
Desde el punto de vista político y económico, 2018 será complejo para el Gobierno. Tendrá que seducir y demostrar que las medidas adoptadas –y que hasta el momento no dieron los resultados esperados– empezarán a dar sus frutos. El equipo económico tiene que consolidar la gestión pero acompañado de mejores resultados, y ya no se podrá abusar del recurso de culpar de todos los males de la economía a la “pesada herencia , que sin dudas existe (y persistirá en el tiempo). En el balance, resulta que muchas medidas quedaron a mitad de camino, algunas fueron muy graduales y otras tuvieron un alto costo por sobre su beneficio: se bajó (o moderó la inflación) pero a un costo muy alto; se crece pero a un ritmo que está por debajo de lo que se necesita para reducir el déficit, el gasto no baja y, salvo casos puntuales, la actividad sector por sector está muy errática; las inversiones no llegaron, las exportaciones no crecen; y los sectores vulnerables siguen siendo los más afectados con medidas que son acertadas desde la lógica de reducir el gasto pero que no dejan de impactar directamente en los segmentos de menores recursos. Desde un primer momento, la baja gradual del déficit iba a tener tres financiamientos: toma de deuda, lluvia de inversiones y crecimiento. Hasta el momento, se depende más de las colocaciones de deuda que de las otras variables.
Cabe recordar que 2017 terminó con una suerte de ajuste del plan económico, suba del dólar y cambios en las metas de inflación ya que los últimos datos del estimador mensual de la actividad económica (EMAE) del Indec, correspondientes a septiembre y octubre, mostraron un estancamiento de la actividad económica que encendió la preocupación del Poder Ejecutivo y del ministro de Hacienda. Se puede concluir que la economía está creciendo por el rebote de la caída de 2016 y que, hasta el momento, el crecimiento del 3,5 % que sostiene como meta el Gobierno para 2018 está lejos de concretarse. De hecho, la mayoría de los economistas, muchos con cierta afinidad con la actual gestión nacional, lo estiman más cerca del 2 %. Es decir: todavía no están dadas las condiciones para que la economía despegue. En un año que será la antesala de las elecciones presidenciales de 2019, este es el gran desafío para que la gente no pierda confianza en el modelo.
En el balance, resulta que muchas medidas quedaron a mitad de camino, algunas fueron muy graduales y otras tuvieron un alto costo por sobre su beneficio: se bajó (o moderó la inflación) pero a un costo muy alto; se crece pero a un ritmo que está por debajo de lo que se necesita para reducir el déficit, el gasto no baja y, salvo casos puntuales, la actividad sector por sector está muy errática; las inversiones no llegaron, las exportaciones no crecen; y los sectores vulnerables siguen siendo los más afectados con medidas que son acertadas desde la lógica de reducir el gasto pero que no dejan de impactar directamente en los segmentos de menores recursos.
El dilema de la Bolsa
La Bolsa estuvo imparable en 2017, con una rentabilidad del 78 % en pesos (medida en dólares, 60 %) y algunas acciones que superaron el 400 %. Esa tendencia alcista se trasladó a comienzos de 2018 con un Merval que superó los 30 mil puntos y va camino a romper nuevos récords en un contexto bursátil internacional que también ayuda con el Nasdaq que subió 30 % en 2017, el S&P un 20 % y el Dow Jones un 25 %.
Eso hace esperar un trimestre de buenas noticias en la Bolsa. Hay un anuncio que los inversores están esperando: la demorada recalificación de la categoría Fronteriza a Emergente. El mismo ministro de Finanzas, Luis Caputo, estimó que “la Argentina entrará el año próximo al índice de mercados emergentes del MSCI y será la estrella de las próximas décadas en la región . Sería confirmado entre febrero y marzo, aunque hay una segunda instancia que puede darse en el mes de junio.
Los sectores financiero (bancos Supervielle, Francés y Galicia), eléctricas y gas (Central Puerto, Distribuidora de Gas Cuyana, Transportadora de Gas del Sur, Transener y Edenor), BYMA y Pampa energía son para seguir de cerca. Para más adelante, conviene incluir en el radar la OPI de la empresa de soluciones energéticas Genneia, que ofrecerá sus acciones en la plaza local y en el exterior.
Medallero de inversiones
En 2017, el oro se lo llevaron las Lebacs, con un rendimiento del 28 %; la plata, el plazo fijo, con un 20 %; y el bronce el dólar, con un avance del 17 %. La inflación también ocupó un lugar destacado en el podio, con un 24,8 %. En 2018 se mantendrá el mismo ránking, con las Lebacs superando a todo y con un dólar moviéndose más cerca de la inflación pero sutilmente por debajo de la tasa de interés. A pesar de la suba del tipo de cambio en diciembre, se mantendrá atrasado y creciendo por debajo de la tasa de interés. La bicicleta financiera se mantendrá pero con menos margen y la necesidad de tomar cobertura de tipo de cambio ya que se espera que la divisa estadounidense se mueva con mayor volatilidad.














