La brasileña Petrobras puso en venta su filial en Argentina
La petrolera busca optimizar su negocio concentrándose en los activos más rentables en Brasil. El plan de desinversión arrancó en 2010, principalmente con el cierre de oficinas y otros negocios en la Argentina, Colombia y Uruguay
Petrobras, la petrolera brasileña que llegó a la Argentina en 2002, anunció la venta del 100% de su filial en el país para "optimizar" su cartera de activos. Con esta venta, se concreta un plan de desinversión que comenzó en 2010, con la venta de sus activos.
Petrobras Operaciones anunció al regulador de valores de San Pablo, que el yacimiento petrolífero de Río Neuquén es el único activo de la empresa en la Argentina, en el que tiene una participación del 33,6%. Los otros dos propietarios del campo son YPF SA, que opera Río Neuquén y posee el 33,3%, y Pampa Energía, que posee el 33,1%.
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Con el objetivo de ahorrar unos u$s 13,5 millones en gastos corrientes, la petrolera puso en venta una serie de activos, incluidos campos terrestres y campos marinos de aguas someras en América del Sur y Londres.
De ahora en más, concentrarán sus esfuerzos en la producción de sus ricos campos de aguas profundas y ultraprofundas en el Océano Atlántico, frente a los estados de Río de Janeiro y San Pablo.
El fin de una era
Petrobras llegó a la Argentina en junio de 2002, tras adquirir PeCom Energía, la empresa de la familia Pérez Companc, un jugador integral con presencia en prácticamente todos los segmentos del negocio energético. La empresa brasileña pagó u$s 1.125 millones.
En ese momento, su objetivo era convertirse en un gran jugador de escala regional. Y, en el plano local, ambicionó con destronar a Shell como segunda jugadora del mercado, con apuestas de marketing fuertes, tanto en el automovilismo deportivo como en el sponsoreo de clubes de fútbol: Racing y River Plate.
En Brasil, su protagonismo central en los casos de corrupción y lavado de dinero, que se dieron a conocer tras la operación Lava Jato en 2014, la arrastraron a una situación financiera delicada, que la obligó a desprenderse de activos para pagar las multas y sanciones derivadas de la investigación judicial.
Igualmente, su desinversión en la Argentina había comenzado poco antes. En 2010, puso a la venta su refinería de San Lorenzo (Santa Fe), junto a una red de 345 estaciones de servicio. El comprador fue, en mayo de 2013, Cristóbal López, quien pagó u$s 110 millones por los activos, a los que reconvirtió en su propia petrolera: Oil Combustibles.
Sin embargo, su gran salida se produjo años después. En mayo de 2016, le vendió a Pampa Energía, el grupo que lidera Marcelo Mindlin, la totalidad de sus operaciones en el país. Pampa pagó u$s 892 millones por un combo que incluyó una refinería en Bahía Blanca, más de 100 estaciones de servicio, acciones en Transportadora Gas del Sur (TGS), la central térmica Genelba, la hidroeléctrica Pichi Picún Leufú y varias plantas petroquímicas en Bahía Blanca y Santa Fe.
Sin embargo, poco más de un año después, a fines de 2017, Pampa le vendió a la holandesa Trafigura, dueña de la marca Puma, toda la red de estaciones de servicio (más de 250), la refinería bahiense, la planta de lubricantes de Avellaneda y la terminal de Caleta Paula, en u$s 90 millones.
El proceso de desinversión que inició la petrolera brasileña por el Lava Jato se aceleró, en 2019, con el gobierno de Jair Bolsonaro.
Los principales accionistas de Petrobras son instituciones financieras occidentales como Baillie Gifford y Fidelity, que juntos poseen casi dos tercios del capital social de la empresa, aunque más de la mitad de los derechos de voto los controla el Estado brasileño.
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