
La carrera por la conquista del espacio en términos comerciales se encuentra en su apogeo. Son varias ya las empresas que compiten en este sentido, entre las que se destacan Virgin Galactic de Richard Branson, SpaceX de Elon Musk y Blue Origin de Jeff Bezos.
Estas marcas ya comenzaron a dar muestras de su capacidad para llevar pasajeros que no sea astronautas, tal como lo hizo por ejemplo Blue Origin con el actor William Shatner, el Capitán Kirk de Viaje a las estrellas.

Pero en el caso de Virgin Galactic ha dado un paso más allá, anunciando recientemente que comenzará a vender pasajes al público en general que desee -y tenga la posibilidad- de realizar un viaje en órbita.
El precio del ticket es de u$s 450.000 por persona. Y los interesados podrán hacer un depósito inicial de reserva de u$s 150.000.
"Nosotros planeamos tener a nuestros primeros 1000 clientes a bordo al inicio del servicio comercial a finales de este año, proporcionando una base increíblemente sólida a medida que comenzamos las operaciones regulares y escalamos nuestra flota", dijo al respecto Michael Colglazier, director ejecutivo de la compañía.
Los vuelos se llevarán a cabo a través del cohete SpaceShipTwo Unity de la empresa que puede despegar en una pista normal mientras está conectado a la parte más vulnerable de una nave de transporte.
Quienes compren un boleto disfrutarán además de acceso a "experiencias que no se pueden comprar con dinero", incluidos eventos, viajes, actividades de preparación espacial, itinerarios personalizados, así como un importante descuento para adquirir un Range Rover "Astronaut Edition", teniendo en cuenta que Land Rover es socio del emprendimiento.

Puntualmente, y de acuerdo a la descripción que se hace del vuelo en el sitio oficial de Virgin Galactic, cada vuelo durará 90 minutos. Después de ascender hasta la altitud de aproximadamente 50.000 pies, se oirá a los pilotos decir "3,2,1, liberación" mientras la nave espacial se libera de la nave nodriza.
Tras unos breves instantes, el motor del cohete se encenderá y se impulsará hacia las estrellas, alcanzando rápidamente velocidades estimulantes de hasta tres veces y media la velocidad del sonido. Al cabo de unos 60 segundos, los pilotos apagarán el motor del cohete y se verá cómo el color de la ventana pasa del azul al índigo y al negro oscuro, indicando su llegada al espacio.
En ese momento, se desabrochará suavemente el cinturón de seguridad y se flotará sin esfuerzo fuera del asiento en microgravedad. La cabina está diseñada para su disfrute, incluyendo 17 ventanas para admirar las impresionantes vistas de la Tierra.
Mientras tanto, el vehículo se prepara para la reentrada en la atmósfera terrestre, donde utiliza "la mayor innovación de nuestro sistema de vuelo espacial": la tecnología de plumas. En el espacio, la nave espacial se dobla por la mitad, con las alas moviéndose hacia arriba mientras los pilotos ponen el vehículo en una elegante voltereta que apunta las ventanas directamente hacia la Tierra, ofreciendo a los astronautas unas vistas asombrosas y sin obstáculos.
Una vez que se encuentra de nuevo en las partes más densas de la atmósfera terrestre, las alas vuelven a bajar, permitiendo que el vehículo se deslice con seguridad y suavidad de vuelta a casa, a la misma pista de la que despegó.













