Dos hermanos alemanes decidieron vender queso en pequeñas porciones hace 100 años. En triángulos, para ser más preciso. Ese producto atravesó el océano, llegó a la Argentina y ganó popularidad dentro del público infantil. Los quesitos Adler hoy están en manos de un gigante francés del negocio lácteo, sin embargo, su historia en el mercado local empezó a través del contacto entre dos compatriotas.
Benedikt y Josef Wiedemann fundaron una empresa mayorista de quesos y manteca en 1892 en Wangen im Allgäu, al sur de Alemania. El negocio creció, incrementaron su volumen de producción y en 1906 decidieron darle un nombre comercial a sus elaboraciones: Adler.













