EN LOS ÚLTIMOS 20 AÑOS, EL VALOR DEL PINTOR DE LA FELICIDAD SE MANTUVO EN EL MERCADO

El francés Pierre Bonnard vuelve con una gran exposición en Londres

Hasta el 6 de mayo 100 obras del artista se pondrán en la Tate Modern Gallery. Su mayor precio fue de u$s 11,6 millones en 2011 aunque se espera que aumente con la muestra

Hasta el 6 de mayo se puede disfrutar de 100 obras de Pierre Bonnard en la Tate Modern Gallery de Londres. Junto con Henri Matisse son los dos grandes artistas que reflejaron en el color la maravilla de la naturaleza.

Nacido en Francia en 1867, estudió abogacía, pero ya a los veinte años decidió que su vida era la pintura. En 1890 tiene taller junto a sus amigo Édouard Vuillard y Maurice Denis, y junto a ellos y a Félix Vallotton y Paul Sérusier, fundan el grupo simbolista de los nabis (significa profeta en hebreo, coloristas a ultranza y además seguidores de Paul Gauguin y del arte gráfico japonés).

Sus primeros trabajos se refieren solamente a París y tienen carácter decorativo con grandes paneles para los palacios de la época. Nunca tuvo problemas económicos y, en 1912, compra un automóvil Renault y comienza a recorrer los alrededores de la capital francesa. Los paisaje del recuerdo de ese viaje se encuentran en las obras que realizará hasta su muerte en 1947. A este período, lleno de colorido, responde la exposición londinense.

Era un ser modesto, sensible, tímido y reservado y su vida transcurrió plácidamente como su pintura.

No pintaba del natural y tampoco usaba caballete, fijaba los lienzos en las paredes y trabajaba varias obras a la vez, nunca estaba satisfecho y generalmente sus obras tardaban en ser terminadas muchos meses o años. Alguna obra la comenzó en 1921 y la terminó en 1946. Cuenta la leyenda que en una ocasión fue detenido por la policía en un museo donde se encontró a un anciano retocando un desnudo de Bonnard. En la comisaría el hombre demostró que él era el autor de la pintura que no conforme con la misma continuó repintándola.

Vivió 30 años en pareja con su mujer, pero recién se casó con ella en 1925. El acontecimiento terminó en la tragediacon el suicidio de su amante, Reneé. Su mujer fue modelo permanente en sus obras y utilizó la fotografía como medio para construirlas.

No se parecía a nadie y el artista André Lhote evoca a Bonnard en estos términos: "No se priva de ninguna libertad en la disposición de formas y colores; distorsiona sistemáticamente las relaciones de valores y dimensiones, deja proliferar pequeñas indicaciones y prescinde de elementos principales. Es una especie de mundo al revés, recuerdos sacados de su memoria que han evolucionado con el tiempo". Sus representantes eran de la galería Bernheim-Jeune. Es considerado "el pintor de la felicidad".

En 1910 una de sus obras fue expuesta en Buenos Aires en la Exposición del Centenario. Desgraciadamente no se conocen obras de su autoría en nuestro país. Para él vivir y pintar era el placer: "Dibuja tu placer, pinta tu placer y expresa tu placer firmemente", "Lo importante es recordar qué fue lo que más le impresionó y ponerlo en tela tan rápido como sea posible", "El arte nunca podrá existir sin la naturaleza", eran algunos de sus pensamientos.

Era la vida cotidiana lo que reflejaba en sus obras y siempre hay melancolía, exaltación del color y simplificación de las formas. En sus desnudos me imagino a un voyeur que mira por el ojo de la cerradura, como también lo siento con Degas. Grande fue su amistad con Claude Monet y lo visitaba mucho ya que tenía una casa en Vernon cerca de Giverny. A partir de 1951, y hasta 1969, el valor de sus obras aumentó 35 veces. En cambio, en los últimos 20 años sus precios se han mantenido estables y no dudo que aumentarán mucho a partir de esta exposición que continuará en Copenhage y en Viena. Su mayor precio fue una obra titulada "Terraza en Vernon" que fue vendida en u$s 11,6 millones en el 2011. El año pasado solamente cuatro de sus obras se vendieron en más de u$s 1 millón y, normalmente, se ofrecen unas 15 obras por año.

Hay un estudio que demuestra que los visitantes de museos le dedican promedio a la visión de cada obra 29 segundos. En el caso de Bonnard es una pena, ya que si son observadas sin apuros y se pueden descubrir una cantidad de matices y efectos. Los apuros no funcionan con este genio.

En el arte argentino no hay seguidores de su creación, solamente está el ejemplo de Graciela Genovés, quien curiosamente y sin propornérselo sigue su historia: de la figuración está llegando a la abstracción y también pinta lo íntimo y lo cotidiano con una reserva y timidez similar a su admirado Bonnard.

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