
Raúl Zimmermann había armado su propio taller en el jardín de su casa. Tras varios experimentos, en 1918 inventó el termotanque eléctrico con termostato que permitía regular la temperatura del agua de forma manual. Este producto se convirtió en la base de Longvie, una empresa que lleva más de 100 años en el mercado y en 2022 generó ventas por $ 11.116 millones.
Más allá de su faceta inventora, Zimmermann también tuvo un rol clave en la realización del primer vuelo a motor en Sudamérica. El ingeniero francés Henry Brégi había sufrido un desperfecto en su aeronave y Jorge Newbery le recomendó visitar a este joven habilidoso. "Fueron más de 70 horas de trabajo de corrido, pero al final el avión logró volar", contó Eduardo, su bisnieto, en diálogo con Clarín.

El 6 de febrero de 1910, Brégi recorrió 6 kilómetros en Longchamps a 60 metros de altura e hizo historia.
El origen de Longvie
En aquella época, Zimmermann trabajaba en Talleres Metalúrgicos San Martín y en su tiempo libre experimentaba en su laboratorio personal. Una de esas tantas pruebas dio origen al termotanque, al cual bautizó Caloragua.
Así fue que en 1928 este joven descendiente de alemanes armó su propia empresa, Longvie, en el barrio porteño de Flores. El nombre resultó una inspiración del cartel que tenía su hogar "Longeville". Tras el éxito del termotanque, la compañía se lanzó al negocio de las cocinas eléctricas y más tarde presentó la línea a kerosene. Unos años después llegó el turno de los productos de los artefactos de limpieza.

"Una generación la fundó, la segunda desarrolló nuevos productos, la tercera la ordenó comercialmente y la cuarta tiene le desafío de regionalizar la compañía", aseguró Eduardo Zimmermann, actual titular de la empresa, en una nota con La Nación en 2018.
Producción en alza
Longvie se mudó de Flores a Villa Martelli en 1968. Ahí instaló su planta para fabricar hornos, cocinas y anafes. En 1978 inauguró la segunda unidad productiva, esta vez en Paraná, Entre Ríos, donde elaboraba calefones, termotanques y calefactores. Diez años más tarde construyó su tercera fábrica, especializada en lavarropas y lavasecarropas, ubicada en Catamarca.
La empresa siempre jugó dentro del segmento de precio alto en el negocio de los productos para el hogar. Sin embargo, tras la crisis económica conocida como "Efecto Tequila", en los 90, lanzó su segunda marca, Kenia.

A la producción propia le sumó alianzas con otras compañías. En 2012 se asoció a la italiana Candy, la cual aportó su know how, e invirtió u$s 10 millones en su planta catamarqueña. En tanto, en 2018 llegó a un acuerdo con la filial española de Chromagen para complementar su oferta de productos eficientes en el uso de energía.
Default y renegociación
Según su balance de 2022, Longvie generó ventas por $ 11.116 millones y un resultado neto de $ 446,3 millones. En total produjo 243.323 unidades entre sus tres fábricas en el país.
No obstante, en 2018 cayó en default y anunció que necesitaba reestructurar las Obligaciones Negociables (ON) clase IV que había emitido en 2017 por u$s 20 millones. En diciembre de 2019 cerró un acuerdo de refinanciación de sus pasivos por más de $ 286 millones.
Pero la pandemia cambió el escenario. En mayo de 2020 tuvo una nueva renegociación con sus acreedores tras incumplir con el último vencimiento. Al año siguiente, en septiembre, volvió a negociar una nueva extensión de los planes de pago. Un mes después consiguió una prórroga por dos años.














