Industria vitivinícola

Esta bodega argentina es la mejor del mundo por tercer año: cuáles son sus planes

Por tercer año consecutivo, Familia Zuccardi obtuvo el más alto reconocimiento internacional. José Zuccardi devela sus planes para consolidar el crecimiento del grupo, que incluye a Santa Julia. Su apuesta al enoturismo y a las exportaciones, a pesar de los desafíos.

Por tercer año consecutivo, Familia Zuccardi fue elegida como la mejor bodega y viñedos del mundo, de acuerdo a The World's Best Vineyard Academy, a través de un jurado integrado por más de 600 referentes del vino global.

Este reconocimiento a su bodega Piedra Infinita, de Valle de Uco no es menor. Sirve de impulso no sólo a los vinos de Familia Zuccardi para ganar en imagen y crecer más en el mundo, sino también a todo el vino argentino, según cuenta José Alberto Zuccardi, presidente de la empresa vitivinícola, tercera exportadora argentina de vinos, en diálogo con El Cronista.

El empresario abundó sobre la importancia del premio, del buen desempeño en ventas que está registrando con sus dos bodegas, Familia Zuccardi y Santa Julia, y de los escollos actuales que debe atravesar la empresa y la industria para seguir creciendo en el mundo.

"Realmente no esperábamos recibir nuevamente este premio este año. Es muy bueno para nosotros pero también para el vino argentino. Ni bien se abran las fronteras, creemos que el enoturismo va a explotar. Es un premio que pone en la vidriera y genera confianza en el vino argentino, porque es dado por un jurado que cambia en un 25% todos los años e imposible de digitar", cuenta Zuccardi.

Otras bodegas argentinas también quedaron entre los 50 mejores del ranking: Catena Zapata (7º del mundo); Trapiche (18º); El Enemigo Wines (24º); Colomé, Salta (35º) y SuperUco (42º).

"Es un proceso de construcción de imagen en el tiempo. En los últimos dos o tres años, tuvimos dos vinos con 100 puntos Parker y buen puntaje en Wine Spectator. Eso impacta fuerte en las ventas en Estados Unidos y Reino Unido, pero también en Brasil. Genera demanda puntual en algunos mercados, ayudan a construir la imagen y la distribución. Los consumidores empiezan a considerarlo como buena opción en precios más altos. El vino argentino está muy bien conceptuado a nivel mundial, el malbec tracciona y hoy tiene un nombre en el mundo", destaca.

Las expectativas en el enoturismo a partir de octubre y noviembre, cuando se reabran las fronteras a visitantes de países limítrofes y del mundo, respectivamente, son grandes.

"Hasta marzo de 2020, teníamos muchos extranjeros visitando la bodega Piedra Infinita, de Valle de Uco, quienes compraban además muchos vinos para llevarse, según el máximo permitido en su país; especialmente los brasileños", cuenta Zuccardi. "Sin extranjeros, desde antes de julio estamos trabajando intensamente con visitantes argentinos, con más distancia y protocolos, pero con muy alta demanda. Quienes vienen son personas que antes iban al exterior y, con la pandemia, se inclinan por el enoturismo. Por eso, estamos trabajando muy bien aún sin extranjeros. Creemos que cuando se abran las fronteras vendrá mucha gente, todos tienen ganas de viajar", agregó.

El consumo interno cae este año, tras un fuerte incremento en 2020, cuando el mercado creció un 6,5% en general, pero 12,4% en el caso de las botellas, de la mano de la mayor permanencia de las personas en el hogar por la pandemia y de los bajos precios relativos del vino frente a otras bebidas.

 "Venimos trabajando bien; el año pasado fue de crecimiento para toda la vitivinicultura; nosotros crecimos 20% en volumen. Y si bien este año cae el consumo un 13%, por la pérdida de poder adquisitivo de la población, estamos creciendo porque los segmentos que trabajamos con Santa Julia y Familia Zuccardi siguen teniendo demanda", explica.

Para este año, las expectativas son buenas. "Esperamos cerrar 2021 con un crecimiento de 15% en el mercado interno. Nosotros vendemos vinos a partir de los $ 400. Pero el mercado interno está muy afectado en los niveles más competitivos, por la caída del poder adquisitivo. El ingreso promedio no siguió los niveles de inflación, uno de los graves problemas de la economía. Pero en segmentos más altos crece, porque la población que consume esos vinos mantuvo más sus ingresos", comenta.

Mientras Santa Julia comercializa vinos de $ 400 (Santa Julia varietales) a $ 1300 (El Burro, La Oveja), Familia Zuccardi vende desde los $ 1200 (Serie A) a los $ 45.000 (Finca Piedra Infinita Gravascal).

En el mercado externo, los vinos argentinos en botella avanzan 11,8% en volumen y 18,3% en dólares hasta agosto, pero las bodegas enfrentan ciertos escollos que podrían poner freno a las altas expectativas.

"Crecimos 8% en dólares en el exterior el año pasado, y venimos bien este año. Las perspectivas son buenas, porque el vino argentino está bien posicionado, pero tenemos algunos problemas. Estamos perdiendo competitividad en el mercado externo, porque la inflación le gana al dólar oficial y es algo que preocupa. Pero, además, los problemas logísticos a nivel global nos están frenando embarques. No hay espacio en los buques para enviar mercadería, algo que afecta no sólo a las Argentina. Estamos con demoras de envíos de unos 30 días, con mucho stock en la bodega de pedidos listos para embarcar. Por eso, nuestros resultados dependen de la logística. Si se agiliza, podremos crecer entre 8% y 10% en facturación hacia fin de año", advierte el empresario.

Además, las bodegas argentinas enfrentan faltante de botellas. "Es algo muy complicado, que se esperaba solucionar en septiembre con un nuevo horno en una de las empresas de envases de vidrio. Pero en estos días hubo un accidente y se suspendieron las entregas; eso puede complicar un poco más los proyectos. Las bodegas más chicas tuvieron más dificultades para abastecerse que las grandes", explica.

A los vinos orgánicos de Santa Julia El Burro (malbec) y La Oveja (torrontés), la empresa está sumando El Zorrito, un vino "naranja" en base a uvas chardonnay, que se fermenta con la piel de la uva, y La Mantis, un espumante Pet Nat (método ancestral), en un segmento de precio similar a los dos primeros, que estarán disponibles en los próximos 30 días. 

Además, Zuccardi continúa invirtiendo en la plantación de nuevos viñedos en el Valle de Uco, en la finca de San Pablo, Tunuyán, con uvas blancas, y también ampliando la superficie en Gualtallary, Tupungato. 

La empresa también crece fuerte en un nuevo envase: el vino en lata, en el que fue una de las pioneras, al lanzarlos a fines de 2019, y donde ya cuenta con cuatro exponentes al público: Chenin Dulce Natural, Malbec Rosé orgánico y Tinto Dulce Natural.


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