Los 7 mitos más comunes sobre los gatos que son falsos: desde el uso del ronroneo hasta su supuesta independencia
La ciencia demiente 7 mitos sobre los gatos que no tienen fundamento más que la tradición oral que los hace circular.
Los gatos, enigmáticos compañeros del hogar, han sido objeto de numerosas creencias populares a lo largo de los siglos que llegan a nosotros convertidas en mitos. Sin embargo, la ciencia moderna ha logrado desmentir varios de ellos como el uso de su ronroneo y su supuesta independencia.
En esta nota, se abordarán 7 mitos sobre los gatos que resultaron ser falsos, revelando la verdadera naturaleza de estos felinos y desafiando las nociones preconcebidas que muchos tienen sobre ellos.
1. El mito del ronroneo felino: más que una señal de felicidad
Contrario a la creencia popular, el ronroneo de los gatos no siempre indica satisfacción o alegría. Investigadores felinos han descubierto que este característico sonido puede tener múltiples significados.
En ocasiones, un gato puede ronronear cuando:
- Se siente vulnerable.
- Se encuentra enfermo, utilizando esta vibración como un mecanismo de autoconsuelo.
Por lo tanto, es crucial que los dueños de gatos presten atención al contexto y al lenguaje corporal de sus mascotas para interpretar correctamente este comportamiento.
2. La falacia de la leche como alimento ideal para gatos
A pesar de lo que muchas películas y caricaturas nos han hecho creer, la leche no es un alimento adecuado para los gatos adultos. De hecho, la mayoría de los felinos desarrollan intolerancia a la lactosa después del destete.
Veterinarios mexicanos advierten que ofrecer leche a los gatos puede provocarles problemas digestivos como diarrea o vómitos. Es importante recordar que, una vez destetados, los gatos requieren una dieta balanceada específica para su especie, que no incluye productos lácteos.
3. ¿Gato traicionero? Otro mito desmentido
La idea de que los gatos son mascotas traicioneras es un mito sin fundamento científico. Esta percepción errónea surge de la naturaleza independiente de los felinos, que difiere del comportamiento más dependiente de otros animales domésticos.
Etólogos felinos explican que los gatos simplemente tienen una forma diferente de mostrar afecto y lealtad. Aunque valoran su autonomía, muchos gatos desarrollan fuertes vínculos con sus dueños y buscan interacciones positivas a su manera.
4. La realidad sobre el entrenamiento de los gatos
Contrario a la creencia popular, los gatos sí pueden ser entrenados. Aunque sus métodos de aprendizaje difieren de los de los perros, expertos en comportamiento felino aseguran que es posible enseñarles hábitos y comportamientos deseados.
Técnicas como el refuerzo positivo y la consistencia pueden lograr que los gatos aprendan a usar su arenero, a rascar en lugares apropiados e incluso a realizar trucos sencillos. La clave está en entender su psicología única y adaptar los métodos de entrenamiento a su naturaleza.
5.Toxoplasmosis y gatos: cómo ocurre en verdad el posible contagio
Existe una preocupación generalizada sobre el riesgo de contraer toxoplasmosis a través de los gatos. Sin embargo, especialistas en salud pública aclaran que este temor está sobredimensionado.
Si bien es cierto que los gatos pueden ser portadores del parásito Toxoplasma gondii, la transmisión a humanos no ocurre por el simple hecho de convivir con un felino.
El contagio requeriría la ingestión directa de heces contaminadas, un escenario poco probable con buenas prácticas de higiene. Los expertos recomiendan mantener limpio el arenero y lavarse las manos después de manipularlo como medidas preventivas suficientes.
6. La importancia de nombrar a los gatos
Contrario a lo que algunos creen, darle un nombre a un gato no es un acto inútil. Estudios recientes en etología felina han demostrado que los gatos son capaces de reconocer y responder a sus nombres.
Esta capacidad no solo facilita la comunicación entre el gato y su dueño, también puede fortalecer el vínculo entre ambos.
Nombrar a un gato es una parte importante de su integración en el hogar y puede ser útil en situaciones prácticas, como llamarlo para comer o en caso de emergencia.
7. Gatos y bebés: una relación que sí requiere supervisión
La idea de que los gatos y los bebés pueden convivir sin supervisión es un mito peligroso. Pediatras y veterinarios coinciden en que, si bien la interacción entre niños y mascotas puede ser beneficiosa, es fundamental mantener una vigilancia constante.
Los gatos, aunque no suelen ser agresivos, pueden reaccionar de manera impredecible ante los movimientos bruscos o sonidos fuertes de un bebé. Además, sus garras y dientes, aunque sean utilizados sin intención de dañar, pueden causar lesiones accidentales.
Por ello, se recomienda introducir gradualmente al gato con el nuevo miembro de la familia y nunca dejarlos solos sin supervisión.