

Un tropezón no es caída, dice el refrán. Pero si la parada que sigue al traspié no es sólida, el porrazo puede ser letal.
El Gobierno pide paciencia para mostrar resultados de una mesa política que hasta ahora no tiene gusto a nada. Mientras están quienes aseguran que algún fusible va a saltar, aunque hoy no parezca posible, los más incrédulos afirman que eso no va a ocurrir porque sería mostrar un signo de debilidad de parte del Presidente.
El modelo no se toca, y el circulo sigue siendo el mismo. Para obtener resultados distintos no se puede hacer siempre lo mismo. La política entró en el juego de una lógica que parece un karma cuando la gestión promedia los dos años, el círculo endurece sus límites y nada lo permea, ni siquiera lo que debería ser un freno para tomar impulso, una oportunidad.
El peronismo ató la unidad con alambres, pero logró lo necesario como para volver a amotinar. La tracción trasera de los intendentes de la Provincia le dio al gobernador Axel Kicillof la fuerza necesaria como para ganar la elección provincial. Ahora están definiendo aún su forma de actuar en octubre. Sin ellos pateando a favor, ¿será igual?
Un líder no se convierte en eso solo por su intención de serlo sino por el reconocimiento del resto. Cristina aún no concibe darle ese lugar a Kicillof, y es por eso que aún no lo llamo por teléfono. El ego puede más. Dependerá en gran medida de su decisión y su voluntad el camino hacia octubre para su espacio político.
De todos modos, aunque sin chances de cargos por su condena, Cristina aún rankea entre los primeros puestos. Es una de las electoras más importantes que tiene el PJ. Tal es así que hasta varios que la cuestionaron, volvieron. El ex gobernador de Salta, Juan Manuel Urtubey, fue a visitarla esta semana a su prisión, en su casa. Si, después del silencio entre ellos durante 10 años.

Llegó a "jubilarla" de la política. No se hablaban. El exmandatario provincial recorría la ancha avenida del medio. En el 2019 con Roberto Lavagna cuando el salteño dejaba de ser gobernador. En 2021 con el gringo Schiaretti. Nunca le resultó.
Esa juntada de ambos con Sergio Massa y Miguel Ángel Pichetto fue desarmada por la propia política cuando empezó a parecer que les podía ir bien. Mauricio Macri le había ofrecido la candidatura a vice al Urtubey que la rechazó por su compromiso con sus socios políticos de ese tiempo. Entonces, Macri se la ofreció a Pichetto, quien aceptó. Primera baja.
Al tiempo que eso sucedía, Massa se corría para volver luego a los brazos de Cristina. Segunda baja. Listo, coalición disuelta. Ahora, un suceso de hechos desafortunados para el Gobierno vuelve a hacerles la unión posible. No a todos claro, pero si a los que rápidamente cuando de sobrevivir se trata, se ordenan. Y hoy aunque con Kicillof triunfando, la cabecera de la fila, la ocupa Cristina.
En la otra punta de la oferta Mauricio Macri, quien hasta ahora eligió el silencio dibuja una mueca en su cara con mezcla de alegría y preocupación y convoca a reuniones de pocos. Hoy su mesa chica está formada por Fernando D'Andreis, Sánchez Zinny, Daniel Angelici y Darío Nieto, un legislador que persigue la idea de cambiar de raíz el funcionamiento del Estado a través de la incorporación de nuevas tecnologías.
Con ellos, Macri ya se reunió. Ahí se retroalimentan con la idea de que aquellos que no estaban convencidos de hacer alianza directa con La Libertad Avanza no se equivocaron pero que los que sí decidieron hacerla y pintarse de violeta, al menos, se apuraron.

Si bien está claro que la derrota del Gobierno en la provincia de Buenos Aires no es condicionante del resultado de octubre, aún no se despeja la nube de incertidumbre que provoca sobre todo que el Gobierno, con un discurso de ratificación de rumbo parece por un lado no hacer caso al pedido de las urnas y por el otro seguir buscando hacia adentro el gesto de una reacción firme, hasta ahora sin éxito.
Cualquier movimiento en falso, y tal como están las cosas, puede reactivar la vieja polarización que tanto ha marcado la historia reciente del país.
La construcción de puentes y diálogo no debería circunscribirse a una mesa de política sin cambios sino a un estilo definido de búsqueda de consensos previa a la toma de decisiones de manera firme, pero con escucha, de modo que La Libertad Avanza pueda conseguir los apoyos que el Presidente, sea cual sea el resultado de octubre, necesita para avanzar en las reformas que considera estructurales de la Argentina de los próximos años.












