Negroni: 6 recetas para preparar el cóctel de 100 años que sigue de moda
Con el Dry Martini y el Manhattan, integra la 'triple corona' de los tragos clásicos. Simple y versátil, se combina con una pizza, un asado o un volcán de chocolate
Desde que me hablaron del Conde Negroni pensé -como muchos- que era un mito. O la creación de un gran publicista o genio del marketing. Era tan bueno el cuento, que no podía ser cierto. Y, la verdad, me equivoqué. No sé si fue todo lo que leí o los muchos Negronis que me tomé lo que me convenció: pero el Conde existió. Y sino no hubiera sido así, a nadie le importaría.
El Negroni es uno de los pocos cócteles con una historia rastreable que se remonta a principios del siglo XX. Sus orígenes se documentan en el libro 'Sulle tracce del Conte: la vera storia del cocktail Negroni', escrito por Lucca Picchi, barman del Café Rivoire en Florencia, Italia.
Según su relato, el cóctel fue creado en el Café Casoni, en Florencia, cuando el conde Camilo Negroni, allá por 1919, regresaba de los Estados Unidos. En los últimos años, el Negroni aumentó en popularidad en la comunidad de los bartenders, y ahora se ha unido al Dry Martini y al Manhattan para formar la 'triple corona' de la coctelería
Es una bebida increíblemente balanceada y difícil de hacer mal. Esto significa que no importa en qué lugar del mundo te encuentres: si pedís un Negroni, no va a fallar.
Atrápame si puedes
A Luca Picchi siempre le llamó la atención la anécdota y quiso saber si era cierta. Primero, encontró al hijo de Scarselli y varios artículos publicado en los '60 por la Asociación de Bartenders de Italia que le atribuyen la creación del cóctel. Pero lo más complicado fue seguir la pista del Conde. Nacido en Florencia en 1868 y de madre inglesa, Camillo Negroni llevó una vida agitada. A los 19 años tuvo que marcharse a los Estados Unidos, donde se hizo cowboy. Diez años más tarde, se instaló en Nueva York y abrió una escuela de esgrima en plena Madison Avenue. Allí se casó, en 1903, antes de volver a Italia en 1904. A su regreso a Italia, se convirtió en un habitué de los mejores bares hasta su muerte en 1934. También anduvo por Londres, lo cual es indicio de su gusto por el gin.
Luca consiguió, después de largas investigaciones, dar con dos elementos trascendentales. Primero, una carta de octubre de 1920 en la que un amigo del Conde le encomendaba no beber “más de 20 Negronis al día (según Luca, en esos tiempos los Negronis se servían en copas pequeñas). Segundo, una caricatura del Conde, de 1926, que en el dorso lleva apuntado a mano: “El hombre que inventó el famoso Negroni .
Lo curioso es que ninguna receta precisa del Negroni se publicó en libros italianos hasta los '50. De hecho, se editó en un libro en Cuba antes que en el propio país del Conde. Nada de esto invalida la historia pero es, cuanto menos, llamativo. Investigaciones del historiador estadounidense de bebidas David Wondrich revelan que nació un 25 de mayo y su nombre completo era Camillo Luigi Manfredo Maria Negroni.
El aperitivo que comenzó todo
No podemos obviar que para que exista el Negroni hubo otros cócteles que lo precedieron. Y lo más importante: un aperitivo que los engloba a todos y los viste de rojo: el bitter Campari.
De su fórmula sólo se conoce el alcohol y el agua: lo demás es un precioso secreto que sólo conocen unos pocos privilegiados. Gaspare Campari lo creó en 1860 en Milán y lo promocionó en su pequeño café Camparino en la ciudad del Duomo. Hierbas, especias, ralladuras de frutas, quinina, ruibarbo y naranja amarga son algunos de los ingredientes de este amargo seductor.
A finales de la década de 1800, en la aristocrática Italia del norte la gente paseaba por los cafés a última hora de la tarde y pedía un aperitivo antes de ir a cenar. Una bebida popular alrededor de 1860 y 1870 fue el Mi-To: la abreviatura de Milano-Torino, las ciudades de origen del Campari y del vermú rosso, respectivamente. Luego, esta mezcla se remató con un poco de soda y hielo, y surgió otra bebida clásica.
Alrededor de 1900 hubo una oleada de turistas estadounidenses en Italia. La leyenda dice que la bebida fue tan adorada por ellos que el Mi-To pasó a llamarse Americano. Unos años después, un rayo golpeó en el mundo de los cócteles cuando un tal Camillo Negroni entró al Café Casoni (ahora Cafe Roberto Cavalli) en Via de ’Tornabuoni, en Florencia, y pidió al barman Fosco Scarselli algo más potente que el regular Americano. Scarselli reemplazó la soda por gin y añadió un toque de naranja para diferenciarlo del Americano (que lleva piel de limón) y así nació el Negroni.
Una trilogía imbatible
Quizás muchos no coincidan con esta opinión, pero el punto más alto del Manhattan fue hace años, muchos años. Lo mismo ocurre con el Dry Martini, que tuvo su momento de gloria ya hace tiempo. El Old Fashioned hizo una reaparición en el inicio del siglo XXI cuando el gran Don Draper lo devolvió a escena en 'Mad Men'. Y ya en los '90 había resurgido el Cosmopolitan de la mano de Carrie Bradshaw en 'Sex and the City'. Pero el Negroni, a pesar de haber sido creado hace un siglo, es el único que no sabe de modas y está más vigente que nunca.
¿Cuál es su fórmula? Partes iguales (3 cl.) de vermú dulce, Campari y gin en un vaso mezclador con hielos que deben girar durante 20 segundos. Luego se sirve en un vaso corto con cubitos y se retuerce una piel de naranja para extraer el delicioso perfume de sus aceites esenciales.
Gary 'Gaz' Regan, escritor y bartender icónico británico y autor de 'Drinking La Dolce Vita. El Negroni', lo definió de manera certera: “El Negroni es una de las fórmulas de bebidas más simples y elegantes. Me encanta por su historia, porque cuando lo preparás tienes mucho que contar para entretener a los clientes. Eso es lo que todos buscamos en un cóctel: no sólo un buen gusto, sino un mundo detrás .
Es la suma de tres bebidas en las que abundan los botánicos (tanto el gin como el vermú y el Campari resumen una fórmula de hierbas, especias y raíces). Sin embargo, ninguna soslaya a la otra: son como almas gemelas que se complementan y cada una permite que la otra brille.
Barras millennials: ahora los cocktails se sirven desde canillas
Abrir una canilla y que salga Negroni. Parece la enunciación de un deseo, pero se trata de una realidad que hoy se vive en varios bares porteños. Es que las bebidas tiradas están a la orden del día.
Herederos del CondeTambién se sabe que hubo algunos oportunistas y aventureros que se presentaron como descendientes de la invención del Conde, pero jamás pudieron probar ningún parentesco. Sus únicos herederos son las variaciones del mismo cóctel.
El Old Pal sólo reemplaza el gin por el rye whisky y al vermú seco por el dulce, ofreciendo un contrapunto picante y cítrico a las hierbas del Campari.
El Boulevardier está muy cerca del clásico Negroni: el bourbon sustituye al gin. Al igual que el Cardinale, que reemplaza el vermú dulce por uno dry o extra dry. El Sbagliato, en tanto, es una variante accidentada del Negroni: se dice que nació cuando un cantinero en Milán tomó, por equivocación, una botella de vino espumoso blanco en lugar de gin.
El Agavoni está ganando popularidad en los Estados Unidos con los florecientes tequilas y mezcales. El ahumado y el aroma vegetal de una bebida a base de agave envejecida le da una nueva dimensión al Negroni.
Es que desde que comenzó la Negroni Week, hay una especie de amigable competencia entre bartenders de proponer cada uno su versión, con la idea de potenciar aún más la gracia del cóctel. En la última década se ha transformado en un pilar de todas las cartas de bares que se precien de hacer las cosas bien. Es protagonista de la llamada New Golden Age o Nueva Era Dorada de la coctelería.
En la era de Instagram, el Negroni es una estrella: su alegre y brillante color rojo hace que cualquier foto luzca divina y sume miles de likes.
Pero lo que más ayudoóa su popularidad es, sin duda, su simplicidad. El Negroni lo podés beber en tu bar favorito, pero, además, en tu balcón un domingo cualquiera cuando cae el sol y te viene la depre, en un after office para olvidarte de un día tenso de trabajo, o en la previa de un asado mientras vas poniendo la mesa; lo podés saborear con una tira de asado (no lo dudes), con una pizza Margarita, unas berenjenas a la napolitana o unas pastas con jamón y pepperoni. Con todo eso y más, porque el Negroni es un compañero incansable de ruta.
El Negroni a la Red Carpet
Los festejos del N100 comenzaron este verano, cuando el icónico aperitivo rojo presentó la más reciente creación, que pertenece a Campari Red Diaries: se trata del corto 'Entering Red', un cortometraje dirigido por el italiano Matteo Garrone, y protagonizado por la actriz española Ana de Armas. El corto sucede en Milán, donde Ana es protagonista de una historia de intriga y suspenso, tras un encuentro con un hombre misterioso que le deja una pista: un anillo grabado con la sigla N100. El corto incluye cameos de 6 de los mejores bartenders internacionales, entre ellos el argentino Seba García, de Bar Presidente.
Elige tu propio Negroni
Presidente Negroni / By Seba García (Argentina)
30 ml Campari
30 ml Barrel Aged Genever
15 ml Medium Sherry
15 ml Barolo Chinato
Negroni 1808 / By Andreas Till (Alemania)
30 ml Campari
20 ml Cinzano 1757 Vermouth Rosso
20 ml Bulldog Gin
20 ml Soda de limón
Aguardiente de frambuesa
Don’t kill my vibe / By Jessica Sanchez (Brasil)
25 ml Bulldog Gin
25 ml Cinzano 1757 Vermouth Rosso
25 ml Campari
50 ml Spiced Ginger Ale
Negroni Segreto / By Joe Schofield (Reino Unido)
25 ml Bulldog Gin
25 ml Campari
10 ml Cinzano 1757 Vermouth Rosso
4 Frambuesas
3 cucharadas de agua de rosas
Garnet Sbagliato / By Stacy Swenson (Estados Unidos)
35 ml Campari
28 ml Cinzano 1757 Vermouth Rosso
14,2 ml shrub de naranja sanguínea, remolacha y granada
8 gotas de alcaravea tostada
3 rodajas de naranja roja
Lambrusco
L’age D’or Negroni / By Tommaso Cecca (Italia)
40 ml Campari
40 ml Bulldog Gin
20 ml Cinzano 1757 Vermouth Rosso
20 ml Grand Marnier Cuvée Louis Alexandre
Gotas de incienso y extracto de mirra
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