

Los planes para llevar humanos a Marte enfrentan un nuevo revés. A pesar del entusiasmo de figuras como Donald Trump y Elon Musk, recientes análisis publicados porThe New York Timesadvierten que la meta de pisar el planeta rojo está mucho más lejos de lo previsto.
Este pronóstico supone un golpe para los ambiciosos proyectos de exploración espacial, incluidos los desarrollos de SpaceX y las iniciativas gubernamentales en Estados Unidos.
¿Cuáles son los obstáculos que retrasan la llegada humana a Marte?
A pesar de la ambición de Donald Trump y Elon Musk por llevar humanos a Marte, la realidad científica señala que la meta aún está lejos de cumplirse. De acuerdo con The New York Times, la dinámica orbital y las limitaciones tecnológicas hacen que la llegada de astronautas no pueda ocurrir antes de 2029, y eso en el mejor de los escenarios.

Uno de los mayores desafíos es la alineación entre la Tierra y Marte, que solo ocurre cada 26 meses. Durante la presidencia de Trump, habría únicamente dos ventanas de lanzamiento, a finales de 2026 y 2028, lo que reduce significativamente las oportunidades de éxito.
Aunque SpaceX, con su nave Starship, es el único proyecto con posibilidades de una misión no tripulada en 2026, aún queda un largo camino por recorrer antes de que los humanos puedan aterrizar, sobrevivir y regresar con seguridad.
Además, un informe de la Academia Nacional de Medicinaadvierte que los astronautas enfrentan enormes retos en misiones de larga duración, incluyendo la necesidad de avances en soporte vital, salud física y mental, alimentación y bioética.
Con estos obstáculos en el horizonte, la llegada a Marte parece más una meta para la próxima década que un logro inminente.
Radiación y microgravedad: otros peligros que retrasan la llegada a Marte
Más allá de los desafíos tecnológicos, la radiación espacial y la microgravedad son amenazas críticas para los astronautas que viajen a Marte.
Según The New York Times, los tripulantesestarían expuestos a niveles de radiación hasta 700 veces mayores que en la Tierra, un riesgo que persiste incluso en la superficie marciana, debido a la falta de una atmósfera protectora.

Además, la microgravedadpuede causar atrofia muscular y daños en la vista. Estudios recientes revelan que el 70% de los astronautas en la ISS desarrollan el síndrome neuroocular asociado a los vuelos espaciales (SANS), afectando su visión por la presión de fluidos en el cerebro.
Aunque los científicos buscan soluciones, como mejorar el blindaje con litio y desarrollar tratamientos médicos, estos riesgos siguen siendo un gran obstáculo para la exploración humana del planeta rojo.













