¿Está preparado el mundo para la educación virtual?

La educación no es una excepción a los cambios que se están observando con la expansión de la pandemia de coronavirus. 

En China, por ejemplo, tras más de 30 días de inactividad por el coronavirus, 50 millones de estudiantes y 600,000 maestros regresaron a clase con la implementación de la app Dingtalk, perteneciente a la firma Alibaba. 

A nivel global, en tanto, las instituciones académicas se han inclinado por dos opciones: suspender clases temporalmente, como hicieron Japón, Tailandia e Irak,  o llevar cada uno de sus cursos, materias y procesos en línea. 

La mayoría de los países están optando por la segunda opción, pero ¿está listo el mundo para implementar por completo una educación virtual?

Un poco de historia

En los últimos años, la educación online ha crecido continuamente a una gran velocidad. Sólo en Estados Unidos, según la firma Eduventures, en la primera mitad de la década pasada, el número de instituciones educativas que recurrieron a una OPM (Online Program Management) creció un 130% y, en 2016, la revista The Atlantic afirmó que el 80% de las más de 2600 universidades que ofrecían educación online, contrató una plataforma OPM.

En Latinoamérica, según la Online Business School (OBS) española, en 2019 el 50% de las clases de educación superior recurrieron a herramientas y metodologías e-learning; en países como México, en el mismo año, poco más de la mitad de sus estudiantes universitarios utilizaron alguna plataforma digital. 

Se puede decir que la educación en línea comenzaba a posicionarse como una buena alternativa.

No por nada proyectaba una ganancia de 7.8 billones de dólares para el 2025, aún antes de la pandemia.

Estas proyecciones son consistentes con datos del presente. Según el último informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), en los 37 países que la conforman, el 90% de los jóvenes de 17 años sigue estudiando mientras se desarrolla la pandemia de coronavirus. 

Dentro de este cuadro, alrededor del 52.6% de las personas entre 18 y 24 años continúan con sus carreras universitarias. Si a eso le sumamos unos cuantos países que no son parte de la OCDE como India y China, más los instructores o profesores, se trataría de un mercado de cientos de millones de personas que potencialmente estarían llevando una educación en línea, más del doble previsto originalmente.

No obstante, la transición que precedió a la pandemia estaba siendo gradual e, incluso, lenta en algunos aspectos.

Por eso, ampliar la oferta académica al mundo digital, tan repentinamente, significa ahora todo un reto para las instituciones educativas.

Incluso, allí donde se está logrando cubrir las necesidades con el uso de tecnología, surge otra disyuntiva: si es que el aprendizaje está siendo realmente significativo.

Debe recordarse que ya Gabriela Ramos, directora de la OCDE, dijo que los resultados de la prueba PISA en LATAM resultaban preocupantes, debido a la falta de desarrollo de competencias básicas para el contexto social global, junto a la falta de capacitación del personal docente en materia de TICS. 

En conclusión, esta mudanza drástica y no planeada, resulta mucho más complicada de lo pensado.

No podemos, sin embargo,  quedarnos de brazos cruzados, ni restringirnos a esa constatación. Tenemos que empeñarnos en avanzar hacia mejores soluciones de educación remota, más inclusivas y más rigurosas a la vez, porque el contexto de pandemia  es impredecible y las soluciones de e-learning tienen mucho para ofrecer dentro y fuera de sus contornos.

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