

Brasil se consolidó como el ejército más poderoso de América Latina y su creciente protagonismo militar comenzó a generar inquietud tanto en Estados Unidos como en China. Lejos de los focos tradicionales, el gigante sudamericano avanza con una estrategia propia de defensa, autonomía tecnológica y proyección regional que rompe con el equilibrio histórico del poder en el hemisferio occidental.
Con fuerzas armadas modernas, desarrollo industrial militar propio y una política exterior cada vez más activa, Brasil dejó de ser solo una potencia económica regional para transformarse en un actor estratégico global.
El ejército más grande y moderno de América Latina
Las Fuerzas Armadas de Brasil cuentan con el mayor número de efectivos de la región, una industria de defensa nacional sólida y proyectos de modernización avanzados. El país invirtió en tecnología propia, desarrollo de armamento, sistemas de vigilancia, ciberdefensa y control territorial, especialmente en zonas estratégicas como la Amazonia y el Atlántico Sur.
Uno de los hitos más relevantes es el desarrollo de su submarino de propulsión nuclear, un proyecto que coloca a Brasil en un grupo muy reducido de países con esa capacidad y que refuerza su rol como potencia militar emergente.

Por qué Brasil genera preocupación en las grandes potencias
Brasil no responde de forma automática a ninguno de los grandes bloques de poder. A diferencia de otros países de la región, mantiene una posición independiente, dialoga con Estados Unidos, China, Rusia y Europa, y defiende una política de no alineamiento rígido.
Esa autonomía es precisamente lo que despierta atención y cautela entre las superpotencias.
Estados Unidos observa con interés, y cierta inquietud, el crecimiento de una potencia militar regional que no depende de Washington para su defensa. China, por su parte, ve en Brasil a un socio estratégico, pero también a un actor capaz de equilibrar su influencia en América Latina.












