Canje de deuda: un movimiento sexy
"Suavecito para abajo, para abajo, para abajo..." y "aquí se viene el africano con este baile que es una bomba" son frases de la canción La Bomba que todos conocemos para divertirnos pero que aplicada a la economía no es nada divertido.
La canción sigue diciendo: "una mano en la cabeza... un movimiento sexy", etc. Y claro, hay que mantener la cabeza fría, ser racionales, y a los que no le gusta el baile, retirarse en lo posible disimuladamente, justamente con un movimiento (que parezca) sexy. Me refiero, por supuesto, al sistema financiero.
Quienes se pongan nerviosos o quieran salir corriendo, y ostensiblemente, tendrán serios problemas. A su vez los causarán al resto de la sociedad, porque salir corriendo puede convertirse en una corrida bancaria, y por supuesto quienes salgan precipitadamente olvidándose de parecer sexys generarán fuertes bajas y pérdidas a sí mismos y a otros inversores.
Idea de inversión: compre queso
La cotización de bonos argentinos está por el suelo, y hay poco interés en comprar más deuda. Prueba de ello es que el Gobierno ofrece un canje de bonos con lo que espera postergar algo más de $7 billones de deuda que tienen vencimientos en los próximos 4 meses. Surgen dos preguntas básicas: ¿Qué hará el Gobierno con el tiempo que gana con esta postergación? ¿Qué pasaría si no lo hace?
Intento dar una respuesta -parcial por supuesto- a ambas preguntas. Dado que no hay mejoras demasiado evidentes en la economía, se continúa con restricciones al comercio exterior, los efectos de la sequía y las rencillas políticas son notorias, no hay posibilidad ni de aumentar la recaudación impositiva ni que el BCRA pueda absorber sin costo los pesos sobrantes.
Como el servicio de la deuda sólo pudiera hacerse con refinanciación, el Tesoro ofrece dos opciones generosas para más adelante en un próximo período presidencial. Por supuesto que en ese momento será también difícil pagar.
Medidas con el dólar: no sos vos, soy yo
La gran pregunta es qué se hace con el 'tiempo ganado': si se reduce el gasto público, se quitan restricciones, y se plantea un horizonte de crecimiento, el problema subsistirá pero irá menguando con el tiempo. El tema es que hay que empezar ya mismo con esas medidas porque si no solamente se habrá postergado y agrandado el problema y el próximo gobierno deberá hacerlo pero con mayor firmeza aún.
Sabemos que no es una buena medida pero ¿Qué pasaría si no se hace? Un nuevo default a menos de 36 meses del anterior sería terrible. Recordemos que estos títulos en pesos los tienen los argentinos, ni siquiera se puede usar el equivocado y 'tribunero' argumento que son inversores del exterior (¡Como si eso fuera un atenuante!).
Es más, los tienen instituciones argentinas: bancos, compañías de seguros, etc., que no podrían a su vez cumplir con sus compromisos. Son en pesos y se estarán convirtiendo en deuda indexada a inflación o al tipo de cambio. Entre paréntesis: no parece ser cierto que la deuda en pesos es mejor que en moneda extranjera.
Tratando de lograr algo de credibilidad
Así que siguiendo con la canción que tarareábamos hace un rato (no me diga, querido lector, que no le salió la musiquita en la cabeza), ahora llegamos a la parte donde dice "una mano en la cintura, en la cintura". Lo que el Gobierno e instituciones locales están tratando de hacer es demostrar cierta flexibilidad, para evitar un momento muy crítico en el cortísimo plazo. Pero postergar no es solución, al contrario, los problemas aumentan. La credibilidad -¿Qué era eso?- disminuye y las decisiones se van tomando ante lo inexorable, en lugar de en forma ordenada y predecible.
Desde el punto de vista político esta podría llegar a ser una jugada maestra: da aire al Gobierno, pone en un brete a la oposición que recibiría una herencia escatológica, con instituciones debilitadas y sólo puede patalear criticando, a riesgo de crear un boomerang. Si el Gobierno ganara, simplemente podrá reiniciar el eterno ciclo de defaults. Al fin y al cabo sigue hablando de la deuda del FMI cuando la ha aumentado sustancialmente, sigue diciendo que los jubilados y maestros están mejor cuando es evidente que hay una fenomenal caída en sus ingresos reales o que los controles de precios son necesarios y efectivos.
Ya hay muchas opiniones sobre temas económicos, financieros y políticos en este y otros medios, por lo que me permito mencionar la cuestión legal. El endeudamiento es facultad del Congreso, que puede delegar algunas atribuciones en el Poder Ejecutivo. Por supuesto que hay facultades delegadas. Asumo que esto está debidamente cubierto por algún decreto, pero no deja de ser triste que nuestros representantes no opinen ni sobre los impuestos ni sobre los ahorros de los argentinos.
Espero que algún día podamos cantar "suavecito para arriba, para arriba, para arriba". Pero no en aumento de deuda, sino en desarrollo.
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