Brecha de género

¿Cómo pueden las compañías generar valor el #8M?

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A partir de dos eventos puntuales como #NiUnaMenos y #MeToo, el mundo vivió un momento bisagra en la forma de concebir el 8 de marzo. Lo que hasta ese momento se vivía como una celebración con regalos y acciones de marketing apuntando a las mujeres, comenzó a ser resignificado como conmemoración de los derechos de las mujeres y desigualdades, volviendo al sentido que le dio su origen.

El impacto en redes sociales en la era digital también impulsó las conversaciones en las agendas laborales, vinculándose sobre todo por la demanda de las nuevas generaciones y la necesidad de contribuir a culturas que realmente generen engagement con sus colaboradores.

En nuestro país, la evolución de la temática de género tiene agenda abierta respecto a los estereotipos y las inequidades de género, así como el rol de la mujer en la sociedad. Eso permitió que en los últimos años se visibilizaran industrias donde la brecha de género era indisimulable y evidenció que aún queda mucho camino por recorrer, no solo en lo que comunican hacia el exterior, sino en su cultura.

En este sentido, cada vez que llega el 8 de marzo, las empresas empiezan a diseñar las actividades a realizar durante el mes del día internacional de las mujeres, pero más allá de accionar una batería de propuestas, me parece clave entender como empresa en qué momento nos encontramos evolutivamente para poder hacer algo que realmente tenga impacto y sea significativo para nuestro trabajo. En muchos lugares el desafío tiene que ser la integración de los significados y, muchas veces, en las empresas que están en varios países, esto tendrá que ver con integrar la conversación en la región.

Aún se asocia este tema a la corrección política o a la militancia, sin embargo, es un tema que ya impacta en la cultura, en la retención de los millenials y centenials, y la marca empleadora. Es un hito a trabajar desde un enfoque del negocio. El principal obstáculo muchas veces suelen ser los prejuicios y creencias, sobre todo en las altas jerarquías.

Tres ejes principales para abordar el 8M

Podemos decir que hay tres ejes principales para abordar corporativamente este camino, por un lado, la cultura, por otro, qué contenidos de valor vamos a entregar y, recién entonces, planificar las acciones estratégicas para sostenerlas en el tiempo.

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Al abordar la cultura, debemos entender qué tipo de conversaciones se necesita impulsar para cambiar la cultura de la organización: todavía estamos en un momento de cambio paradigma y dentro de las empresas se encuentran personas que lo ven como un día de celebración y otras personas que lo ven como un día para resignificar las desigualdades de género que se impulsaron a través de los movimientos de #NiUnaMenos y #MeToo hace unos años. En este caso el objetivo sea integrar esas miradas distintas.

Por otro lado, a la hora de diseñar los contenidos de valor para ofrecer a las mujeres de las compañías, debemos enfocarnos en que siempre sean contenidos de calidad, basado en la evidencia, ya sea que sean acciones sobre las mujeres, o una charla masiva. Es decir, que no sea simplemente porque es una temática de moda. Hoy la agenda de género y diversidad tiene que ver con la toma de decisión, sin sesgos con el comportamiento y en el cambio cultural. Hay mucho contenido de calidad que está respaldado bajo datos, ciencia y evidencia y que eso no le quita el atractivo ni lo lúdico. Las nuevas generaciones les gusta sentir contenido de calidad y no sentirse subestimadas, ya que tienen más acceso a información que otras generaciones.

Por último, al planificar las acciones estratégicas, se debe tener en cuenta que sean sostenidas en el tiempo, y no una escena aislada, sino que pensaba dentro de un marco más general durante todo el año, y que tenga sentido dentro del marco de otro tipo de acciones para que no sea percibido por las personas, simplemente como una acción aislada por una fecha puntual, sino que esté alineada a un cambio más integral dentro de la compañía. Esto ayuda a que no genere un efecto de "pink washing" aumentando el ratio de diversity fatigue de la compañía.

Desde Bridge the Gap hemos pensado un manifiesto para que las empresas puedan tener una guía sobre los sí y los no del 8M:

Los SÍ de las empresas en el 8M:

  • Sí a regalar tiempo: Bridge The Gap regalará tiempo a sus colaboradores y recomienda a las empresas que regalen tiempo a las mujeres que trabajan en ellas.
  • Sí recomendamos que las empresas puedan dar mensaje social porque hay un contexto de emergencia en relación a situaciones de género, desigualdad laboral y aumento de violencia de género y femicidios.
  • Sí a la apertura de darle voz a las personas en las organizaciones, e involucrar abiertamente, y que no sea una actividad exclusiva para mujeres, sino una instancia para validar todas las voces e invitar a las personas a esta reflexión común.

Que NO reforzar en esta fecha:

  • Que NO haya invisibilización de la temática de género bajo el paraguas de la diversidad, detectamos que algunas empresas están haciendo solo charlas que hablan de diversidad e inclusión sin hacer mención específica a la temática de género. No invisibilizar el 8 de marzo para hablar solo de diversidad y relegar otros temas relativos a género. Si se va a abordar la diversidad en sentido amplio, que sea incluyendo un espacio específico de género.
  • Tener cuidado con impulsar charlas que refuercen estereotipos de género. Por ejemplo, algunas charlas que están dando vueltas sobre diferenciar el cerebro femenino del masculino siguen reproduciendo estereotipos de género, sumado a que, además, es un contenido que no está basado en la evidencia científica.
  • No a los regalos, sobre todo "femeninos" porque siguen reforzando estereotipos de género.

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Llevar a cabo acciones para el 8M, implica profundizar en la cultura de la organización, entender cómo está compuesta, preguntarnos cuál es el tono de las conversaciones informales que se dan respecto a estos temas, teniendo en cuenta las diferentes miradas, sobre todo a nivel generacional, si hay más o menos adhesión a estas agendas sociales y entender, sobre todo, cuál sería la conversación más productiva a instalar el 8 de marzo, siempre desde el lado de la responsabilidad social.

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