Nueva Delhi: golf y lujo cinco estrellas en la ciudad imperial de India

Es una ciudad de contrastes: la arquitectura de la opulencia imperial británica convive con encantadores de serpientes, la mayor mezquita de India y el campo de 18 hoyos más exclusivo del país

Las primeras sensaciones que depara el arribo a Nueva Delhi no suelen ser agradables. Son incomprensibles. Los encantos de esta capital se entremezclan entre ruidos y aromas que circulan en caótico desorden por bazares, mercados de frutas y de especias, angostos pasajes y calles con denso movimiento público. El misticismo y la historia hindú aparecen paulatinamente, a medida que se perciben los profundos rasgos de esta urbe compleja, que muestra tanto la cima de las ambiciones imperiales británicas como la cosmovisión en sucesivas huellas de antiguas dinastías.

 

 

 

Tras dejar las maletas en el hotel, lo primero que es conveniente hacer es habituarse al entorno dirigiéndose al centro. Aquí las construcciones inglesas reflejan en mármol y piedra al espíritu de opulencia que signó el traslado del centro imperial desde Calcuta, a principios del siglo pasado. Entre los edificios más destacados figuran el Rashtrapati Bhavan, antigua mansión del virrey y en la actualidad residencia del presidente; el arco de piedra con 40 metros de altura conocido como India Gate (Puerta de la India), y el espacioso Rajpath, bordeado por estanques ornamentales y hecho a medida para la realización de desfiles. A su vez, las edificaciones del Parlamento y de la Catedral de la Redención dan lugar al juego de algunos monos -sagrados- mientras vendedores ambulantes y encantadores de serpientes ambientan el entorno con aires exóticos.

La opción de un recorrido más distendido puede satisfacerse sobradamente pasando India Gate para adentrarse en el Connaught Place. Este es el centro neurálgico de Nueva Delhi, donde se concentran grandes hoteles internacionales y tiendas de prestigio con pulcras vidrieras que invitan a realizar paseos de compras. Se ofrecen artículos de plata, diferentes clases de té, artesanías, telares bordados a mano o artículos de madera tallada.

Luego llegará el momento de tomar rumbo hacia las paredes de piedra arenisca roja del imponente Lal Qila (Fuerte Rojo), que se elevan 33 metros por encima de la Antigua Delhi como recuerdo del poder de los emperadores mogoles. Edificadas con fines militares en 1638, aíslan hoy del ruido de la confusión de la ciudad. Su entrada principal, la Puerta de Lahore, es uno de los puntos más simbólicos para el día de la Independencia. Cada noche, un espectáculo de luz y sonido recrea diversos momentos de la historia india relacionados con el fuerte. Merece la pena verlo, pero es necesario llevar repelente contra mosquitos para poder disfrutarlo a pleno.

Al fin, no puede faltar Jama Masjid, la gran mezquita de la Antigua Delhi: es la mayor de toda la India y posee un patio capaz de albergar a 25.000 fieles. Erigida en 1644, fue la última de las extravagancias arquitectónicas de Shah Jahan, el emperador mogol que también edificó el afamado mauseleo del Palacio de la Corona, conocido como el Taj Mahal.

 

 

 

 

 

Swing con estilo

El Delhi Golf Club (www.delhigolfclub.org) es el 18 hoyos más exclusivo y a la vez más accesible y frecuentado para jugar golf en Nueva Delhi. Intentar ser socio implica una espera de muchos años -ya muchos completan el formulario pensando en sus hijos-, y entrar en él es disfrutar del campo elegido como sede de los más renombrados torneos asiáticos.

 

 

 

De Jaipur al Taj Mahal

Para prever una escapada desde Delhi existen dos ciudades insustituibles. En primer lugar Jaipur, la ciudad rosada, capital de Rajasthán y famosa por sus artesanías y piedras preciosas. El tiempo se disipa rápidamente entre sus templos y bazares. Se halla a 270 kilómetros de Delhi (que suman unas cinco horas) y permite continuar viaje hacia Jantar Mantar, un observatorio de piedra que revela los complejos secretos de la astronomía india medieval. Agra es el segundo destino clave, ya que alberga a la perfecta expresión de arquitectura musulmana: el Taj Mahal. Situada a orillas del río Yamuma, esta ciudad entrelaza populosos callejones y ávidos conductores de rickshaw con sus impresionantes monumentos mogoles. Es posible visitarla en un día, desde Delhi, aunque realmente merece más de una jornada.

 
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