Quita de concesión

Conflicto con Mendoza le suma problemas a la reestructuración de la petrolera Medanito

Una controlada suya, Chañares Herrados, se presentó en concurso preventivo. Esa la sociedad que operaba un área que el Gobierno provincial ya le adjudicó a otras empresas. La firma de los Carosio y los Grimaldi lleva más de un año en default

Mientras Medanito negocia con sus propios acreedores para reestructurar más de u$s 100 millones deudas, una de sus empresas controladas, Chañares Energía (Chasa), se presentó en concurso preventivo.

Se trata de la sociedad a través de la cual Medanito -petrolera independiente que pertenece a las familias Carosio y Grimaldi- canalizó su participación en Chañares Herrados, área mendocina cuya concesión el Gobierno provincial le quitó hace un año y, pese al reclamo abierto por la petrolera, le adjudicó este mes a otros operadores.

A mediados de marzo, luego de que Mendoza le diera -y entregara- el área a Petrolera Aconcagua y Crown Point -que comprometieron inversiones por u$s 85 millones-, Medanito había informado que mantenía presentaciones ante el Superior Tribunal de Mendoza y que se guardaba la facultad de continuar con un procedimiento arbitral, en el que exigiría, directamente, una indemnización por la quita de la concesión.

Medanito está en una situación financiera delicada. En 2019, sus ingresos cayeron 25%, a $ 4253,3 millones. El resultado integral del ejercicio, en tanto, escaló a una pérdida de $ 6839,7 millones, desde el rojo de $ 416,85 millones de 2018. En su balance de nueve meses de 2020 -último disponible de momento-, sus ventas netas se retrajeron otro 35%, a $ 2639 millones, y la pérdida integral ascendió a $ 2912,5 millones, un recorte importante desde los $ 8474,2 millones de igual período del año anterior.

"La sociedad ha incurrido en pérdidas recurrentes en los últimos seis ejercicios económicos, incluyendo el presente período", informó la compañía. "Dicha situación se acentuó durante el ejercicio 2019, ya que, mediante el decreto provincial 1101/19, se declaró la caducidad de la prórroga de la concesión de explotación de hidrocarburos sobre el área Chañares Herrados", añadió.

"Debido a este acontecimiento, la sociedad reconoció mayores pérdidas, lo que generó, entre otras cuestiones, que presente un patrimonio negativo de $ 8157,5 millones", precisó. Medanito reconoció que esa situación patrimonial y las pérdidas acumuladas, que insumieron las reservas contables y la totalidad de su capital capital, son causales de disolución, según la Ley General de Sociedades (19.550). Pero aclaró que esas obligaciones estaban transitoriamente suspendidas por la ley de emergencia económica que el Gobierno dictó por la pandemia.

Tras alegar incumplimientos en el plan de inversiones de u$s 200 millones que Chasa debía desembolsar entre 2011 y 2015, en 2019, Mendoza le quitó la concesión del área. El 20 de febrero del año pasado, la Provincia rechazó definitivamente todos los planteos de la empresa y anunció que volvería a licitarla. La controlada de Medanito fue a la Justicia mendocina.

Por la pandemia, recién retomó la licitación a fines del año pasado. Semanas atrás, se la adjudicó al único oferente: el consorcio entre Petrolera Aconcagua y Crown Point, el brazo petrolero del grupo financiero BSyT. En el medio, en octubre, Chasa disolvió la Unión Transitoria de Empresas (UTE) que tenía con Petrolera El Trébol -integrante de Phoenix Global Resources- para operar Chañares Herrados y otra área en la provincia (Puesto Pozo Cercado). Este jueves, presentó su convocatoria de acreedores en el Juzgado Nacional en lo Comercial 13, Secretaría 26, ubicado en la Capital Federal.

El concurso preventivo se produce en un momento en el que Medanito busca acelerar su propia salida del default. La empresa está en cesación de pagos desde hace más de un año. Actualmente, intenta pulir con los tenedores de su Clase 10 de obligaciones negociables (ON) una propuesta para reestructurar los u$s 20 millones de esa emisión, hecha en 2017. En diciembre, además, los Carosio y los Grimaldi le recompraron a la Corporación Financiera Internacional (CFI) el 30,61% que el organismo bilateral tenía en la empresa. Y, días después, le vendieron algunos activos a Fratelli Investments, fondo de inversión de la familia chilena Solari Donaggio, accionistas controlantes del Grupo Falabella. A cambio, la firma trasandina asumiría las deudas financieras y comerciales de la petrolera argentina.

En paralelo con estas gestiones, negocia también con sus acreedores bancarios, un consorcio de entidades internacionales que le otorgó un préstamo sindicado de u$s 80 millones.

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