Luna de miel garantizada para el primer trimestre
El primero en salir a marcar la cancha fue el titular de Fiat Auto, Cristiano Rattazzi, al celebrar las medidas adoptadas por el presidente Alberto Fernández en los primeros 20 días de mandato fueron "brillantes". Fue un respaldo muy importante para la gestión del primer mandatario luego de los anuncios impositivos que profundizaron las caras largas y las miradas de desconfianza de algunos sectores agropecuarios y de otros grupos empresariales que todavía miran con fuerte desconfianza el futuro de la convivencia política entre el albertismo y el cristinismo/kirchnerismo, tal como rezan las modas semánticas en el corazón de los directorios más poderosos del país.
Los elogios públicos surgieron no casualmente del sector industrial que espera reposicionarse con la gestión de Fernández. Desde la Unión Industrial, que conduce Miguel Acevedo, (y tiene a Rattazzi sentado en la mesa chica) aspiran a recuperar protagonismo en la política económica como ocurrió durante la presidencia de Néstor Kirchner, donde Fernández fue jefe de Gabinete.
El ex presidente Mauricio Macri destrató a la central fabril. La consideró un nido de dirigentes prebendarios y nunca hubo un diálogo fluido entre ambas partes. Ahora desde la UIA también apuestan por supuesto a mejorar las ecuaciones de negocios de los dueños de las fábricas, que acumulan más de un año y medio de caída consecutiva en sus niveles de producción y varias fábricas que debieron cerrar algunas sedes como la alimenticia Arcor o las automotrices, que suspendieron empleados o turnos por falta de pedidos de exportación hacia Brasil, el principal socio comercial argentino dentro y fuera del Mercosur.
Hoy, especialmente las alimenticias se sienten muy miradas por los nuevos funcionarios del Gobierno que llevan el minuto a minuto de la suba de precios en las góndolas por la vuelta del IVA en los productos de la canasta básica.
El titular de Copal y vice de la UIA, Daniel Funes de Rioja, ya marcó la cancha en torno a que las suspensiones de los despidos no debieran excederse por más de 180 días, algo que también el timonel del Foro de Convergencia Empresarial (FCE) Miguel Blanco destacó. Ambos lo dijeron en vísperas de un hecho que les preocupa más aún pero que resulta menos elegante cuestionar públicamente: el decreto que impone una suba salarial decidida por el Gobierno.
Esa decisión no es únicamente un gesto invalorable hacia la CGT de Héctor Daer y Carlos Acuña, una pieza invalorable y de cristal en el armado político del Presidente con el peronismo y los gremios. El decreto apunta en la dirección que el equipo económico considera indispensable para el primer trimestre de este año: cambiar las expectativas económicas en el primer trimestre de este año para intentar mermar la caída de la actividad anual y ponerle un freno real a la inflación.
Es una meta que comparten todos los sectores políticos, aunque en algunas empresas le ponen menos impronta que en otras. Fuentes oficiales admiten que en la práctica no podrá haber hechos relevantes en materia económica que disparen un cambio radical en la crisis pero sí se podría generar un cambio de aire en el inicio de la pelea contra la inflación que tendrá un 2020 caliente.
En definitiva, hasta que se no haya una renegociación en el frente externo, poco plan económico de peso podrá instrumentarse (o darse a conocer). Esa negociación en el frente externo no asoma amigable ni breve, en medio de un contexto internacional que tampoco se presenta favorable para la Argentina. Por eso, Alberto Fernández también le pidió moderación a la CGT en sus futuros reclamos de paritarias, en un guiño hacia el sector privado que mira asustado los controles digitales que habrá sobre los supermercados por la suba de precios y el freno a la suba de combustibles.
En el campo hay muchas caras largas. Por ahora lograron contener reclamos fuertes aunque las bases de las distintas entidades ruralistas van engordando filas con los más duros frente al enfoque económico de Balcarce 50.
De todos modos, las mesas de diálogo con los funcionarios están en curso y hay una necesidad mutua: el Gobierno necesitará de los dólares que generaría la próxima cosecha mientras que para los productores es mejor estar sentado en la mesa de discusión que quedarse sin voz.
De cara a este flamante 2020, hay otros sectores que sobrevuelan las tensiones entre las sintonías o antipatías privado-gubernamentales. Por ejemplo, la industria del conocimiento donde también puede haber buenas noticias en el corto plazo en materia de empleo y generación de divisas.
En este sentido no parece casual la visita reciente del Presidente a la multinacional Accenture, que se extendió mucho más de lo previsto entre selfies y charlas del propio Presidente con los empleados de todos los sectores en la sede principal de Parque Patricios.
"En cuanto a la perspectiva de la generación de nuevo empleo privado y de un crecimiento sostenido de las exportaciones veo bien enfocado a este Gobierno y considero que en este sector se va a responder adecuadamente", remarcó Sergio Kaufman, el presidente de esta compañía en Argentina y responsable de la región Sudamérica Hispana del Sur, y directivo de IDEA.
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