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Con menos bancos y bóvedas llenas, vuelve a crecer el alquiler de cajas de seguridad alternativas: cuánto cuesta el servicio

Hausler e Ingot, los principales referentes del mercado, viven un boom de demanda en la previa electoral y con el cierre de sucursales bancarias. Precio de las cajas y las prestaciones que ofrecen

La inestabilidad macro a días de las PASO disparó la demanda de cajas de seguridad no bancarias, una alternativa que crece en momentos de incertidumbre y se afianzó desde la cuarentena. A la antesala electoral, se suma la menor oferta de los bancos -con cierre de sucursales y bóvedas llenas-, lo que impulsa a las principales empresas del sector a afianzarse en el negocio del resguardo de valores. 

Ante el mayor interés en el servicio -con picos de hasta el 50% en los últimos días-, las compañías se expanden con nuevas sedes robotizadas y amplían las que ya tienen en funcionamiento, mientras lidian con el cepo para traer equipamiento del exterior: bóvedas, cámaras y sistemas biométricos que se importan de Europa, mayormente de Suecia y Alemania.

Aunque la industria es incipiente en el país, en otros ya es madura, incluso vecinos como Brasil y Uruguay. Los referentes se ilusionan con la tendencia creciente de proteger activos fuera del sistema bancario. Se calcula que en el país hay 800.000 cajas de seguridad entre bancos y empresas particulares.

Con 16.000 clientes, Hausler acaba de inaugurar su séptima sucursal en Recoleta y tiene otras tres en construcción: en septiembre, llegará a Parque Thays, en noviembre abrirá en Vicente López y en diciembre sumará una segunda locación en Córdoba.

El año pasado, la empresa -pionera en la industria desde su fundación en 2014-se instaló en Avenida Santa Fe y Callao, y desembarcó en los shoppings con dos locales en Alto Palermo y Unicenter. En menos de un año, esta última ya está completando su ampliación. 

Hausler acaba de abrir su séptima sucursal en Recoleta y abrirá otras tres antes de fin de año.

"La demanda acompaña el crecimiento sostenido de la compañía. Estamos recibiendo a muchos clientes. La ocupación es alta e invertimos para agrandarnos. El consumidor que busca una caja de seguridad privada en tiempos electorales es un comportamiento que ya vimos en las PASO de 2019. Ahora, se agrega como condimento el cierre de sucursales de bancos por el proceso de transformación digital que atraviesa la industria y el descontento con el servicio", analizó Carlos Gesino, CEO de Hausler.

En 2021, Hausler introdujo un formato automatizado para operar sin intermediarios y de forma electrónica. Para hacer sus transacciones, el usuario debe ingresar a un espacio privado blindado. Allí, un robot le acerca su caja de seguridad que, luego de sus movimientos, se encarga de retirar y guardar en el lugar correspondiente.

Por su parte, Ingot ya tiene cinco sucursales en el país y una en Punta del Este. Con más de 5000 clientes, recientemente llegó a Quilmes Plaza -apertura que se demoró por el cupo a la importación de bienes de capital- y sumará otra sede antes de fin de año. En algunas tiene lista de espera. Por caso, la del centro agregará módulos en los próximos seis meses.

Ingot llegó recientemente a Quilmes Plaza y sumará otra sede antes de fin de año.

"Aumentó exponencialmente la demanda. Por las vacaciones de invierno, julio suele ser más tranquilo. Pero con la inestabilidad se nota el mayor movimiento, que sigue la tendencia de otros años electorales, con más nerviosismo por los cambios que se darán. También hay una migración de clientes de los bancos. Muchos cierran sus puertas y no hay disponibilidad de cajas", destacó Juan Piantoni, CEO de Ingot, quien creó esta firma en 2019 para competir con Hausler, empresa que cofundó.

Cajas de seguridad no bancarias, una propuesta diferente

Con precios más bajos que los bancos, las cajas de seguridad privadas buscan diferenciarse con más prestaciones y tecnología de avanzada en su seguridad con diferentes niveles de acceso que incluyen molinetes, puertas enrejadas, detectores de metales, barreras infrarrojas e identificación personal con lector de huellas dactilares y reconocimiento facial y de iris. 

Las cajas de seguridad privadas buscan diferenciarse de los bancos con más servicios y tecnología de avanzada.

Cuentan con personal de seguridad las 24 horas los 365 días del año, circuitos cerrados de cámaras con monitoreo remoto, sistemas de alarmas sofisticados y protección de datos personales encriptados. Se resguarda la identidad del cliente a través de un alias, evitando su contacto con otras personas.

También ofrecen horarios de atención amplios (de lunes a sábado) y contratación flexible: el alquiler se pacta por días, semanas o meses, mientras que en los bancos los contratos suelen ser anuales. Para ser cliente, solo hace falta presentar el DNI y un servicio a nombre del titular. Los costos varían en función del tamaño de la caja. Parten en $ 14.760 y llegan a $ 38.100 mensuales. Además de dinero y objetos de valor, se almacenan pinturas, esculturas y criptowallets.

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