

Las principales automotrices con presencia en el país mostrarán desde mañana y durante 10 días, sus novedades y lanzamientos en el 8º Salón Internacional del Automóvil, que cada dos años se hace en Buenos Aires. Después de una versión 2015 que estuvo limitada por las trabas a las importaciones y las caídas en las ventas y la producción en el sector, este año la megaexposición de la industria automotriz vuelve a lucir stands con marcas de lujo y modelos llegados desde el exterior que ahora si pueden comprarse en la Argentina.
Pero aún con el optimismo que refleja el sector -por el boom de ventas y la producción en alza- las empresas esperan que la llegada de un crecimiento real se refleje en utilidades que permitan aumentar las inversiones. Ayer, el presidente de Ford y ex titular de la Asociación de Fábricas de Automotores (Adefa), Enrique Alemañy, dijo que "hay un pequeño recupero en el mercado automotor argentino, pero en volumen el crecimiento es limitado. El sector está mejorando pero todavía no hay una ecuación rentable para ninguna empresa de la región".
Acompañado por el presidente de Ford para Sudamérica, Lyle Watters, el ejecutivo argentino dijo que "es muy difícil que Argentina crezca cuando su socio comercial (Brasil) está en crisis". Para Watters, en ese país "ya se ven brotes verdes". "Somos optimistas. Brasil pasó por la peor recesión de su historia y tocó un piso. Ya comenzó la recuperación pero para llegar a los volúmenes que el mercado tenía, de más de tres millones de vehículos vendidos por año, habrá que esperar cuatro o cinco años", dijo.
Watters agregó que hay un efecto político que interfiere, pero ya vemos que si bien los clientes minoristas son cautelosos, hay movimientos en compras de flotas pequeñas y medianas que van reactivando nuestro mercado y otros, como los seguros y el mantenimiento, lo que también es positivo".
Aunque prefirió referirse específicamente a la política argentina, Watters dijo que espera "ver una continuidad de las políticas actuales, que sigamos con este ritmo de crecimiento". Señaló también como imprescindible que se abran nuevos mercados y se trabaje en la competitividad pero advirtió: "no nos convirtamos en víctimas sino aprendamos de países competitivos como México".
Alemañy sumó al escenario que se espera para el mercado en el corto plazo al "Plan 1 millón" con el que las fábricas locales trabajan con el Gobierno y los sindicatos para aumentar la producción. Dijo que en realidad se trata de una "agenda de competitividad" con el objetivo de "abrir mercados", pero que es necesario trabajar en un nuevo esquema de impuestos que haga posible cumplirlo.
"Exportamos 20% de impuestos en el valor de los autos. De esos, entre cinco y seis puntos corresponden a Ingresos Brutos que se pagan en diferentes etapas de la cadena y perjudican la integración", explicó. Y aunque reconoció que hay un gasto público necesario de volcar en temas urgentes, dijo que un cambio en ese tributo en particular no afectaría al Estado en cuanto a la recaudación.
Otra dificultad que los ejecutivos de Ford marcaron como fundamental a solucionar para ganar competitividad tiene que ver con la infraestructura argentina. "Este año hubo 60 microcortes de energía en la planta", aseguró Alemañy a la vez que mencionó problemas en portuarios y obras viales necesarias que bajarían los costos de producción.
Sobre la decisiones de ampliar las inversiones locales, Alemañy aseguró que se está encarando una de u$s 20 millones en una línea de montaje para ampliar la producción pero por ahora no se piensa en fabricar modelos adicionales en el país.













