La forma cómo actúas en el inodoro habla de tu manera de ser en la vida
Detrás del inodoro hay una energía mística que llama mucho la atención, este lugar de la casa esconde misterios que hablan más de ti que tú mismo.
Si perteneces a las generaciones de los "niños de la posguerra", los "baby boomers", la "Generación X" o incluso los "millennials", seguramente recordarás que al ir al baño, la mayor distracción era leer las etiquetas de los potes de champú. Era lo más entretenido mientras te sentabas en el inodoro.
Sin embargo, las nuevas generaciones como la "Generación Z" y los "Alfa" se han salvado de esta experiencia. ¿A qué vamos con todo esto? En medio de una creciente "Generación de Cristal", donde la fragilidad emocional está a flor de piel, los patrones de conducta revelan mucho más sobre una persona de lo que ellas mismas podrían expresar con palabras.
Hoy en día, ir al baño, y específicamente al inodoro, va más allá de una simple necesidad biológica. Con el avance de la tecnología, la forma en que te comportas en el baño puede indicar patrones de conducta y revelar cómo ves y eres en la vida.
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Como te sientas en el inodoro y lo que hace, así eres tú en la vida
Algunos lo llaman "El Trono", pues es ahí, en el inodoro, donde son los reyes y reinas del mundo, todo indicaría que desde ahí tienen el control del mundo y de las "vastas" llanuras a las que sus ojos pueden llegar a acceder. ¡Mirando por la ventana de los celulares!
Los del TOC de limpieza
El que exagera con el ritual de limpieza es limpio es la personificación del orden y la meticulosidad.
Este individuo se preocupa profundamente por la higiene, demostrando una gran conciencia sobre los gérmenes y la limpieza. Cuando usa el inodoro, baja la tapa antes de tirar de la cadena para evitar la dispersión de bacterias.
Este acto refleja su meticulosidad y preocupación por mantener un ambiente limpio. Al lavarse las manos, dedica 20 segundos para asegurarse de que estén completamente limpias, y las seca cuidadosamente, lo que resalta su naturaleza detallista.
Utiliza papel para abrir la puerta del baño, evitando el contacto directo con superficies potencialmente contaminadas. Por otro lado, al regresar a su puesto, aplica gel desinfectante y crema hidratante, una muestra de su disciplina y responsabilidad.
En la vida, este individuo es meticuloso, consciente de los detalles y tiene un alto sentido de la responsabilidad, prefiriendo evitar tareas desagradables o sucias.
Los descuidados y despreocupados
El descuidado, en contraste, actúa con desdén y prisa, sin preocuparse demasiado por la higiene. ¡Atentos con ellos! Les gusta saludar al salir del baño.
Cuando usa el inodoro, no le molestan los ruidos ni los "chapoteos", y rara vez verifica si ha dejado el inodoro limpio. Su desinterés por la limpieza se extiende a sus manos, ya que a menudo se salta el lavado por completo.
Si se mira en el espejo, es solo para arreglarse el cabello rápidamente, utilizando sus manos sucias sin preocupación. Este comportamiento refleja una actitud despreocupada y apresurada hacia la vida, donde la limpieza y la consideración por los demás no son prioritarias.
En la vida, este individuo se muestra desinteresado, con una actitud de prisa y poco interés hacia las normas y la higiene, preocupándose poco por las consecuencias de sus acciones.
Los ocuapdos o con su agenda siempre a tope
El ocupado es conocido por maximizar cada momento, incluso en el baño.
Este tipo de persona se toma su tiempo en el inodoro, usando este espacio para leer en su teléfono, tableta o periódico. Su enfoque en aprovechar el tiempo es tal que prefiere no lavar sus manos tanto como los demás, para evitar dañar sus dispositivos electrónicos.
Algo curioso de esta persona, es que no ve la necesidad de mirarse en el espejo, considerándolo una pérdida de tiempo. Este comportamiento muestra una personalidad altamente productiva y multitarea, aunque a veces a expensas de la higiene personal.
Llevar su té o café al baño es un claro indicativo de su necesidad de estar siempre ocupado y de su tendencia a mezclar tareas.
En la vida diaria, el ocupado es alguien que valora el uso eficiente del tiempo, priorizando sus actividades y productividad, aunque esto pueda llevar a descuidar aspectos básicos de higiene.
Los charlatanes o habladores
El hablador es la esencia de la sociabilidad y la extroversión. Este individuo no ve el inodoro como un espacio privado, sino como un lugar para continuar sus conversaciones.
Hablar en voz alta mientras está en el baño le parece natural, y no le preocupan los sonidos que otros puedan escuchar. Su prisa al lavarse las manos y secárselas en su falda o pantalón muestra su desaire a las normas de higiene, priorizando más la interacción social.
Este comportamiento refleja una personalidad extrovertida y despreocupada por las convenciones sociales, enfocada en mantener relaciones y comunicación constante. El hablador es alguien que valora las conexiones humanas y se siente cómodo en situaciones sociales, aunque a menudo descuida los detalles de higiene.
El tímido o reservado
El tímido, por otro lado, es una persona reservada y emocionalmente sensible.
En el baño, este individuo tiende a susurrar y puede incluso sollozar suavemente, utilizando el inodoro como un refugio ante el estrés laboral.
Para evitar cualquier sonido embarazoso, tira papel en el inodoro y usa el ambientador para disimular olores. Este comportamiento refleja su naturaleza reservada y su deseo de evitar la exposición pública de situaciones embarazosas.
Prefiere pasar más tiempo mirándose en el espejo que lavándose las manos, lo que indica una preocupación por su imagen y una falta de atención a la higiene.
Finalmente, el tímido, en la cotidianidad, es alguien que prefiere evitar conflictos y situaciones incómodas, buscando refugio en su mundo interior y mostrando una alta sensibilidad emocional.