguen su curso alcista, como las tarifas.

La estrategia de Economía era bajar un punto porcentual por bimestre. Pero el 4,9% de noviembre alteró las percepciones. Febrero es el mes que debe convertirse en bisagra.

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Comentarios

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  • JJ

    Jose Jatar

    06/02/23

    TERRENOTOS EL FUEGO Y EL AGUA NE ESEÑO NI PADRE MOSOTROS EL HOMBRE NO LO PODENOS CONTROLAR NO SE CUIDO MUCA FLORENTINO ANEGUINO UNOS DE LOS TANTOS QUE DIJIERON DE CAMBIOS NADIE LOS ESCUCHO

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