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Los pasajeros habituales de la línea 152 de colectivos seguramente se hayan topado alguna vez con Rogelio López. O tal vez no lo conozcan por su nombre, pero sin dudas podrían reconocer ese trayecto acompañado de buen humor, cantos y una amabilidad de la que cuesta encontrar.

Que la buena onda "se contagia" está lejos de ser un mito. Rogelio lo demuestra en cada recorrido y nada menos que por eso su historia se hizo viral y hasta trascendió fronteras. Ahora, a solo un mes de jubilarse, disfruta aún más del oficio que eligió. "La gente viene cansada, lo mejor que puedo hacer es tratarla bien", dice.

La historia de Rogelio López: quería ser profesor pero un viaje en colectivo le cambió la vida

Rogelio, que está cerca de cumplir 55 años, nació en Palma Sola, Formosa. A los 20 viajó a Buenos Aires con la idea de estudiar y ser profesor.

Sin embargo, los planes cambiaron cuando visitó a uno de sus hermanos, que ya vivía en la Capital, y trabajaba como conductor de colectivo. "Él estaba en otra línea. Yo lo vi y quise hacer lo mismo", resume a El Cronista.

Y desde entonces, no se bajó más. "Me recibí de profesor de colectivo", bromea. "Amo a las personas y me encanta estar a su servicio, me considero un servidor publico", describe.

Rogelio, que vive en la zona de Parque Lezama junto a su esposa y sus dos hijos, Fernando (22) y Pablo (20), sabe que lidiar a diario con la calle y el tránsito no es tarea fácil. Sin embargo, nunca le pesó.

"Está en uno manejarlo. Yo cuando me siento en la unidad, estoy al servicio, trato de dar lo mejor y veo que eso hace bien", se enorgullece. "En 32 años nunca discutí con nadie arriba del colectivo, me daría vergüenza", admite.

@subiteala152

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Su recorrido inicia a las 6 de la mañana, pero el madrugón no es un obstáculo para el buen humor. "Lo mío no es manejar solamente, sino trabajar con la gente", reflexiona.

"Muchos suben cansados, cuando me saludan, yyo pienso en todo eso: se levantan temprano, se duermen tarde, entonces lo mejor que puedo hacer es tratarlos bien, saludarlos y mantener el espíritu arriba, ser contagioso con eso", dice.

"Y soy así en todo el tiempo, en mi casa, o a donde vaya. Es una alegría para mi. Por eso lo voy a extrañar. No me quiero jubilar", se ríe. Es que dentro de un mes, el conductor cumplirá 55 años y, como cuenta con los años de aportes necesarios, iniciará los trámites para retirarse.

Del 152 a las redes: así se hizo viral Rogelio

De manera similar a como inició este camino, sin buscarlo, como si se tratase de un merecido reconocimiento masivo, al final de su carrera, las redes y la tecnología irrumpieron para sorprenderlo.

Evidentemente, el afecto hacia Rogelio era compartido, y su simpatía reproducía buen humor. Algo de esto buscó transmitir una pasajera al compartir, a principios de este año, un video en Twitter, y lo que ocurrió después demuestra que lo logró.

"Me empezaron a reconocer más. También escuchaba a los pasajeros decir por momentos, 'ese es el que salió en la tele'", detalla.

La gente comenzó a grabar los saludos y también la forma en que anuncia la llegada a las paradas, algo que implementó hace unos 8 años para que nadie se pase del destino. "La gente se ríe, se divierte", cuenta Rogelio.

Atención a las redes: cómo viajar con Rogelio en el 152

Por recomendación de su hijo Pablo, se sumó al mundo de las redes con una cuenta en TikTok y otra en Instagram. A través de las redes, se mantiene en contacto con pasajeros y con quienes quieran viajar con él.

Nigro Giannina

"Empecé a poner mis horarios de media vuelta en las dos redes, para que la gente vea por donde ando. Cuando llego a La Boca y después el Olivos", indica.

Por supuesto, la viralización no conoce fronteras ni límites políticos. Además de la Argentina, el chofer cuenta que recibió mensajes desde distintos países, como Ecuador, España, Francia, Estados Unidos, Honduras, Colombia, Brasil, Uruguay. Desde donde incluso compartieron mensajes y videos saludándolo.

Y Rogelio, se muestra agradecido y conforme. "La gente me ha dicho que le cambié el humor. La amabilidad y el buen trato nos ayudan a empezar mejor el día. Uno no sabe lo que le está pasando al otro cuando sube al colectivo", cierra.