

Argentina y Brasil dieron un paso decisivo en la creación de una infraestructura que promete transformar la movilidad y el desarrollo económico del Cono Sur.
El futuro puente San Javier–Porto Xavier, concebido como una pieza central del corredor bioceánico, se perfila como una obra clave para integrar las rutas que unirán el océano Atlántico con el océano Pacífico.
Una conexión pensada para acelerar el comercio
El proyecto no surge solo como una solución vial. Su objetivo principal es impulsar un nuevo circuito logístico más rápido y eficiente, capaz de mejorar la circulación entre Argentina, Brasil, Paraguay y Chile.

La apuesta es clara: reducir tiempos de traslado, optimizar costos y fortalecer la competitividad regional en un contexto donde la infraestructura se volvió un factor clave para el comercio internacional.
De acuerdo con la información oficial, el futuro puente contará con unos 950 metros de longitud y 17,4 metros de ancho, características que lo posicionan como una obra moderna y adaptada a las exigencias actuales.
Además, incluirá dos carriles vehiculares, carril bici, pasarelas peatonales, barreras de seguridad, iluminación LED y un sistema de monitoreo en tiempo real, que permitirá supervisar el tránsito y las condiciones estructurales las 24 horas.
Plazos y características de la obra
Las autoridades prevén que los trabajos comiencen a mediados de 2026, con un plazo estimado de ejecución de 1.440 días, lo que ubicaría su inauguración en 2030 si el cronograma se cumple sin contratiempos.
La totalidad de la financiación estará a cargo del gobierno de Brasil, que también asumirá los procesos de expropiación y los estudios de impacto ambiental necesarios para avanzar con la construcción.
Según las estimaciones oficiales, la inversión supera los 35 millones de dólares, una cifra que refleja la magnitud y la importancia estratégica del proyecto en el contexto sudamericano.













