Anabella Shimanovitch trabajaba como encargada de un restaurante cuando comenzó a trazar el camino de un emprendimiento que nunca imaginó. "Sentidos del Alma nace desde la necesidad", dice la emprendedora que dio vida al negocio en 2016.

Su hija Kahia, que en su infancia fue diagnosticada con retraso generalizado del desarrollo, necesitaba un chaleco sensorial de peso -una prenda que ayuda a calmar, tranquilizar y liberar el estrés gracias a la presión-. Sin embargo, como no se vendía en la Argentina, Anabella tuvo que importarlo de Alemania.

"Cuando llegó era marrón, ortopédico y sabía que mi hija no iba a querer ir al colegio con eso. Nunca lo quiso usar. Y como yo siempre fui del arte y del diseño, me di cuenta de que algo iba tener que crear", recuerda.

Para crear su primer diseño tuvo que aprender de cero. Habló con sus terapeutas y le dieron especificaciones y pautas para hacerlo: "Hice uno con mariposas y le encantó". Esta fue la entrada a un negocio que todavía no sabía que iba a despegar. "Durante la espera en los consultorios, las madres de otros chicos me empezaron a encargar pedidos para sus hijos", relata.

"Me puse a buscar telas, a dar vueltas, a ver las texturas, porque son chicos que tienen mucha sensibilidad y si la tela es muy áspera, por ejemplo, no la quieren. Me costó un montón de tiempo llegar a la tela que tengo hoy y poder crear mis propios diseños", cuenta y aclara que actualmente sus productos son, aproximadamente, cinco veces más baratos que los traídos del exterior.

Con un taller en Lomas de Zamora y un staff de 10 personas, Sentidos del Alma diseña prendas y juegos adaptados dirigidos principalmente a niños y niñas con discapacidades, y en menor medida a adolescentes y adultos. Anabella maneja todo de manera online -no cuenta con tienda física- por donde puede llegar a recibir "cientos de pedidos por día" en temporada escolar. La entrega de un diseño hecho a medida puede demorar entre tres a cuatro semanas.

Para que los diseños se ajusten a las necesidades de los niños, la emprendedora supervisa los productos y sus especificaciones técnicas con profesionales de la salud. "Tenemos desde chalecos que son más posturales para chicos con parálisis cerebral, a pañales de agua a medida y cascos antigolpes para chicos que tienen convulsiones o se autoagreden. Le buscamos la vuelta a la necesidad. En esta búsqueda me pasó que una madre me llame para decirme ‘mi hijo durmió toda la noche por la manta de peso'", destaca.

Hoy el objetivo de Sentidos del Alma es proveer a terapeutas, instituciones, niños y adultos con discapacidad de los materiales necesarios en las áreas de terapia ocupacional, kinesiología y fisiatría para su óptimo desarrollo.

Actualmente la marca exporta sus diseños a México, Venezuela, España y Uruguay. "En lo que respecta al diseño, nos pasó que antes de que empiecen los pedidos en Argentina, nos llamaron de afuera. Ahí sí venden los productos pero sin diseños, entonces nos lo piden a nosotros", dice y remarca que en el corto plazo proyectan exportar también a Chile y Brasil.