¿Dónde está el ahorro de los argentinos?

Hace algunos años un amigo que decidió irse a vivir al exterior luego de la crisis de 2002, cansado de las pérdidas en su patrimonio debido a las recurrentes crisis argentina.

Cuando le pregunté dónde iba a ir a vivir, me respondió que sólo viviría en países en los que el derecho de propiedad fuera sacrosanto o que tuvieran superávit fiscal. Su explicación, es que el superávit fiscal evita que el Estado expropie los ahorros de sus ciudadanos. Lo cual me pareció una excelente explicación de la situación económica argentina y la debilidad financiera que padece nuestro país, lo cual termina desatando las crisis argentinas.

Como consecuencia de ello, la mayor parte del ahorro financiero argentino está en el exterior o en dólares debajo del colchón. Para que esos ahorros vuelvan al país, como mínimo es necesario impedir que los ahorristas locales sufran pérdidas patrimoniales groseras con inversiones de bajísimo riesgo.

Si analizamos el ahorro de los argentinos y dónde está invertido veremos qué una gran parte está en el exterior. Según la balanza de pagos hay algo más de u$s 300.000 millones de argentinos invertidos en activos del exterior. Incluso nuestra estimación basada en algunos cálculos sobre operaciones informales nos lleva a pensar que está cifra podría ser más cercana a u$s 400.000 millones.

Una gran parte de ese monto son los dólares del colchón, que para el Indec son considerados activos del exterior. Localmente, hay dos tipos de inversiones, la financiera y la inversión en capital físico (departamentos y fábricas). Pero realmente nos interesa el ahorro financiero que es el que se puede invertir, lo que está en capital fijo ya está invertido.

La inversión financiera local de los argentinos podemos separarla en lo que es depósitos en los bancos y la tenencia de activos financieros como acciones o bonos. En depósitos bancarios hay cerca de u$s 61.000 millones, entre depósitos en pesos y dólares. De los cuales u$s 23.500 millones son depósitos en dólares. El resto está colocado la mitad en depósitos a la vista, que no puede ser considerado ahorro ya que se trata de capital de trabajo y la otra mitad son plazos fijos.

El resto de los ahorros financieros locales son acciones y bonos. La tenencia local de deuda del gobierno nacional asciende a unos u$s 100.000 millones. A su vez, entre las deudas provinciales los títulos de deuda corporativo y las acciones en el mercado debe haber unos u$s 60.000 millones, aunque una parte de esto (algo más del 20%) está en manos extranjeras. Con lo cual, podríamos redondear diciendo que actualmente hay cerca de u$s 190.000 millones ahorrados en activos financieros, de los cuales, unos u$s 40.000 millones están en pesos y mayormente se refiere a activos de corto plazo (plazos fijos a 30 días y letras del Tesoro).

En otras palabras, si tomamos la estimación más conservadora hay casi u$s 3 de los argentinos en el exterior por cada u$s 2 invertidos localmente, pero eso es siendo conservadores. Lo más probable es que la inversión en activos del exterior sea el doble de la local. Por otra parte, por u$s 14 del ahorro que está en moneda extranjera, sólo u$s 1 está en moneda local. Estas cifras reflejan la gran desconfianza que representan la moneda argentina y los activos financieros locales.

Pero estas cifras marcan también la voracidad financiera del fisco. Cuando miramos el ahorro financiero local vemos que la mayor parte está en activos públicos. Incluso, los plazos fijos en realidad son un espejo de las Leliq, que son las letras del Banco Central.

De los u$s 190.000 millones ahorrado localmente, casi u$s 134.000 millones han sido absorbidos por el Estado Nacional, alguna provincia o el Banco Central. Todos estos hoy son deudores con alguna dificultad hoy en día. Lo cual atenta nuevamente sobre la condición que habíamos establecido al principio. Esto es, tratar de evitar que los ahorristas enfrenten pérdidas o roturas de contratos. Pero esto es sólo una condición necesaria y no suficiente.

Si se quiere atraer el ahorro, no sólo hay que evitar que aquel que ahorra en Argentina pierda siempre, sino que además es necesario que sea rentable invertir en la economía real e impedir que el Estado intercepte estos ahorros para financiar el déficit fiscal.

Naturalmente, tampoco es bueno destruir la moneda con inflación, si es que se quiere operar con una moneda nacional. Por eso, como norma general, no es bueno tener déficit fiscal y menos aún en argentina donde tantos años de inflación y crisis financiera ha provocado una enorme exportación de ahorro.

Si dicho ahorro se hubiera cuidado e invertido localmente probablemente nuestra economía sería hoy más desarrollada. Pero no hemos sabido cuidar el ahorro de los argentinos y por lo tanto los argentinos hemos decidido ahorrar en otra parte donde el fruto de nuestro trabajo esté más protegido.

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