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Ubicadas en el corazón de la Sierra Tarahumara, las aguas termales de Recowata son uno de los secretos mejor guardados de Chihuahua. Administradas por la comunidad rarámuri del ejido San Ignacio, estas termas representan una combinación única de naturaleza y cultura.

A solo 15 kilómetros de Creel, este destino ofrece piscinas naturales con temperaturas de 35°C, ideales para relajarse en un entorno rodeado de montañas y vistas panorámicas.

Cómo llegar a spa escondido de Recowata

El acceso a este pueblo de ensueño comienza en Creel, desde donde se debe tomar la carretera hacia San Rafael. Tras un trayecto de 12 minutos, un letrero indica el camino hacia el lugar.

Luego, se continúa por un camino de terracería durante aproximadamente 15 minutos hasta un estacionamiento. Desde allí, los visitantes deben descender 3.5 kilómetros por un sendero empedrado hasta el fondo del Cañón de Tararecua.

Para quienes prefieren evitar la caminata, la comunidad rarámuri ofrece transporte en vehículos todo terreno por una tarifa adicional. Esta opción es ideal para quienes desean disfrutar del destino sin realizar el esfuerzo físico del descenso y ascenso.

Aguas termales: Un destino de relajación y conexión con la naturaleza

Las aguas termales de Recowata están conformadas por siete piscinas de diferentes tamaños y temperaturas, todas alimentadas por un manantial natural. Estas aguas no son azufrosas, lo que las hace amigables con la piel y el cabello, permitiendo prolongadas inmersiones sin efectos adversos.

Desde las piscinas superiores, los visitantes pueden disfrutar de vistas panorámicas de la Sierra Tarahumara, lo que convierte cada baño en una experiencia visual y sensorial única.

Además, el área cuenta con zonas de picnic, asadores y baños, lo que permite disfrutar de una comida al aire libre después de un relajante baño termal.

Relajación, turismo sostenible y apoyo a la comunidad rarámuri

Recowata no solo es un destino de descanso, sino también un ejemplo de turismo sostenible. Al visitar este lugar, los turistas contribuyen al desarrollo de la comunidad rarámuri y a la preservación del entorno natural.

Sin señal de celular ni grandes infraestructuras turísticas, este paraíso es perfecto para desconectarse del mundo moderno y sumergirse en la belleza de la Sierra Tarahumara.