La creatividad como motor de la innovación puede contribuir a la diversificación y la competitividad en América latina y el Caribe, destacó un reciente informe del BID (Banco Interamericano de Desarrollo) dedicado a la "Economía Naranja". Se trata de un conjunto de actividades que van desde el diseño industrial, gráfico, digital y de indumentaria, hasta el cine, teatro, televisión, fotografía, música, la industria editorial y de contenidos, la publicidad, el software y videojuegos, y que en el mundo generan anualmente ingresos anuales por más de u$s 547.000 millones (equivalentes al PBI de un país como nuestro país, y más que el sector automotriz global).

En la Argentina, según el Sistema de Información Cultural (Sinca), las industrias creativas representaron en 2016 un 2,2% del PBI, cifra menor al 3,5% de una década atrás.

Para el Gobierno, se trata de un sector al que le apuesta fuerte y en el que ya puede mostrar algunos logros.

Según datos del Minsterio de la Producción a los que accedió El Cronista, en el primer trimestre, las exportaciones de servicios basados en el conocimiento (SBC) alcanzaron su nivel más alto en cinco años. Subieron un 25% frente al primer trimestre de 2016, y alcanzaron los $1400 millones. "Ya ocupan el segundo lugar dentro de las exportaciones argentinas, detrás de la exportación de soja", explicaron. Si bien corresponde a otra categorización, Producción explica que los SBC incluyen actividades productivas "donde el producto final es el talento y la creatividad de los argentinos: arquitectura, ingeniería, industrias creativas, informática, I+D, entre otros".

En el mundo, estas actividades son además responsables de la creación de más de 29 millones de empleos a nivel mundial (dos millones en Latinoamérica), y serán la principal fuente laboral de calidad en las próximas décadas, de la mano del surgimiento de nuevas empresas de base tecnológica y cultural.

Se estima que "para el 2020, la creatividad será la tercera habilidad más demandada por las empresas a la hora de seleccionar a sus empleados", destacó Alejandra Luzardo, estratega de Innovación, Economías creativas y Emprendimientos del BID.

"La creatividad y la innovación generan bienes y servicios de alto valor económico, empleos e impacto social", señaló Luzardo. Y pueden transformar a sectores tradicionales como el hotelero (con el surgimiento de plataformas como Airbnb), el transporte (Uber), la música (Spotify) y hasta la fabricación tradicional de objetos en serie, a partir de la creación de todo tipo de objetos a medida con impresoras 3D.

En Silicon Valley, según la publicación Design in Tech Report, en los últimos 10 años más de 27 empresas cofundadas por diseñadores fueron adquiridas por compañías como Google, Facebook y Accenture.

La Argentina, en tanto, sigue posicionándose como uno de los más creativos e innovadores de la región, con emprendimientos destacados como Atomic Lab.

Este emprendimiento fue creado por Gino Tubaro, un estudiante de ingeniería de 22 años, quien junto a su equipo diseña y fabrica prótesis con impresoras tridimensionales y otros dispositivos médicos como una remera que, al medir el pulso y la presión arterial, detecta posibles disfunciones cardíacas y envía una alerta a pacientes y médicos.

También Xinca, una fábrica de calzado deportivo que utiliza neumáticos usados y telas de descarte y emplea a jóvenes en vulnerabilidad y ex reclusos; o Possibl, una compañía multimedia que produce y distribuye contenidos de alto impacto social.